20 a?os
Los j¨®venes que nacieron o eran ni?os hace 20 a?os, sin duda, guardan todav¨ªa una imagen muy deteriorada del partido socialista. Su percepci¨®n de la vida p¨²blica coincidi¨® con su ¨²ltima etapa en el gobierno cuando la corrupci¨®n y la guerra sucia contra el terrorismo franquearon el poder a la derecha, que para desbancar a Felipe Gonz¨¢lez convirti¨® el clima pol¨ªtico en una sucesi¨®n de golpes bajos e improperios hasta hacerlo irrespirable. Estos j¨®venes no tienen la experiencia de la euforia inusitada, llena de esperanza y energ¨ªa, con que fue recibido el socialismo hace 20 a?os. Llegaron dispuestos a modernizar Espa?a y en gran medida lo consiguieron. Con los socialistas este pa¨ªs adquiri¨® una est¨¦tica a la altura de los tiempos y perdi¨® de una vez el pelo de la dehesa. Tres hechos fundamentales contribuyeron a este cambio: el ej¨¦rcito dej¨® de ser protagonista de la vida nacional y el fantasma del golpismo fue desactivado definitivamente; Espa?a entr¨® en el Mercado Com¨²n, con lo cual nuestros problemas seculares comenzaron a disolverse en Europa; los espa?oles fueron obligados a tomar conciencia de la necesidad y el deber de pagar impuestos. Una nueva generaci¨®n de j¨®venes estren¨® masivamente en las aceras una forma distinta de comunicarse, de viajar, de vestir, de amarse, de crear, de cantar, de hacer cine y teatro, de escribir. Uniformes militares, sotanas y h¨¢bitos de monjas desaparecieron de las calles. La sombra de un ala de mosca que se cern¨ªa sobre este territorio se transform¨® en los colores vivos de las mochilas, en los anuncios, en el dise?o, en la arquitectura. Por primera vez ped¨ªas una ficha de tel¨¦fono al camarero y no te la daba mojada. Los retretes de las estaciones estaban relucientes y en las panader¨ªas te entregaban la barra de pan con unas pinzas sin haberla manoseado. No crean los j¨®venes que es poco, si encima se ha conseguido que la sanidad gratuita llegue hasta el ¨²ltimo ciudadano, que la ense?anza sea obligatoria y se haya hecho la reconversi¨®n econ¨®mica soportando en carne propia dos huelgas generales. Luego llegaron los errores. El principal de ellos ha sido la p¨¦rdida de los ideales que dej¨® la tierra quemada para la esperanza de la izquierda durante muchos a?os. Gracias a esta grav¨ªsima corrupci¨®n est¨¢ la derecha en el poder y con ella, al margen de sus ¨¦xitos derivados de una econom¨ªa favorable, ha vuelto a este pa¨ªs el gesto castizo, casposo y cutre. No s¨¦ si los socialistas habr¨¢n aprendido la lecci¨®n.
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