Tres d¨ªas encerrada en el guardarropa
Una empleada se ocult¨® en un cuarto y malvivi¨® hablando a ratos por tel¨¦fono con su marido
Al o¨ªr las primeras r¨¢fagas disparadas por los terroristas el pasado mi¨¦rcoles a comienzo del segundo acto del musical Nord- Ost, Larisa Abr¨¢mova, empleada a cargo de vestuario y decoraci¨®n, se encerr¨® en un cuarto sin ventanas y ech¨® la llave.
S¨®lo sali¨® de all¨ª, medio asfixiada, tres d¨ªas m¨¢s tarde, cuando todo hab¨ªa concluido, seg¨²n relataba ayer su marido, Oleg Abr¨¢mov, frente a la cl¨ªnica n¨²mero 13 de Mosc¨².
El cuarto ten¨ªa tel¨¦fono, y Larisa, de 41 a?os, lo utiliz¨® repetidamente hablando muy quedo para no ser descubierta. Convers¨® con su marido y tambi¨¦n con el Servicio Federal de Seguridad, cuyos funcionarios la animaron a resistir en su confinamiento.
'Mi mujer, ni sab¨ªa que hab¨ªa un ultim¨¢tum ni sab¨ªa lo que pasaba fuera. A veces, nos llamaba cada media hora, y a veces, cada cinco horas. Lo hac¨ªa cuando no o¨ªa pasos cerca. No ten¨ªa ni comida ni agua y el aire se hizo irrespirable cuando se reventaron las tuber¨ªas de la calefacci¨®n y parte del local se inund¨® de agua caliente', se?ala Oleg, mientras espera poder visitar a su esposa.
En la acera de la cl¨ªnica n¨²mero 13 aguardan tambi¨¦n el padre y el marido de Lena, de 24 a?os. Han venido desde la ciudad meridional de Rostov, en el Don, para llevar a casa a la mujer, que estaba pasando unos d¨ªas de ocio en la capital cuando se convirti¨® en reh¨¦n de los terroristas.
En la acera tambi¨¦n est¨¢ la abuela de Olga, una chica de 21 a?os, que no estaba entre los espectadores del musical, sino que hab¨ªa acudido a sus clases de baile en una de las salas del antiguo Palacio de Cultura de la F¨¢brica de Rodamientos.
Cansado de esperar a que le dejaran ver a su mujer, Gueorgui, un artista teatral en paro, decidi¨® irse a su casa. ?l hab¨ªa sido uno de los participantes en 'el simulacro de manifestaci¨®n' realizado por los parientes de los rehenes a instancias de los secuestradores. '?Vaya farsa! Nos colocamos con pancartas en la calle y tomamos una foto para hac¨¦rsela llegar a los secuestradores'.
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