Funcionarios y oposiciones

Con asombro me entero, por la carta de Antonio Rojas Romero del 18 de octubre, que para ser funcionario docente en este pa¨ªs no s¨®lo hay que pasar una oposici¨®n, sino dos. Releyendo y cerrando un poco la boca entreabierta a ver si me entero mejor, conjeturo que tal vez el instituto de Sevilla, en el que 'act¨²a' como funcionario, sea algo especial, de ah¨ª el doblete oposicional. O tal vez sea que en lugar de alargar las acepciones del diccionario de la Real Academia Espa?ola deba explicarse mejor. Hasta ahora, en este pa¨ªs, para ser funcionario, docente o no, s¨®lo hac¨ªa falta superar la oposici¨®n correspondiente: Una, que no quiere decir que sea 'la misma' en todo momento. A lo largo de los ¨²ltimos 20 a?os, los sistemas de acceso a la Funci¨®n P¨²blica Docente han cambiado tanto como la propia Educaci¨®n. Desde las oposiciones llamadas restringidas de los a?os 80, por las que muchos de los funcionarios docentes est¨¢n en la ense?anza y en las que el n¨²mero de plazas se divid¨ªa entre los que trabajaban y los que no, quedando para los que ya eran profesores s¨®lo un tr¨¢mite en el que hac¨ªan fija su situaci¨®n interina; pasando por las oposiciones en las que hab¨ªa que superar tres ex¨¢menes, y por las de principio de los 90, en las que los interinos sumaban la experiencia docente en la calificaci¨®n; hasta las actuales y las m¨¢s duras, en las que hay que superar cuatro pruebas, algunas de ellas de dudosa transparencia debido a los intereses de las academias... En todas estas oposiciones s¨®lo se superaba un proceso y no dos. Me pregunto cu¨¢l (o cu¨¢les) de ellas habr¨¢ superado el se?or Antonio Rojas Romero y le pregunto, asimismo, si no ser¨ªa esa tambi¨¦n otro tipo de injusticia entre los mismos funcionarios que, adem¨¢s, muchos de ellos han sufrido la injusticia, que ¨¦l no ha sufrido, de verse desplazado muy lejos de su casa y su provincia.

Aunque tambi¨¦n se podr¨ªa relativizar el tan socorrido t¨¦rmino justicia (pues, quiz¨¢, para tirar la piedra haya que estar libre de pecado) y en lugar de arremeter contra los interinos docentes y sus peticiones (que a lo peor no las tenemos demasiado claras) nos inform¨¢ramos mejor de qu¨¦ est¨¢ pasando en otras administraciones p¨²blicas, como por ejemplo Sanidad, y nos di¨¦ramos cuenta de que estos funcionarios interinos de la Ense?anza p¨²blica, algunos de los cuales hemos superado m¨¢s pruebas que muchos funcionarios, no est¨¢n pidiendo la estabilidad 'por la cara' como dice, s¨®lo est¨¢n pidiendo lo que se ha hecho ya en otras administraciones y, adem¨¢s, se merecen.