El realismo nunca muere
El realismo nunca muere. Hasta en estos tiempos de 'descr¨¦dito de la realidad', que coinciden con los del hipercr¨¦dito de la publicidad y de los medios de (in)comunicaci¨®n, el realismo sobrevive disfraz¨¢ndose de feminismos, multiculturalismos, novelas policiales, viajes, poes¨ªas de la experiencia (todas lo son) y hasta de ficciones cient¨ªficas. Todo es realismo en esta vida a la que tienden todos los libros, al menos los que quieren contener la ¨¦tica debida para seguir si¨¦ndolos de verdad. Y aqu¨ª tenemos un primer libro de memorias de Antonio Ferres, otro de los grandes de aquella generaci¨®n a la que se llam¨® 'de la berza' para borrarla del mapa, cosa que felizmente no han conseguido.
MEMORIAS DE UN HOMBRE PERDIDO
Antonio Ferres Debate. Madrid, 2002 224 p¨¢ginas. 15,50 euros
La carrera de Antonio Ferres comenz¨® hace casi medio siglo, pues obtuvo en 1954 un Premio S¨¦samo de cuentos, galard¨®n fundamental para el lanzamiento de este 'realismo comprometido' que sacudi¨® la literatura espa?ola de mediados del siglo pasado. Aquellos 'realistas' se autollamaron 'sociol¨®gicos' por no declarar la verdad: eran 'socialistas' y perfectamente pol¨ªticos en resumidas cuentas, en su mayor parte comunistas, aunque todos ellos se fueron quemando en dicho intento, que a estas alturas sigo considerando no s¨®lo necesario sino el m¨¢s perfectamente noble y ¨¦tico en aquella situaci¨®n tan dictatorial como degradada. Como sus compa?eros Juan Eduardo Z¨²?iga, Jes¨²s L¨®pez Pacheco, Armando L¨®pez Salinas, Alfonso Grosso, Juan Garc¨ªa Hortelano y tantos otros compa?eros m¨¢rtires sufrieron persecuci¨®n por la justicia -y por la literatura-.
Heredaron de los primeros intentos cr¨ªticos -Cela, Laforet, Delibes y de la poes¨ªa de los Otero, Celaya, Nora y J. A. Goytisolo- y de unos primeros realistas 'puros' -Aldecoa, Fern¨¢ndez Santos, Fraile, Mart¨ªn Gaite, Matute, Ferlosio o no realistas como Benet o Mart¨ªn Santos, coincidentes en intenciones- a los que 'politizaron' quiz¨¢ en exceso, junto a Caballero Bonald, Mars¨¦ y los otros dos Goytisolo narradores... La primera novela de Ferres, La piqueta (1959), fue uno de los intentos mod¨¦licos de la tendencia y ahora aparece reeditada en Viamonte con buena introducci¨®n de Javier Alfaya. Trama editorial lanza asimismo ahora la primera edici¨®n espa?ola (estuvo prohibida) de su tercera novela Al regreso del Boiras, mientras Debate publica estas primeras memorias, tan desencantadas ya desde su t¨ªtulo, aunque no tanto como el que promete de 'memorias de un tiempo maldito'.
Autor de 10 novelas -de entre las que destaco Con las manos vac¨ªas (1964) y entre las ¨²ltimas Los confines del reino (1997)-, ha publicado dos libros po¨¦ticos- y tres de viajes (Caminando por las Hurdes, Tierra de olivos y Mirada sobre Madrid), su obra dio un gran giro con su exilio a M¨¦xico, Estados Unidos y ?frica, donde ha pasado casi tres d¨¦cadas como profesor, hacia motivos m¨¢s hippies y budismos m¨¢s o menos californianos, que no le han devuelto la solidez anterior. Pero con la ¨²ltima novela citada, de 1997, con La piqueta y otros de sus primeros libros, son obras tan significativas como representativas, y que no se pueden ignorar, aunque siempre haya sido un narrador l¨ªrico, tierno y honesto -m¨¢s que formalista- hasta en estos sus -o nuestros- tiempos de este triste final que aqu¨ª testimonia con una hondura y rigor que contrasta con su fragmentarismo deshilvanado. Es un escritor de cuerpo entero, que sigue en pie, pues nos sigue reflejando hasta en sus vacilaciones, dudas y amarguras. ?Y cu¨¢les ser¨¢n esos a?os malditos que nos promete, los primeros o los ¨²ltimos, o quiz¨¢ aquellos malditos primeros son los que nos han tra¨ªdo estos malditos ¨²ltimos que no nos dejan vernos nunca por dentro de verdad, y que viva el botell¨®n, que es lo nuestro, tal y como entonces lo era, aunque de otra manera, claro, tambi¨¦n el realismo era -y es- una cuesti¨®n de maneras: una ¨¦tica.
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