De los zapatos Gorila a las deportivas Nike
La Espa?a de los a?os cincuenta era un pa¨ªs aut¨¢rquico, encerrado en s¨ª mismo. En aquel tiempo, las clases medias y bajas ten¨ªan poco donde elegir. Cuando los ni?os necesitaban calzado, los padres acud¨ªan a unas zapater¨ªas en las que a cambio de comprar unos escarpines de extrema dureza llamados Gorila (serv¨ªan para andar, hacer gimnasia o jugar al f¨²tbol, todo a un tiempo), los dependientes regalaban una peque?a pelota verde. Alessandro Baricco, que tiene 44 a?os, recuerda que en Italia los Gorila se llamaban Superga, los hab¨ªa beis o azules y tambi¨¦n obsequiaban con la pelotita. Hoy, cuando los padres compramos zapatillas de deportes a nuestros hijos, hay multitud de marcas fabricadas en cualquier parte del planeta, y nosotros mismos llevamos puestas las zapatillas de deportes. Este cambio es la globalizaci¨®n.
NEXT. SOBRE LA GLOBALIZACI?N Y EL MUNDO QUE VIENE
Alessandro Baricco Traducci¨®n de Xavier Gonz¨¢lez Rovira Anagrama. Barcelona, 2002 105 p¨¢ginas. 10 euros
Baricco es un novelista turi
n¨¦s, que ha triunfado con peque?as novelas llenas de sensibilidad y detalles como Seda o City. Un d¨ªa de hace poco se encontraba viendo por televisi¨®n la ciudad de G¨¦nova militarizada, ante la reuni¨®n del G-8 (los siete pa¨ªses m¨¢s ricos del mundo y Rusia) y las manifestaciones de los movimientos antiglobalizaci¨®n. All¨ª se produjo el primer muerto de estas movilizaciones hoy tan frecuentes. Baricco se pregunt¨® por qu¨¦ no estaba ¨¦l all¨ª. Y se respondi¨®: porque no s¨¦ qu¨¦ es la globalizaci¨®n.
A partir de entonces comenz¨® a trabajar con un m¨¦todo inductivo para saber en qu¨¦ consist¨ªa uno de los conceptos m¨¢s repetidos desde hace casi una d¨¦cada. Cre¨ªa, con raz¨®n, que para entender la globalizaci¨®n no hay que ser profesor de econom¨ªa pol¨ªtica, sino aplicar el sentido com¨²n: no existe una definici¨®n de la estupidez, pero hay muchos ejemplos de ella.
Lo primero que hizo fue separar la teor¨ªa de la pr¨¢ctica. En la globalizaci¨®n todo el mundo puede comprar de todo a trav¨¦s del correo electr¨®nico. Consultada la cadena italiana de supermercados Coop, la respuesta fue que sus ingresos a trav¨¦s del correo electr¨®nico representan tan s¨®lo el 0,008% de la facturaci¨®n. Desagreguemos al mundo que m¨¢s le interesa a Baricco: los libros. De cada 100 libros que se venden en Italia, medio se compra on line, 10 a trav¨¦s del viejo m¨¦todo por correspondencia y 89 a trav¨¦s de librer¨ªas, quioscos y grandes superficies. As¨ª desmitifica el fen¨®meno.
El escritor no profundiza en el movimiento antiglobalizaci¨®n, pero en su an¨¢lisis llega a una postura tajante: si no existiera habr¨ªa que inventarlo, defenderlo de la extinci¨®n: es nuestro seguro contra los fascismos. Los antiglobalizaci¨®n son la ansiedad que nos mantiene despiertos en las noches de nuestro sentido com¨²n.
El combustible de la globalizaci¨®n es el dinero. Las guerras siempre se han hecho para poner el capital en movimiento: para conquistar otros mercados, para posesionarse de los recursos ajenos. La globalizaci¨®n es revolucionaria en el sentido de que, de hecho, es un sistema estudiado para hacer respirar al dinero a trav¨¦s de la paz. No s¨®lo no le sirve la guerra, sino que necesita la paz para extenderse. Por eso, los atentados del 11-S suponen un retroceso en el movimiento internacionalizador del planeta.
No todo es bueno. La globalizaci¨®n es tambi¨¦n la ley del m¨¢s fuerte. Quien la publicita hoy sin matices pide a cambio una libertad de acci¨®n que reconoce un ¨²nico principio de regulaci¨®n, una sola regla del juego: la ley del m¨¢s fuerte. Las cuestiones m¨¢s ingenuas son las m¨¢s dif¨ªciles de responder; por eso Baricco termina su reflexi¨®n con esta pregunta: ?estamos dispuestos, para vivir en un mundo m¨¢s rico, a vivir en un mundo selectivo, darwinista, competitivo, duro, donde los vencedores ganan y los derrotados pierden? Buena pregunta.
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