Una Constituci¨®n para la Europa social y del empleo
Casi coincidiendo en el tiempo con el debate abierto sobre el Pacto de Estabilidad y Crecimiento, cincuenta miembros de la Convenci¨®n Europea han presentado varias mociones proponiendo que ¨¦sta aborde sin dilaci¨®n el debate sobre un cap¨ªtulo imprescindible para el presente y el futuro de la UE: el de la Europa Social.
Es significativo que los mismos sectores que discrepan con esa iniciativa sean precisamente aquellos que persiguen que en el terreno del gobierno econ¨®mico de la Uni¨®n las propuestas de la Convenci¨®n tengan la m¨ªnima profundidad posible, limit¨¢ndose a dar por bueno lo existente.
A nuestro entender, ser¨ªa il¨®gico que la propuesta constitucional que comenzar¨¢ a debatir en enero la Convenci¨®n no incluyera los elementos b¨¢sicos de la Europa social, que ya cuenta con una moneda ¨²nica que funciona, debe enfrentarse a la globalizaci¨®n y se ha embarcado en la m¨¢s ambiciosa de las ampliaciones proyectadas hasta la fecha: de 15 a 25 miembros en dos a?os.
Cuando la Convenci¨®n alcanza velocidad de crucero y algunos gobiernos empiezan a temer que sus resultados ser¨¢n dif¨ªcilmente eludibles, es preciso reivindicar con fuerza que la Europa social forme parte plenamente de la agenda sobre el futuro de la UE.
Empezando por Emilio Gabaglio, secretario general de la Confederaci¨®n Europea de Sindicatos, y terminando por los convencionados que suscriben este art¨ªculo, muchos de los que presentamos esas iniciativas sobre la Europa Social creemos que hace falta una Constituci¨®n Europea para que la UE est¨¦ en condiciones de responder a todos los desaf¨ªos colectivos que tenemos por delante. Pero a todos, empezando por los que m¨¢s preocupan a los ciudadanos. Una Constituci¨®n, tambi¨¦n la europea, no es s¨®lo una declaraci¨®n de grandes principios acompa?ados de mecanismos institucionales de gesti¨®n, sino un instrumento que define derechos, objetivos y pol¨ªticas para alcanzarlos.
Puede que a quienes siguen d¨ªa a d¨ªa la pol¨ªtica europea les importe sobremanera, por poner un caso, que el Consejo Europeo tenga en el futuro un presidente elegido por m¨¢s de un semestre. Se trata de un punto relevante, que de ninguna forma puede menospreciarse.
Pero lo que dice claramente el Eurobar¨®metro es que la gran mayor¨ªa de los europeos esperan algo m¨¢s que reformas institucionales de la Uni¨®n. Desean sobre todo una contribuci¨®n eficaz para solucionar los principales problemas sociales: as¨ª, el 90% de los encuestados se refieren en ese caso al paro y el 89% a la pobreza como cuestiones prioritarias a abordar.
Si la Convenci¨®n no es sensible a las demandas ciudadanas, si no elabora una propuesta constitucional que responda a las preocupaciones de la opini¨®n p¨²blica, si no consigue que la Uni¨®n sea m¨¢s ¨²til en el futuro para resolver los problemas de la gente, de los trabajadores, de la sociedad en su conjunto, en alguna medida habr¨¢ fracasado.
Por el contrario, contribuir a su ¨¦xito es una prioridad de la izquierda pol¨ªtica y social europea. Y por ello mismo, desde dentro y desde fuera de la Convenci¨®n, queremos construir una mayor¨ªa que ampl¨ªe sus objetivos, empezando por la plena inclusi¨®n de la Europa social en sus debates y en sus propuestas finales.
Ese compromiso cobra especial relevancia en un pa¨ªs como Espa?a, cuyo Gobierno, lamentablemente, est¨¢ a la cabeza de aquellos que creen que en el debate constitucional europeo el cap¨ªtulo social ni est¨¢ ni se le espera, o que la moneda ¨²nica puede continuar existiendo sin estar enmarcada en un aut¨¦ntico gobierno econ¨®mico de la Uni¨®n.
Nosotros pensamos exactamente lo opuesto: que la Constituci¨®n Europea debe permitir superar la situaci¨®n actual, en la que los objetivos sociales de la UE est¨¢n subordinados a la realizaci¨®n del mercado com¨²n y la uni¨®n econ¨®mica y monetaria, la pol¨ªtica social comunitaria se reduce a garantizar cierta correcci¨®n, en su caso, del mercado interior y muchas de sus medidas, en terrenos como el empleo, la formaci¨®n, los sistemas de seguridad social y los servicios de inter¨¦s general, terminan siendo tributarias de la pura l¨®gica del mercado.
Al igual que consideramos que, con la existencia del euro y la ampliaci¨®n -que apoyamos sin reservas-, la futura Constituci¨®n de la UE ha de establecer mecanismos de pol¨ªtica econ¨®mica com¨²n que eviten, entre otras cosas, el avance del dumping social. Tambi¨¦n en el campo econ¨®mico y social, y quiz¨¢s mucho m¨¢s que en otros, teniendo en cuenta el muy bajo nivel del que partimos, hace falta m¨¢s Europa como ¨²nica forma de hacer frente con fuerza al proceso de mundializaci¨®n, no para negarlo, pero s¨ª para intervenir en ¨¦l con el ¨¢nimo de democratizarlo, socializarlo y, en primera instancia, impedir que el modelo social europeo termine siendo una de sus v¨ªctimas.
?Cu¨¢les son nuestras propuestas de Europa Social para la Convenci¨®n y la futura Constituci¨®n Europea? ?Qu¨¦ demandamos que promueva el Gobierno espa?ol en ese marco? Avanzamos algunas propuestas:
1. La integraci¨®n de la Carta de Derechos Fundamentales de la UE, proclamada en Niza, en la Constituci¨®n, otorg¨¢ndole, por esa v¨ªa, un car¨¢cter jur¨ªdicamente vinculante. Los derechos en ella contenidos -individuales, sociales, de nueva generaci¨®n- deben ser considerados como program¨¢ticos y, por consiguiente, informadores de las pol¨ªticas y las decisiones comunitarias. La dimensi¨®n transnacional de los derechos sindicales fundamentales -asociaci¨®n, huelga, negociaci¨®n colectiva, etc.- tiene que ser expresamente reconocida.
Al mismo tiempo, la Uni¨®n deber¨ªa adherirse a la Convenci¨®n Europea de Derechos Humanos y a otros instrumentos jur¨ªdicos internacionales relevantes.
2. Situar los principios y los objetivos sociales en el centro de la Constituci¨®n Europea.
En la norma constitucional, la definici¨®n de la UE como una econom¨ªa social de mercado, la defensa y promoci¨®n del modelo social europeo, la consecuci¨®n del pleno empleo, la creaci¨®n de puestos de trabajo de calidad, alcanzar una alta protecci¨®n social universal, el desarrollo de los servicios de inter¨¦s general y p¨²blico eficaces y de calidad gestionados al margen de las estrictas normas de la competencia en el mercado ¨²nico y la consecuci¨®n de la igualdad -empezando por la de g¨¦nero- tienen que ser principios constitucionales b¨¢sicos y objetivos transversales propios de todas las pol¨ªticas, las instituciones y los miembros de la Uni¨®n.
A alcanzarlos deben orientarse, en primer lugar, el mercado com¨²n y la uni¨®n econ¨®mica y monetaria. Asimismo, a fin de evitar el dumping social, las competencias de la Uni¨®n deben extenderse a campos como el fiscal, la pol¨ªtica salarial y el derecho de asociaci¨®n transnacional. Es particularmente importante avanzar hacia la armonizaci¨®n de los impuestos de sociedades, sobre el capital y medioambientales.
3. Constitucionalizar un verdadero gobierno econ¨®mico y social de la UE.
Los pasos dados en el marco de la Estrategia de Lisboa son positivos, pero insuficientes. Por ello, es imprescindible poner fin a la actual asimetr¨ªa entre lo monetario, lo econ¨®mico y lo social en la actuaci¨®n comunitaria.
El objetivo consiste en coordinar de manera eficaz y democr¨¢tica las pol¨ªticas econ¨®micas, presupuestarias, sociales y de empleo de los Estados miembros, situando la moneda ¨²nica como instrumento al servicio de una aut¨¦ntica estrategia de desarrollo sostenible y profundizaci¨®n del modelo social europeo.
Para ello, la pol¨ªtica social y la pol¨ªtica de empleo deben situarse en la Uni¨®n al mismo nivel que la pol¨ªtica econ¨®mica, es decir, como de inter¨¦s com¨²n, siendo gestionadas como un conjunto integrado. El euro tropezar¨¢ si s¨®lo se apoya en un pilar monetario.
As¨ª, el Parlamento Europeo y el Consejo, a propuesta de la Comisi¨®n y teniendo en cuenta el parecer de los Parlamentos nacionales, adoptar¨ªan, con car¨¢cter vinculante para los Estados miembros, al comienzo de la legislatura, un programa de pol¨ªtica econ¨®mica, social y de empleo y, en ese marco, cada a?o, unas grandes orientaciones que lo ajustaran a la coyuntura.
En esa direcci¨®n, convendr¨ªa modificar el Estatuto del Banco Central Europeo, entre cuyas misiones deber¨ªa incluirse contribuir al crecimiento y el empleo, como ocurre con la Reserva Federal americana. Su directorio deber¨ªa ser elegido por el Parlamento Europeo a propuesta del Consejo. Particularmente importante ser¨ªa plantear la posibilidad de que fueran esas instituciones, junto con el BCE, las encargadas, a propuesta de la Comisi¨®n, de fijar el objetivo central de inflaci¨®n.
Por cierto que los debates m¨¢s recientes muestran que deber¨ªa reorientarse el Pacto de Estabilidad y Crecimiento -recordamos este t¨¦rmino, demasiadas veces olvidado-, diferenciando entre d¨¦ficit estructural y c¨ªclico e introduciendo la flexibilidad necesaria para hacer frente a la coyuntura econ¨®mica, empezando por la variable del empleo.
4. Estructurar el di¨¢logo y la concertaci¨®n social a nivel europeo.
Ser¨ªa preciso desarrollar un papel constitucional para los agentes sociales europeos, implic¨¢ndoles en la toma de decisiones econ¨®micas, sociales y de empleo a nivel comunitario. En esa direcci¨®n, podr¨ªa renovarse y reforzarse el Comit¨¦ Econ¨®mico y Social y establecerse un Comit¨¦ Tripartito sobre el crecimiento, el empleo y la cohesi¨®n.
Los agentes sociales tambi¨¦n deber¨ªan ser consultados en las negociaciones internacionales (como las relativas a la Organizaci¨®n Mundial de Comercio) y sobre cuestiones m¨¢s amplias, como la inmigraci¨®n, la educaci¨®n y la formaci¨®n profesional y la lucha contra la discriminaci¨®n.
Finalmente, se impone regular la firma de acuerdos colectivos europeos de forma ¨²til y supervisada por parte de las instancias de la UE.
En resumen, m¨¢s all¨¢ de estas propuestas concretas -seguro que podr¨ªan plantearse bastantes m¨¢s-, proponemos que el futuro pacto constitucional europeo est¨¦ basado no s¨®lo en una uni¨®n pol¨ªtica de orientaci¨®n federal, sino tambi¨¦n, y como parte fundamental de la misma, en una uni¨®n social.
Estamos planteando un 'contrato social' que pueda ser compartido por los europeos y las europeas, por los trabajadores y los empresarios, por los Estados miembros, por las fuerzas pol¨ªticas y sociales, que fomente, desde la profundizaci¨®n del modelo social europeo, el desarrollo sostenible en una UE comprometida con el fin de la pobreza en el mundo y la gesti¨®n progresista de sus consecuencias, como los flujos migratorios.
Nuestro reto se dirige a la Convenci¨®n Europea, que formular¨¢ en 2003 una propuesta constitucional y, en su d¨ªa, a la Conferencia Intergubernamental, que deber¨¢ pronunciarse sobre ella.
Lo hacemos desde el convencimiento de que ser¨¢ la presi¨®n social sostenida -que los sindicatos hemos puesto en marcha con motivo de las ¨²ltimas cumbres europeas, como las de Barcelona y Sevilla durante el semestre espa?ol-, junto con la actuaci¨®n pol¨ªtica en el marco de la Convenci¨®n, las que consigan una Constituci¨®n Europea pol¨ªtica y social digna de tal nombre.
Jos¨¦ Mar¨ªa Fidalgo y C¨¢ndido M¨¦ndez son secretarios generales de CC OO y UGT, respectivamente; Josep Borrell, Carlos Carnero y Diego L¨®pez Garrido, miembros de la Convenci¨®n Europea y diputados del PSOE.
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