La ciudad, para quien la patea
Los ayuntamientos apuestan por la peatonalizaci¨®n para revitalizar los centros hist¨®ricos de las ciudades
Una de las caracter¨ªsticas comunes a los planeamientos urban¨ªsticos de las distintas ciudades en los ¨²ltimos a?os ha sido el redescubrimiento de la calle como espacio p¨²blico, y de forma muy especial en las ¨¢reas que resultan m¨¢s representativas y singulares de cada una de ellas: sus centros hist¨®ricos.
Pese a haber sido escenario esencial para la vida ciudadana, tradici¨®n que resulta mucho m¨¢s apreciable en las urbes mediterr¨¢neas por cuestiones clim¨¢ticas y culturales, en los ¨²ltimos a?os del siglo XX la calle qued¨® relegada a jugar un mero papel como lugar de tr¨¢nsito.
Adem¨¢s, como recuerda la directora general de Urbanismo de la Junta, Josefina Cruz, 'la p¨¦rdida de peso de los centros hist¨®ricos se vio favorecida por un fuerte proceso de despoblamiento', lo que propici¨® un fen¨®meno que ahora se pretende evitar a toda costa: la terciarizaci¨®n, puesto que quedaron reservados casi en exclusiva para la actividad comercial y del sector servicios, y de las administraciones p¨²blicas. Y ello a su vez provoc¨® un encarecimiento del suelo que no ayud¨® a recuperar poblaci¨®n. Con todo, no ha sido un proceso que se haya mostrado con la misma severidad en todas las ciudades, y mientras por ejemplo el casco antiguo de Sevilla, que pasa por ser de los m¨¢s extensos de Europa, siempre ha mantenido una intensa actividad, el de M¨¢laga qued¨® casi completamente despoblado en los a?os ochenta.
Esta terciarizaci¨®n de los centros urbanos produjo un efecto im¨¢n y gener¨® unos grandes flujos de circulaci¨®n, de forma que la multifuncionalidad de las calles se fue perdiendo hasta reducirlas casi exclusivamente a la canalizaci¨®n del tr¨¢fico de veh¨ªculos. As¨ª lo recoge un estudio sobre ciudad y transporte realizado en 2001 por la Consejer¨ªa de Obras P¨²blicas. 'La segregaci¨®n de usos que alarga los desplazamientos e impide realizarlos andando, el ruido, la contaminaci¨®n y la peligrosidad del tr¨¢fico, la invasi¨®n del acerado por coches aparcados y su reducci¨®n a la eliminaci¨®n de bulevares para ganar espacio para el tr¨¢nsito de coches, junto con el desfavorable tratamiento para el peat¨®n en las intersecciones, son los factores que han provocado esta p¨¦rdida de funciones del viario p¨²blico', sostiene el autor del informe, Antonio Mateos.
El director del Plan de Accesibilidad de Granada, Jos¨¦ Luis Ca?avate, lo explica gr¨¢ficamente: 'Nos fuimos de los centros porque desapareci¨® la esencia de la ciudad, que es que la gente se pueda relacionar en un espacio y disponga de tiempo para ello, y los dos factores nos los hemos cargados vendidos al coche'.
Las apuestas de recuperaci¨®n de los centros hist¨®ricos pasan as¨ª por resolver el conflicto entre veh¨ªculo y peat¨®n. Y, de acuerdo con la corriente que en las ¨²ltimas d¨¦cadas se ha impuesto en Europa, la mayor¨ªa de los ayuntamientos de las grandes ciudades andaluzas han acometido proyectos de peatonalizaci¨®n de sus principales calles, aunque con distinto grado de valent¨ªa.
Granada es la ciudad pionera en esta corriente, y no en vano fue una de las fundadoras, hace una d¨¦cada, del Club de Ciudades Libres de Coche, que a iniciativa de la Comisi¨®n Europea agrup¨® a 40 ayuntamientos del continente -de Espa?a tambi¨¦n se incorporaron San Sebasti¨¢n y Barcelona-. De los trabajos de este grupo ha salido un eje de actuaci¨®n que parece ya com¨²nmente aceptado en los planeamientos urban¨ªsticos municipales, y es descargar de tr¨¢fico los centros hist¨®ricos de las ciudades y recuperarlos para el uso ciudadano sin llegar a la peatonalizaci¨®n total para favorecer el uso residencial y mantener la actividad comercial.
'Peatonalizar es dar prioridad a los peatones y no eliminar los coches', sostiene el urbanista Carlos Hern¨¢ndez Pezzi. Jos¨¦ Luis Ca?avate insiste en esta idea: 'Hay calles que tienen que tener flujos circulatorios, pero lo que hay que hacer es un planeamiento en el que se asigne cuales tienen que ser v¨ªas y cuales deben ser espacios p¨²blicos, y una vez se tiene claro, tomar las medidas precisas'.
Seg¨²n Ca?avate, estas medidas tienen que pasar por dar una 'prioridad absoluta al residente, que tiene que llegar a todos los sitios', y para quien hay que dotar plazas suficientes de aparcamientos, preferentemente elimin¨¢ndolos de la superficie.
Aparcamientos disuasorios
Para los usos comerciales, apuesta por crear una serie de aparcamientos p¨²blicos en 'zona frontera', incluso, dice, con intercambiadores de modo y si es preciso un servicio de microb¨²s interno que de servicio a la corona central y sustituya al tr¨¢fico para desplazamientos que no excedan de los 10 o 15 minutos, pero nunca construir aparcamientos en el mismo centro. Para la Consejer¨ªa de Obras P¨²blicas hay un equ¨ªvoco al denominar a los aparcamientos en el centro de disuasi¨®n 'porque en realidad de lo ¨²nico que disuaden es de utilizar el transporte p¨²blico y cumplen, por tanto, la funci¨®n opuesta a la que se les supone'.
Granada tiene ya completamente cerrado su casco hist¨®rico al tr¨¢fico de veh¨ªculos de no residentes -el lunes clausurar¨¢ ¨¦l ¨²ltimo ¨¢rea que queda-, y C¨®rdoba tiene ya dise?ado un plan similar. Ca?avate se muestra orgulloso de los resultados en Granada, pues desde que en 1996 se tomaron las primeras medidas restrictivas, el n¨²mero de viajes en transporte p¨²blico ha pasado de 24 a 33 millones.
No todas las ciudades han sido igual de valientes, y en lo que coinciden hasta ahora es en la construcci¨®n a marchas forzadas de aparcamientos -6.620 plazas entre las ocho capitales y m¨¢s de 4.000 proyectadas- que ayuden a la descongesti¨®n.
El peaje urbano, una medida extrema
Los primeros intentos de alejar los veh¨ªculos del centro de las ciudades se acometieron en los pa¨ªses n¨®rdicos, pero a veces con medidas muy extremas que han necesitado una revisi¨®n porque han acabado expulsando a la poblaci¨®n al extrarradio.El pago de un peaje para circular por los centros hist¨®ricos no parece una iniciativa muy oportuna, a juzgar por la opini¨®n de distintos especialistas. Jos¨¦ Luis Ca?avate lo rechaza 'ideol¨®gicamente' y s¨®lo admite que puede ser efectivo en alg¨²n 'caso muy puntual y siempre de forma temporal'. 'Propicia que se dignifique al usuario del coche, que es lo que hay que evitar', agrega.Tambi¨¦n Josefina Cruz duda de la conveniencia de una tasa que establecer¨ªa diferencias de clase en el uso de las infraestructuras.Hern¨¢ndez Pezzi ni siquiera contempla que un peaje urbano responda a las necesidades de las ciudades andaluzas. Antonio Mateos advierte de la complejidad del sistema, y dice que ante todo habr¨ªa que contrapesarla con el objetivo perseguido, aunque cree 'inconsistente' el argumento de que afecte de forma m¨¢s severa a las familias con menos recursos porque dos tercios de los hogares andaluces no posee coche y depende del transporte p¨²blico. Una medida as¨ª requerir¨ªa un sistema de transporte p¨²blico mucho m¨¢s efectivo, que es tambi¨¦n requisito para eliminar el tr¨¢fico de quienes apuestan por la peatonalizaci¨®n consideran m¨¢s indeseable: el de los desplazamientos por trabajo. Este tr¨¢fico es el que ocasiona mayores atascos de circulaci¨®n y consume plazas de apracamientos elevadas en n¨²mero y sin posibilidad de rotaci¨®n. Una alternativa son los aparcamientos p¨²blicos junto a las estaciones intercambiadoras.
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