Los socialistas

Creo que con el Gobierno de Felipe Gonz¨¢lez se viv¨ªa mejor. Yo, desde luego, sin tener sinecuras: trabajaba m¨¢s, cobraba mejor. Como el Gobierno de Aznar es totalitario, y lo son sus medios y sus nombrados o favoritos, no les gusto. ?Qu¨¦ raz¨®n tienen! O sea, me odian: nada m¨¢s natural. Pero, dej¨¢ndome aparte, creo que se viv¨ªa mejor. Hasta moralmente. Hubo corrupci¨®n: creo m¨¢s bien que algunas personas robaron al Gobierno socialista y, por lo tanto, a nosotros. En esta etapa creo en la corrupci¨®n legal; en las nacionalizaciones de empresas que de alguna manera revierten en capitales gubernamentales -no digo que pertenecientes al Gobierno, sino favorables, sostenedores-, y mi sensaci¨®n es que el dinero perdido es mayor y determinado. Y en un sistema t¨ªpico de la derecha frente al trabajador -aunque el decreto ha cambiado mucho: no s¨¦ qu¨¦ pasar¨ªa si ganasen las pr¨®ximas elecciones, cosa que no debe suceder-, al inmigrante, al alumno de escuela p¨²blica, al no creyente.

Es verdad que con el Gobierno de Gonz¨¢lez se dispar¨® y se tortur¨® a los de ETA; no s¨¦ si es peor (los cl¨¢sicos pol¨ªticos dicen que es peor un error que un crimen; yo no lo creo) este cerco implacable al nacionalismo vasco, pac¨ªfico o no, que veo como un peligro creciente, sobre todo cada vez que se saca a la calle (yo no soy nacionalista; soy internacional, pero de ninguna manera globalizador). S¨ª, Felipe Gonz¨¢lez ten¨ªa una soberbia que debe haber conservado, una conciencia muy favorable de s¨ª mismo, un sistema de secretario general contra el que luch¨® toda su vida -el de los comunistas-; pero hablaba con franqueza, con coherencia, con un discurso que, con cierto esfuerzo, se hac¨ªa inteligible; y este Aznar, entre el falsete, el gesto agrio, el retorcimiento de risa, la invenci¨®n de frases, es menos grato en un pa¨ªs de imagen. La acidez de esta gente se vio con claridad cuando estaba en una oposici¨®n carn¨ªvora; ha cambiado el lenguaje, pero no el canibalismo.

Y ahora hay que reprochar a Zapatero su insistencia en ser elegante de dicci¨®n y en mantener unos ciertos pactos a los que est¨¢ forzado por mantener lo que fue su partido en el Gobierno y el crimen de sus concejales, de sus militantes (y a¨²n ha de soportar la groser¨ªa de Aznar de decir que hay m¨¢s muertos de los suyos).