'?Cuidado con la ortograf¨ªa!'
Los facultativos que se presentan al primer examen de la oferta de trabajo fijo reviven sus 'miedos' de estudiantes
Los pasillos de la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense de Madrid ten¨ªan ayer un ambiente m¨¢s maduro de lo normal. La edad media de la multitud que los abarrotaba superaba los 35 a?os, pero los comentarios y la actitud recordaban en muchos casos los ex¨¢menes de selectividad. A las nueve y media de la ma?ana, el recibidor ya estaba lleno de m¨¦dicos y familiares que buscaban el aula que les correspond¨ªa para iniciar las pruebas de consolidaci¨®n de empleo. La mayor¨ªa de los convocados llevaba m¨¢s de diez a?os sin verse en una situaci¨®n parecida. 'No piso la facultad desde que me present¨¦ al MIR', afirmaba un internista madrile?o. 'Y no pienso volverme a examinar', a?ad¨ªa convencido.
No se puede escribir con dos colores, usar tippex ni firmar para asegurar el anonimato
Volaban los consejos. 'Hay que escribir clarito', recordaba una ginec¨®loga de Murcia. '?Se puede tachar?', preguntaba un traumat¨®logo. '?Cuidado con la letra de m¨¦dico y las faltas de ortograf¨ªa!', insist¨ªan, medio en broma medio en serio, en otro corrillo. Otros recordaban algunos de los consejos de la web de los interinos (www.medicosinterinos.com). 'No se puede escribir con bol¨ªgrafos de dos colores, usar tippex ni firmar', repet¨ªan. El objetivo de todas estas normas era que el tribunal no rechazara su examen.
Las pruebas se hicieron por el sistema de plica. A cada facultativo se le asign¨® un n¨²mero, y los correctores s¨®lo sabr¨¢n el nombre cuando hayan acabado la evaluaci¨®n. Se trata de mantener el anonimato para evitar suspicacias. Un componente de los tribunales reconoc¨ªa que entre los que se examinaban ten¨ªa compa?eros 'de hac¨ªa a?os', y no quer¨ªa que nadie le acusara 'de enchufarlos'.
'Lo que m¨¢s me preocupa es escribir durante dos horas seguidas a mano. No lo hac¨ªa desde que acab¨¦ la carrera, hace 15 a?os', comentaba una analista de Madrid. Una compa?era suya reconoc¨ªa, en uno de los autobuses especiales que el Ayuntamiento hab¨ªa puesto para llevar a los opositores hasta la Ciudad Universitaria, que estaba muy nerviosa. 'Durante la ¨²ltima semana he escrito la memoria [la prueba de esta primera parte de la oferta p¨²blica de empleo] a diario. Si la repito m¨¢s me da una tendinitis', afirmaba. Era temprano. 'No importa. Prefiero estar aqu¨ª que quedarme en casa aguant¨¢ndome los nervios', comentaba.
Un m¨¦dico con m¨¢s de diez a?os de experiencia admit¨ªa que hab¨ªa estado 'haciendo caligraf¨ªa' con las cartillas de sus hijos, 'para escribir con claridad'. En el paraninfo, un ni?o de unos diez a?os, que acompa?aba a sus padres, los dos opositores, les animaba burl¨®n: '?A ver si os van a catear!'.
La mayor¨ªa de los m¨¦dicos de fuera de Madrid llegaron a la ciudad el s¨¢bado. 'Cualquiera se arriesga a pillar un atasco y perderse la prueba', dec¨ªa una psiquiatra extreme?a. Algunos colegios profesionales y hospitales fletaron autobuses para trasladar a los m¨¦dicos.
Para algunos ha sido el segundo examen en un mes. Es el caso de un traumat¨®logo murciano que acaba de presentarse a la pruebas de MESTO (m¨¦dico especialista sin titulaci¨®n oficial). 'Entonces s¨ª que estaba nervioso', comentaba su mujer. 'En cambio, hoy s¨®lo tiene que escribir una memoria explicando en qu¨¦ consiste su trabajo. Y lleva 15 a?os currando. ?C¨®mo no lo va a saber?', preguntaba.
A las diez de la ma?ana los tribunales comenzaron a llamar a los opositores. Los sufridores, como se llamaban a s¨ª mismos unos familiares que hab¨ªan acompa?ado a los m¨¦dicos desde Asturias, les daban los ¨²ltimos ¨¢nimos. Cuando empez¨® la prueba, a las once, alrededor de 150 personas se dirigieron a la cafeter¨ªa. Unos 15 ni?os desayunaban y jugaban entre las mesas. Por una vez no eran ellos los que ten¨ªan que aprobar.
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