Populismo a la turca
Un magnate de la televisi¨®n perseguido por la justicia irrumpe en la carrera electoral
No concede entrevistas. ?Para qu¨¦? Sus tres cadenas de televisi¨®n, su red de emisoras de radio y sus peri¨®dicos se ocupan de airear un mensaje populista y ultranacionalista en el que demoniza a la Uni¨®n Europea y al Fondo Monetario Internacional. 'Los extranjeros son los culpables de todos los males de los turcos', viene a decir en su campa?a. Hace apenas tres meses que fund¨® el Partido de la Juventud y los sondeos le sit¨²an en tercer lugar en las elecciones legislativas del domingo. Din¨¢mico y juvenil a sus 42 a?os; guapo, rico y famoso, ?para qu¨¦ meterse en pol¨ªtica en un pa¨ªs tan impredecible como Turqu¨ªa? Cem Ulzan figura en un lugar destacado de la revista Forbes entre las mayores fortunas del planeta. Adem¨¢s del grupo medi¨¢tico Star, controla Telsim, el segundo operador de telefon¨ªa m¨®vil turco. Compr¨® el ¨¢tico de la Torre Trump: 1.500 metros cuadrados sobre el cielo de Manhattan. Hasta tuvo un equipo de f¨²tbol como el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi. Y tambi¨¦n problemas con la justicia. Sobre Ulzan pesa una orden de busca y captura en Estados Unidos por una presunta estafa de 2.700 millones de d¨®lares a las multinacionales Nokia y Motorola.
Cem Ulzan aspira, con el Partido de la Juventud, a conseguir la inmunidad parlamentaria
Su vida cambi¨® cuando se le abri¨® otro proceso en Turqu¨ªa que puede conducirle hasta la c¨¢rcel. No le importa dilapidar decenas, puede que centenares, de millones de euros de su fortuna personal con tal de no acabar en una mazmorra turca. Su campa?a ha sido un ¨¦xito: conciertos de m¨²sica pop donde se ofrece generosamente comida y bebida, promesas de trabajo y terrenos para edificar una casa a los votantes. Todo vale con tal de lograr la inmunidad parlamentaria.
Se trata de un lujo caro en Turqu¨ªa, donde para poder contar con esca?os los partidos deben lograr al menos el 10% de los votos en el conjunto de la naci¨®n. ?Ser¨¢ acaso por dinero? Ulzan contrat¨® a Al¨ª Tharan, el mejor agente de imagen y publicidad turco. Despu¨¦s se compr¨® una organizaci¨®n pol¨ªtica, el Partido del Renacimiento, y le cambio el nombre para no perder tiempo en tr¨¢mites burocr¨¢ticos. Y los tres canales de Star est¨¢n a su exclusivo servicio.
En Ankara crece la sospecha de que s¨®lo pueden informar sobre los actos p¨²blicos de Ulzan los periodistas de los medios que ¨¦l mismo controla. Los millones de abonados de Telsim, mientras tanto, no dejan de recibir mensajes electorales del Partido de la Juventud en la pantalla de su m¨®vil.
El Berlusconi turco lanza en su campa?a mensajes tan simples como 'Dejad paso a Turqu¨ªa' o 'Nadie puede parar a Turqu¨ªa'. Viaja en su avi¨®n o en sus helic¨®pteros privados recorriendo el pa¨ªs dando m¨ªtines ante miles de j¨®venes con banderas blancas y rojas con el anagrama de las dos medias lunas enfrentadas ante una estrella que recuerda vagamente tanto a la ense?a turca como al logotipo del Partido de Acci¨®n Nacionalista, la ultraderecha que hasta ahora ha compartido el poder con Bulent Ecevit y que corre el riesgo de ser desalojada de la C¨¢mara por el Partido de la Juventud.
Ulzan insiste en sus actos de campa?a en que Turqu¨ªa debe recuperar la 'dignidad y el honor' mientras suenan de fondo marchas fascistoides. 'Es el hombre que puede salvar a Turqu¨ªa', dice unos de los j¨®venes en un mitin retransmitido por la cadena Star, 'y como ya es rico, no robar¨¢ como los otros pol¨ªticos'.
Su mensaje populista cala con fuerza entre los j¨®venes en paro de las ciudades y entre las familias empobrecidas de la Anatolia profunda, en medio de la peor crisis econ¨®mica que vive Turqu¨ªa en m¨¢s de 50 a?os. Para muchos turcos proeuropeos, Cem Ulzan, a pesar de su pelo rubio y sus ojos azules, encarna la cara m¨¢s oscura de Turqu¨ªa: un orgulloso aislacionismo asi¨¢tico, un discurso inquietante que parece heredado del de los Lobos Grises, los escuadrones de la muerte de ultraderecha de la agitada Turqu¨ªa de los a?os setenta. En Ankara resulta evidente el dilema turco: o Europa o el caos.
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