?Qu¨¦ es asesorar?
La normativa sobre incompatibilidades de diputados es imprecisa y poco exigente, y ello ha permitido situaciones que no pueden considerarse l¨®gicas ni normales. El caso de los diputados L¨®pez-Amor y Gonz¨¢lez P¨¦rez, que se han visto obligados a dar marcha atr¨¢s en su pretensi¨®n de fichar como asesores de empresas privadas, ha revelado la existencia de una brecha legal por la que es f¨¢cil colarse; sobre todo por la ausencia de mecanismos de comprobaci¨®n, pero tambi¨¦n por la deportiva permisividad rec¨ªproca observada por los parlamentarios de los distintos grupos.
Pretender asesorar a una empresa inmobiliaria siendo ponente de la Ley del Suelo o a una de seguridad siendo miembro de la Comisi¨®n de Interior es algo que parece llamativo; sin embargo, no alert¨® a los miembros de la Comisi¨®n del Estatuto del Diputado, que no plantearon objeci¨®n alguna a las solicitudes presentadas por L¨®pez-Amor y Gonz¨¢lez P¨¦rez. Luego se ha podido comprobar que no eran casos excepcionales. Llama la atenci¨®n que en bastantes ocasiones la actividad privada para la que se solicita permiso tenga m¨¢s que ver con la especializaci¨®n como parlamentario (miembro de una determinada comisi¨®n) que con la especializaci¨®n profesional del interesado.
En otras palabras, cabe deducir que algunas empresas contratan a diputados no tanto como expertos en una determinada materia sino como legisladores en ella. Y eso no puede ser leg¨ªtimo, por m¨¢s que la Ley Electoral sea algo laxa o enrevesada. La idea es que no podr¨¢n participar en la gesti¨®n de asuntos 'que hayan de resolverse por ellos' (art¨ªculo 159). Es absurdo suponer que esa prohibici¨®n s¨®lo se refiere a resoluciones sobre la empresa en cuesti¨®n, y no sobre el sector en que se juegan los intereses de la misma. Si esto no est¨¢ claro, tiene raz¨®n IU al reclamar una reforma de la ley que establezca mecanismos de verificaci¨®n.
As¨ª se estableci¨® hace a?os, tras esc¨¢ndalos sonados, en la Ley de Incompatibilidades, que las regula para los altos cargos. Pero en el caso de los diputados no ha habido un rigor equivalente, y ello ha llevado a este coladero que ahora queda en evidencia. Evitarlo no es caer en rigorismo 'talib¨¢n' como ha dicho insensatamente el diputado L¨®pez-Amor, sino garantizar que los intereses privados no contaminen la actividad p¨²blica.
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