A?os de 'grandes ¨¦xitos'
En un a?o, este de 2002, de tirar del ba¨²l de los grandes ¨¦xitos para sobrellevar las crisis de ventas de discos en todo el mundo, la banda de Dolores O'Riordan ha cumplido con crecres, editando nada menos que dos ¨¢lbumes, en los que se puede encontrar lo m¨¢s famoso de su discograf¨ªa. Evidentemente, la puesta en escena para esta temporada ten¨ªa que ser coherente con lo referido, as¨ª que The Cranberries volvieron a encontrarse, una vez m¨¢s, con su p¨²blico all¨¢ donde tocan para celebrar una ristra de canciones cuyos estribillos han sonado durante la ¨²ltima d¨¦cada hasta la extenuaci¨®n en todas las emisoras comerciales.
Reforzados con m¨²sicos de acompa?amiento, el bajista Mike Hogan, el guitarrista Noel Hogan, el bater¨ªa Fergal Lawler y la citada Dolores, aparecieron sobre el escenario de la sala, repleta de seguidores, a los acordes de Analize, para seguir con Zombie. Dos de sus m¨¢s conocidas composiciones para comenzar. El delirio del p¨²blico, como es de suponer, fue instant¨¢neo y duradero, ya que la parroquia espa?ola de los de Limerick (Irlanda) se hart¨® durante hora y media a cantar y a hacer a coro esa especie de trinos que caracterizan el modo de cantar de la solista.
The Cranberries.
Sala La Riviera. 30,50 euros. Madrid, lunes 28 de octubre.
Dolores iba ataviada de una manera curiosa. Llevaba unos pantalones acampanados de color rojo con volantes que, de lejos, le daban cierto aire rockero a lo a?os setenta. Adem¨¢s, su interpretaci¨®n y su modo de moverse sobre las tablas fue m¨¢s enloquecido de lo que acostumbra; menos fr¨ªo y hier¨¢tico. Todo son opiniones, pero a quien esto escribe le parece que no ha llamado Dios a Dolores por los caminos del baile en escena. Sus movimientos, de inspiraci¨®n punki, parec¨ªan m¨¢s bien torpes, aunque daba la impresi¨®n de que ella se lo estaba pasando en grande, invitando al p¨²blico a sumar su voz y dando saltitos entre sus m¨²sicos. Incluso se lanz¨® a chapurrear algunas palabras en castellano, dedic¨® una canci¨®n a las 'se?oritas' y dej¨® claro que Madrid le parece un sitio estupendo.
En cuanto al terreno de lo musical, The Cranberries ofrecieron m¨¢s de una hora y media de repertorio bien conocido, ofrecido con unos arreglos m¨¢s directos, dejando que los instrumentos sonaran casi de forma natural y exhibiendo que las maneras del bater¨ªa son uno de los puntos fuertes del grupo cuando ¨¦ste suena sin trucos sonoros. Entre los temas interpretados cabe destacar Salvation y Ridiculous thoughts, sonando en clave m¨¢s rabiosa que en sus discos y con los que la banda se despidi¨® para regresar al momento con unos bises como regalo para una audiencia que estaba, literalmente, a sus pies.
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