Un compa?ero de mot¨ªn de El Vaquilla
Uno de los presos que mataron al asesino de varias ancianas secund¨® un mot¨ªn de Moreno Cuenca en la c¨¢rcel de Ciudad Real
Enrique V. G., de 35 a?os, estaba ayer orgulloso de s¨ª mismo. La cara alta, el pecho henchido, las manos atr¨¢s (esposadas) y una sonrisa torcida. 'He matado al mataviejas', dijo entre dientes a la salida de los juzgados de Salamanca, ya de vuelta a la prisi¨®n de Topas, donde el jueves por la ma?ana, junto a su compa?ero de talego Daniel R. O., de 29 a?os, acribill¨® a pu?aladas a Jos¨¦ Antonio Rodr¨ªguez Vega, el hombre que entre 1987 y 1988 enga?¨® y asesin¨® a 16 ancianas en Santander.
Daniel y Enrique llevan ya dos a?os en Topas. Son lo que se llama lo peor de cada c¨¢rcel, los Kies: largas condenas, actitudes chulescas, actos de violencia y un patibulario c¨®digo de honor que les obliga a poner en su sitio a quienes les falta el peta (prestigio) y a atacar a quienes, seg¨²n ellos, violan la ley de la c¨¢rcel, especialmente a los violetas (violadores) y los chotas (chivatos) de los boqueras (funcionarios).
Por eso estaban considerados como presos clasificados en primer grado de control directo, una situaci¨®n en la que se encuentra un selecto grupo de unos 100 reclusos repartidos por Espa?a de los que ni sus propios compa?eros se f¨ªan. Los funcionarios apenas tienen roce directo con ellos, sus celdas se revisan diariamente y se les cachea cada vez que salen al patio.
Los dos participaron en el crimen del patio a sabiendas de que nada ten¨ªan que perder, salvo la vida, ya que a¨²n les queda media vida de presidio: Daniel ten¨ªa 53 a?os de condena por robos violentos, y el segundo, 64 a?os por un extenso cat¨¢logo de delitos, entre los que figura su participaci¨®n en un mot¨ªn.
Enrique V. G. se sum¨® el 19 de noviembre de 1985 a un mot¨ªn organizado por Juan Jos¨¦ Moreno Cuenca, El Vaquilla, en la antigua c¨¢rcel de Ciudad Real. Los amotinados lograron reducir con cuchillos fabricados por ellos mismos a cuatro funcionarios y dos alba?iles que hac¨ªan unas reparaciones en la c¨¢rcel. La Brigada de Intervenci¨®n de la Guardia Civil acab¨® en minutos con la revuelta. La Audiencia Provincial de Ciudad Real conden¨® a Enrique V. G. a 34 a?os y seis meses por detenci¨®n ilegal de un funcionario y amenazas, entre otros delitos. Fue ¨¦l quien se ensa?¨® en el suelo con el cad¨¢ver del asesino de ancianas, mientras Daniel R. O. conten¨ªa a los funcionarios y el resto de presos miraba.
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