Di¨¢logo de culturas
De la visita de Estado de Mohamed Jatam¨ª a Espa?a, la primera de un presidente de Ir¨¢n desde la revoluci¨®n islamista de 1979, ha surgido el compromiso mutuo de impulsar el 'di¨¢logo de civilizaciones' con iniciativas concretas que podr¨ªan culminar en una reuni¨®n de gran altura. No es poco en los peligrosos tiempos que corren, y cuando la presencia del l¨ªder iran¨ª ha sido precedida de una pol¨¦mica sobre el protocolo que esconde profundas diferencias culturales. Espa?a tiene mucho que aportar, y tambi¨¦n que ganar, en este di¨¢logo, una idea que lanz¨® Jatam¨ª en 1997. A la larga, y cuando aumenta la tensi¨®n entre Occidente y el mundo isl¨¢mico, importa mucho m¨¢s que los contratos comerciales o de inversiones resultantes de esta visita.
La pol¨¦mica sobre el protocolo no es menor, pero se ha exagerado, cuando no manipulado. La parte iran¨ª nunca pidi¨® que las mujeres presentes en los actos con Jatam¨ª llevaran la cabeza cubierta (tradici¨®n que respetan nuestras ministras cuando visitan al Papa). El hecho de que las mujeres no pudieran saludar a Jatam¨ª con el contacto f¨ªsico de un mero apret¨®n de manos revela aspectos poco deseables de este integrismo isl¨¢mico. Pero la m¨ªnima cortes¨ªa diplom¨¢tica del anfitri¨®n exig¨ªa no obligar al invitado a ir contra sus creencias.
Una mayor¨ªa de la joven sociedad iran¨ª intenta salir del r¨¦gimen clerical controlado por el ayatol¨¢ Jamenei y su Consejo de Guardianes. Jatam¨ª representa la v¨ªa de una reforma gradual, cuyo futuro no est¨¢ garantizado y que tiene a¨²n mucho camino que recorrer en t¨¦rminos de derechos humanos y de no discriminaci¨®n por motivos de sexo o religi¨®n, como record¨® el rey Juan Carlos. El presidente iran¨ª, que ha hecho gala de cultura e inteligencia, y de saber en qu¨¦ mundo vive, acert¨® al rechazar las utop¨ªas de los 'Quijotes modernos', pues ¨¦l ha vivido en su propio pa¨ªs uno de los ejemplos m¨¢s extremos de utopismo revolucionario.
Jatam¨ª no ha esquivado ni la pol¨¦mica sobre la pena de muerte ni sobre los derechos de la mujer, en un Ir¨¢n que a¨²n lapida a las ad¨²lteras y amputa a condenados. Pero ha pedido no confundir a este Ir¨¢n en cuyas universidades hay hoy m¨¢s mujeres que hombres con otros pa¨ªses, refiri¨¦ndose, sin nombrarla, a Arabia Saud¨ª. El di¨¢logo de civilizaciones tiene m¨¢s futuro con este Ir¨¢n de Jatam¨ª que con la casa de Saud.
El presidente iran¨ª acepta la democracia como un 'valor universal', pero no como 'una receta que alguien pueda aplicar a otro seg¨²n sus propias convicciones culturales'. El di¨¢logo cultural es para Ir¨¢n una forma de propugnar hacia afuera la apertura interna que desea hacia dentro. Requiere el apoyo occidental, aunque sea un error comparar -como ha hecho Jatam¨ª- a Bush con Bin Laden y acusar a Washington de terrorismo; igual que se equivoca el presidente de EE UU al incluir al pa¨ªs que prest¨® ayuda en la guerra contra Afganist¨¢n en su fantasmag¨®rico eje del mal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.