Tantas tierras calientes
Cuando Valle-Incl¨¢n escribi¨® Tirano Banderas todav¨ªa los grandes criollos libertarios de la literatura latinoamericana no hab¨ªan hecho sonar su boom ni contado las locuras de sus amos; y es seguro que alguno de ellos aprendiera mucho de esta novela, aunque se ha producido un curioso fen¨®meno de intercambio: ellos buscaron un castellano puro, que a veces parece arcaizante por un fen¨®meno de lectura inversa, porque la realidad es que el de Castilla estaba en decadencia -no tanto como ahora-, mientras Valle, como har¨ªa muchos a?os despu¨¦s Cela en La Catira, procuraron imitar el americano general, las voces de todas las tierras calientes, el castellano conservado y agrandado. Valle era un creador de idioma: hasta de un gallego a veces real, a veces imaginario y de un madrile?ismo achulapado y hermoso en la que para m¨ª es la obra de teatro m¨¢s importante y de mayor calidad de toda la literatura dram¨¢tica espa?ola, Luces de bohemia. Y es que Espa?a tuvo su mejor siglo de oro entre los a?os finales del XIX y los primeros del XX, hasta que Franco lo hizo a?icos y nadie pudo, ni en el exilio ni dentro, recomponer el jarr¨®n.
Tirano Banderas es de 1926. Un a?o clave de la historia vergonzosa: la de Primo de Rivera, borracho, jugador y mujeriego generalote, sirviendo a un caduco Alfonso XIII y prolongando las guerras perdidas en Am¨¦rica por las inveros¨ªmiles aventuras del borde de ?frica, mortales, caras, in¨²tiles, que sirvieron de cuna para un sexteto de coroneles y generales que iban despu¨¦s a conquistar la propia Espa?a, para no dejar de sacar sangre. Desde el imperio de Carlos y Felipe, la de Espa?a fue la ¨²nica guerra ganada por este ej¨¦rcito. Valle odiaba a Primo, y ¨¦ste a Valle: le encarcel¨® en 1929. Pero ya faltaban menos de tres a?os para la Rep¨²blica. Muchos investigadores creen que el general de aqu¨ª le inspir¨® para el de all¨ª, el de la inventada Santa Fe de Tierra Caliente. Para esta posible comparaci¨®n hay que decir, e incluso insistir, en que esta extraordinaria novela est¨¢ escrita en su clave predilecta, el esperpento: pasados los personajes por los espejos ondulados, c¨®ncavos o convexos: no tanto para deformarles, sino para representarles en su verdadera deformidad oculta. Podr¨ªa o no ser el general dictador de aqu¨ª, o cualquier otro: modelos no faltaban y sus viajes a M¨¦xico le ense?aron muchos y muy estrafalarios y muy criminales.
Dec¨ªa ¨¦l, y est¨¢ muy citado, que M¨¦xico le abri¨® los ojos para escribir de otra manera. O de otras: la Ni?a Chole de la Sonata no es ning¨²n esperpento, sino un dolor rom¨¢ntico. Y Santa Fe de Tierra Caliente pod¨ªa ser Colombia o Cuba, o Espa?a. En cada una de esas tierras de all¨¢ hab¨ªa tres castas que quedan reflejadas en la novela de Valle: el extranjero, el criollo, el indio. No har¨ªa falta mucha perspicacia para encontrar las tres castas espa?olas, la aristocracia a¨²n predadora que quer¨ªa sacar lo que se le fue en Cuba, y se agachaba delante del rey fel¨®n y del general tirano, la peque?a burgues¨ªa comerciante y de servicios, sin imaginaci¨®n, y un enorme pueblo diezmado por las guerras coloniales que no solamente le hab¨ªan da?ado en carne y hueso, sino que hab¨ªan arruinado Espa?a: apenas regresados los del 98, de Cuba y Filipinas, apenas entregados otra vez a la resurrecci¨®n de la tierra y la ganader¨ªa abandonadas, se les llev¨® a morir en Monte Arruit, en el Barranco del Lobo.
No s¨¦ si es posible una trasposici¨®n de estos sucesos nacionales, que ¨¦l mismo escribi¨® en otras novelas o farsas, que no tienen perd¨®n ni de ¨¦l ni de sus lectores en Farsa y Licencia de la Reina Castiza -los eruditos han comparado muchas veces las dos-, pero s¨ª lo es la presencia continua del escritor como castigo del tirano, como revelador de la miseria pomposa y revestida de uniformes y colgada de medallas, de este Valle-Incl¨¢n anarquista. Digo anarquista no s¨®lo por el car¨¢cter disolvente o decapante del barniz de la alta clase espa?ola, de sus ma?anas de tiro de pich¨®n, tardes de ¨®pera y noches de sarao, sino por la concreta escena del anarquista preso en Luces de bohemia y asesinado por la ley de fugas, que tanto aparece en Tirano Banderas. En mi ni?ez -nac¨ª un par de a?os antes de que se escribiera esta prodigiosa novela, corregida despu¨¦s en una revisi¨®n que hizo ya en la Rep¨²blica, sin censura ni miedo- se hablaba mucho de la ley de fugas: se obligaba a escapar a un preso, y cuando hu¨ªa se le disparaba hasta matarle: una pena de muerte sin juicio ni testigos, sin defensa ni peri¨®dicos.
Algunas otras similaridades se han se?alado entre la Farsa y Licencia y el Tirano, y eruditos se han perdido en el laberinto de saber si hay una distinci¨®n entre farsa y esperpento. Da lo mismo. Lo que se?alan a veces es que en los dos sucesos novelados hay una reuni¨®n de causas fortuitas, peque?as, insignificantes, que contribuyen al derrumbamiento de un r¨¦gimen: aparece muchas veces en Valle esa no creencia en destino ni providencia, sino en lo que un marxista definir¨ªa como las contradicciones internas de un r¨¦gimen que termina por anularse. Todo da igual: la lecci¨®n sale de la lectura de obra, sin necesidad de la busca de claves. Est¨¢ brotando como la sangre y el oro de un torero en cada l¨ªnea escrita.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.