El etarra que regresa a Legazpia en silencio
El terrorista Gil Ostoaga, puesto en libertad por la juez Ruth Alonso, aguarda en casa de su hermano a que amaine la pol¨¦mica sobre su salida de prisi¨®n
Es un segundo sin ascensor de una calle en cuesta, uno de esos bloques construidos en los a?os cincuenta y que a¨²n conservan junto al portal el yugo y las flechas del antiguo Ministerio de la Vivienda. Seg¨²n el buz¨®n, aqu¨ª vive Patxi Gil, el hermano del preso de ETA F¨¦lix Ram¨®n Gil Ostoaga, cuya reciente excarcelaci¨®n ha generado una considerable pol¨¦mica. Nadie contesta al timbre, a pesar de que las ventanas est¨¢n abiertas y hay ropa tendida, se oyen pasos en el interior y da la sensaci¨®n de que alguien observa desde el otro lado de la mirilla. Unos segundos despu¨¦s, sin embargo, una voz de hombre s¨ª contesta al tel¨¦fono:
-Diga.
-?Est¨¢ Ram¨®n?
-S¨ª, soy yo, ?qui¨¦n habla?
No deja de ser curioso que un hombre que lleva 13 a?os entre rejas, primero en Francia y luego en Espa?a, recobre la libertad y se vuelva a encerrar voluntariamente, ahora en un piso de Legazpia, el pueblo de Guip¨²zcoa donde naci¨® hace 45 a?os, se cas¨®, tuvo dos hijos y sali¨® huyendo, cuando la polic¨ªa descubri¨® que era terrorista de ETA y que su huellas estaban detr¨¢s de seis asesinatos.
'ETA puede permitir que alguien se vaya, pero siempre que nadie se entere'
El pasado 9 de octubre, cuando Gil Ostoaga abandon¨® la prisi¨®n de Nanclares de la Oca, apenas una docena de personas lo esperaba en su pueblo y, al d¨ªa siguiente, s¨®lo una fotograf¨ªa peque?a, publicada en p¨¢gina par y subrayada por tres l¨ªneas de texto, daba cuenta en Gara, el diario af¨ªn a ETA, de su puesta en libertad. 'Llevaba desde 1979 lejos de su pueblo', explicaba con mucha frialdad el diario, 'en 1994 fue extraditado por el Estado franc¨¦s y desde entonces ha cumplido condena en el Estado espa?ol'.
No es ni mucho menos la bienvenida habitual. Cada vez que un preso de ETA regresa a su pueblo, ya sea muerto o viejo, v¨ªctima de su propia bomba o despu¨¦s de haber cumplido su pena ¨ªntegra en prisi¨®n, el entorno del llamado Movimiento de Liberaci¨®n Nacional Vasco (MLNV) se vuelca en homenajes y celebraciones, entrevistas incluidas en el diario Gara, donde el preso deja claro ante los suyos que la c¨¢rcel no lo ha doblegado y que los motivos pol¨ªticos que lo llevaron a empu?ar las armas siguen vigentes. Si, por el contrario, el preso sale a la calle gracias a alg¨²n tipo de beneficio penitenciario -a los que ETA se opone totalmente- el recibimiento suele ser muy distinto. Ayer, por ejemplo, s¨®lo en algunas calles de Legazpia, un pueblo de casi 10.000 habitantes, ni bonito ni feo, dedicado a la siderurgia y gobernado por el PNV, s¨®lo se pod¨ªan encontrar unos folios fotocopiados y sin firma donde se anuncia para el pr¨®ximo 1 de noviembre una cena homenaje a Ram¨®n Gil: fritura y sopa de pescado, redondo en salsa, vino, postre y caf¨¦ por 15 euros.
'La reinserci¨®n de los presos de ETA', dice un cargo de Instituciones Penitenciarias muy disgustado en privado con la pol¨ªtica del PP, 'no s¨®lo beneficia al recluso que se acoge a ella sino tambi¨¦n, o sobre todo, a la lucha antiterrorista. Una de las cosas que m¨¢s perjudica a ETA es que uno de los suyos se vaya desmarcando poco a poco de la banda, dando a entender que la lucha armada ya no es el mejor camino. Lo que nadie puede pretender', a?ade, 'es que convoque una rueda de prensa y lo diga'.
Nadie ignora, adem¨¢s, que es muy f¨¢cil entrar en ETA y muy dif¨ªcil salir. Como cualquier organizaci¨®n de car¨¢cter mafioso, la banda terrorista no acepta ni la cr¨ªtica ni la traici¨®n. Hay en la historia casos muy conocidos -Yoyes, Pertur...- de terroristas que quisieron marcharse y que lo ¨²nico que consiguieron fue ser asesinados por sus antiguos compa?eros. 'Por eso', a?ade el cargo de Instituciones Penitenciarias, 'la reinserci¨®n es una planta que necesita mucho silencio y muy poca luz. ETA puede admitir que alguien se vaya pero siempre que lo haga sin que nadie se entere'.
De ah¨ª que sea tan dif¨ªcil encontrar en el expediente de cualquiera de los etarras que han aceptado alg¨²n tipo de beneficio penitenciario una condena taxativa de la violencia. Por eso, a?ade el responsable de Prisiones, 'la concesi¨®n de la libertad condicional suele basarse, adem¨¢s de en los informes, en el contacto personal entre el preso en cuesti¨®n y los jueces de Vigilancia Penitenciaria, quienes saben mejor que nadie hasta d¨®nde puede llegar un preso y hasta d¨®nde no'. De hecho, en una entrevista publicada ayer por este peri¨®dico, Ruth Alonso, la juez de Bilbao que puso en libertad a Gil Ostoaga, declara: 'Es dur¨ªsimo , pero las masacres las cometen los que est¨¢n fuera, no el que me pide la libertad condicional y adem¨¢s s¨¦ que no est¨¢ de acuerdo con los atentados...'.
Las preguntas, por tanto, no pueden ser otras. ?Est¨¢ arrepentido Gil Ostoaga? ?Est¨¢ convencido de que el terrorismo que practic¨® no lleva a ning¨²n sitio? El pasado viernes, cuando contest¨® el tel¨¦fono y supo que la llamada era de este peri¨®dico, el preso de ETA en libertad condicional no quiso escuchar ninguna pregunta:
-Lo ¨²ltimo que quiero es hablar con usted. No s¨¦ qui¨¦n le ha dado la direcci¨®n y el tel¨¦fono, pero no debe volver a buscarme.
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