La discreta emoci¨®n de la izquierda
Los valencianos votaron en 1982 por el cambio con la sobrecarga emocional del 23-F y la 'pantanada'

La aplastante mayor¨ªa del PSOE en las elecciones generales de 1982 no fue una sorpresa. En el Hotel Astoria de Valencia, donde el PSPV-PSOE fij¨® su cuartel electoral el hist¨®rico 28-O, se esperaba un claro triunfo socialista. Con la debacle de la UCD (no obtuvo ni un diputado en las tres provincias), y la intentona de golpe de estado del 23-F de 1981 tan reciente, los socialistas aparec¨ªan como la ¨²nica opci¨®n para consolidar la democracia en Espa?a. 'La gente vivi¨®, muy emocionada, pero discretamente la victoria socialista', recuerda el entonces cabeza de lista del PSPV por Valencia y luego presidente de la Generalitat, Joan Lerma.
En efecto, la escena de miles de ciudadanos celebrando la victoria frente al balc¨®n del Palace de Madrid, con unos Felipe Gonz¨¢lez y Alfonso Guerra exultantes, no se dio en las calles del Pa¨ªs Valenciano. No con la misma intensidad e ¨ªmpetu. 'Sab¨ªamos que ¨ªbamos a ganar, pero lo que nos preocupaba era moderar la reacci¨®n de la gente por temor a la reacci¨®n, no tanto de los cuarteles como de alguna gente de la calle. Ten¨ªamos instrucciones muy claras de Alfonso Guerra de limitar al m¨ªnimo las manifestaciones. Que nadie tuviera la excusa para sacar la porra', a?ade Antonio Garc¨ªa Miralles, candidato socialista por Alicante el 28-O y posterior presidente de las Cortes Valencianas. La debilidad del entonces gobierno centrista de Leopoldo Calvo Sotelo y el miedo a nuevos episodios involucionistas acrecentaba la sensaci¨®n, a pesar de la victoria del PSOE, de que el pa¨ªs viv¨ªa todav¨ªa en una democracia vigilada. 'Sal¨ªamos de un agujero tremendo, pero sab¨ªamos que no deb¨ªamos tentar a la suerte porque en el Pa¨ªs Valenciano ten¨ªamos muy reciente la imagen de los tanques avanzando por las calles', subraya el pol¨ªtico alicantino.
'Ten¨ªamos instrucciones de Alfonso Guerra de moderar al m¨ªnimo las manifestaciones'
El Estatuto se negoci¨® ya con la mirada puesta en la victoria inminente del PSOE
Pese a todas las reservas, la emoci¨®n lat¨ªa en las filas socialistas. La alegr¨ªa contenida aquella noche en el Hotel Astoria, en Valencia, o en la calle de Alona, donde los socialistas alicantinos ten¨ªan la sede, contrastaba con la sensaci¨®n de derrota que cundi¨® en los gobiernos civiles de las tres provincias. La UCD, que entonces presid¨ªa estas instituciones, no fue capaz de contar los votos y a las tres de la madrugada todav¨ªa no ten¨ªa datos. Los ordenadores de la ¨¦poca quedaron desbordados cuando Alfonso Guerra anunciaba a las diez y cinco de la noche del 28-O que el partido hab¨ªa obtenido la mayor¨ªa absoluta en el Congreso, con 202 esca?os.
Un resultado que despu¨¦s result¨® bastante ajustado a la realidad. 'La noche electoral de 1982 se pareci¨® m¨¢s a la emoci¨®n que se desat¨® el 25 de abril en Portugal en la llamada revoluci¨®n de los claveles que a la de las primeras elecciones democr¨¢ticas en 1977, donde ¨¦ramos conscientes de que lo importante era la participaci¨®n y no el triunfo', contin¨²a Garc¨ªa Miralles. 'En el sentido emocional de la palabra, est¨¢bamos borrachos de alegr¨ªa esa noche', resume.
Pero el hecho que realmente marc¨® y conmocion¨® la vida en el Pa¨ªs Valenciano en aquellos d¨ªas fue la rotura de la presa de Tous. El 20 de octubre, aquella mole se desmoronaba sepultando en agua y barro buena parte de la comarca de La Ribera. El desastre era de proporciones incalculables. 'Hasta el 20 de octubre, los socialistas hab¨ªamos desarrollado una campa?a electoral normal, que pas¨® a un segundo plano tras la tragedia de Tous', recuerda Lerma. Los socialistas, que gobernaban ayuntamientos y diputaciones provinciales desde 1979, se volcaron en la pantanada. Hab¨ªa que satisfacer las necesidades m¨ªnimas de los ciudadanos. Proporcionarles v¨ªveres, agua... en los d¨ªas siguientes al desastre. 'Pensamos que en un momento as¨ª, la gente de la comarca no participar¨ªa, pero, con botas de agua acudi¨® a los colegios electorales, llenos de barro, a votar', agrega el pol¨ªtico valenciano. Los socialistas obtuvieron un magn¨ªfico resultado en la comarca. El mismo Felipe Gonz¨¢lez, candidato del PSOE a la presidencia del Gobierno, se hab¨ªa desplazado a la zona poco despu¨¦s de que lo hiciera el Papa.
El PSPV-PSOE se presentaba a las generales del 28-O despu¨¦s de tres o cuatro a?os convulsos para el partido, en los que hubo derribos de dirigentes hist¨®ricos como Joan Pastor, pero tambi¨¦n se consigui¨® una cierta unidad, como se evidenci¨® en III congreso del PSPV-PSOE, celebrado a principios de 1982 en Benic¨¤ssim. Como recogen Benito Sanz y Josep Maria Felip en su libro Pol¨ªtica y pol¨ªticos valencianos. 25 a?os: 1975-1982, el congreso del partido era importante, 'pues la futura direcci¨®n ten¨ªa que cerrar la cuesti¨®n auton¨®mica con el partido en el gobierno de la UCD, preparar las elecciones generales, las municipales, y previsiblemente las auton¨®micas, si se aprobaba el Estatuto de Autonom¨ªa, decidiendo as¨ª qui¨¦n ocupar¨ªa los cargos institucionales'. El cometido era hist¨®rico.
Despu¨¦s de a?os de divisi¨®n interna, los delegados asistentes al III congreso se aglutinaron en torno a tres sectores: Los oficialistas, encabezados por el entonces presidente del partido, Antonio Garc¨ªa Miralles (Alicante), el secretario general y vocal de la Ejecutiva Federal del PSOE desde 1981, Joan Lerma (Valencia), y Felipe Guardiola, secretario de pol¨ªtica auton¨®mica, vicepresidente del cuarto Consell del Pa¨ªs Valenciano y consejero del Interior. Los tres anteriores eran diputados al congreso y negociaban con la UCD el Estatuto de Autonom¨ªa. Estaban en ascenso en este sector, el secretario general de l'Horta Sud, Cipri¨¤ Ciscar, y los hermanos Francisco y Rafael Blasco, dirigentes de La Ribera.
Un segundo grupo, los nacionalistas ex PSPV, de acuerdo con la clasificaci¨®n de Sanz y Felip, lo lideraban el senador Alfons Cuc¨®, el entonces consejero de Industria, Segundo Bru, los miembros de la ejecutiva nacional del partido Manuel Agramunt y Andr¨¦s Garc¨ªa Reche, el presidente de la Diputaci¨®n de Valencia, Manuel Girona, y Vicent Soler. El tercer grupo se aglutinar¨ªa en torno a Izquierda Socialista, liderado por Manuel S¨¢nchez Ayuso, diputado al Congreso, y Vicent Garc¨¦s, concejal y diputado provincial de Valencia. Los cr¨ªticos, seg¨²n la denominaci¨®n de los autores del libro, llegan a este congreso con varios de sus dirigentes hist¨®ricos ca¨ªdos en el camino, como Joan Pastor o Manuel del Hierro.
El c¨®nclave socialista se resolvi¨® con una lista de integraci¨®n, donde el sector oficialista consigui¨® el 77% de los apoyos tras incorporar a miembros de los sectores cr¨ªticos. Los nacionalistas obtuvieron el 15,9%. Joan Lerma continuaba como secretario general del partido y Antonio Garc¨ªa Miralles, como presidente. Con un partido ya pacificado y a pocos meses de un triunfo electoral que pondr¨ªa en manos de los socialistas el gobierno del Estado y del Pa¨ªs Valenciano durante m¨¢s de una d¨¦cada, los socialistas afrontaban uno de los asuntos clave, en el que perdieron algunas se?as de identidad. El PSPV-PSOE renunci¨® al art¨ªculo 151 de la Constituci¨®n Espa?ola como v¨ªa de acceso a la autonom¨ªa del Pa¨ªs Valenciano a la vista de la f¨¦rrea oposici¨®n del Gobierno de la UCD. Los socialistas moderaron en el tercer congreso su postura y renunciaron a la v¨ªa del art¨ªculo 151, por la que se reg¨ªan las nacionalidades hist¨®ricas. En su lugar, la autonom¨ªa se crear¨ªa por el art¨ªculo 143, pero complementada con una ley de transferencias que situaba la Generalitat al nivel de los gobiernos auton¨®micos surgidos del 151. El mecanismo se emple¨® despu¨¦s en el proceso auton¨®mico de Canarias. El Estatuto entr¨® en vigor el 10 de julio de 1982 y se negoci¨® ya con la mirada puesta en la victoria inminente del PSOE en las elecciones generales. Fue aquel, sin duda, un a?o hist¨®rico para el socialismo valenciano.
Los socialistas de 1982
Han pasado 20 a?os desde aquel 28-O de 1982 y algunos de los que protagonizaron aquella etapa contin¨²an con responsabilidades pol¨ªticas e institucionales. Otros muchos han dejado la escena pol¨ªtica por una u otra raz¨®n. De los tres cabezas de lista que el PSPV-PSOE present¨® el 28 de octubre en las elecciones generales, s¨®lo dos contin¨²an en activo. Joan Lerma, n¨²mero uno por Valencia, y Antonio Garc¨ªa Miralles, candidato por Alicante, ocupan ahora sendos esca?os en el Senado. El abogado Felipe Guardiola, que encabezara la candidatura por la provincia de Castell¨®n, se dedica desde hace varios a?os a su actividad privada. Otras figuras como Manuel S¨¢nchez Ayuso o Francisco Gavi?a, colocados ambos en los puestos de cabeza de la lista de Valencia, han fallecido. Joan Romero, candidato al Congreso de los Diputados por esta misma provincia en 1982, abandon¨® la primera l¨ªnea poco despu¨¦s de las generales pero regres¨® un tiempo despu¨¦s, hasta el punto de convertirse en 1997 en secretario general del PSPV-PSOE, tres a?os despu¨¦s de su incorporaci¨®n a la direcci¨®n del partido como vicesecretario general en el congreso celebrado en la Universidad de Cheste en 1994. Antonio Sotillo o Javier Sanz, figuras activas del socialismo en aquel momento, tambi¨¦n han acabado dedic¨¢ndose a otras actividades, concretamente a la ense?anza.
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