Espectros deltr¨¢nsito
Milton Hatoum public¨® en 1977 un libro de poemas acompa?ados por fotograf¨ªas con el t¨ªtulo Amazonas. Palavras e imagens de um rio entre ru¨ªnas. Los ¨²ltimos versos, a modo de pregunta, dan una clave para entender en gran medida qu¨¦ ocurre con Relato de un cierto Oriente: '?Qu¨¦ otro r¨ªo surgir¨¢ / sobre la superficie / de este r¨ªo hecho desierto?'
Representaci¨®n del tr¨¢nsito entre el L¨ªbano y Brasil, el relato explora el universo de las relaciones familiares y hurga en la mezcla de costumbres brasile?as y ¨¢rabes. Y las voces se vuelven espiral, peque?os relatos que se incluyen como los cuentos de las Mil y una noches. Pero no s¨®lo el habla, las inflexiones del lenguaje, los matices de entonaci¨®n cumplen el papel de la reconstrucci¨®n imaginaria. No s¨®lo los discursos (cartas, an¨¦cdotas: relatos) intentan recomponer ese 'cierto Oriente' del t¨ªtulo, discursos cuyo ritmo crece o decrece en su contraste con una casa que ya no es lo que era, en la sucesi¨®n de muertes y la permanencia de los personajes muertos en la conciencia de los vivos.
RELATO DE UN CIERTO ORIENTE
Milton Hatoum Traducci¨®n de Juana Mar¨ªa Inarejos Ortiz Akal. Madrid, 2002 172 p¨¢ginas. 11,25 euros
Las capas de la memoria, capas de la escritura, capas o granos de la voz, se completan con la insistencia en el arte de la reproducci¨®n fotogr¨¢fica. Mirada, imagen, espectro. Tal vez por aquello de Roland Barthes cuando vincula etimol¨®gicamente 'espectro' y 'espect¨¢culo' y afirma: 'he decidido tomar como gu¨ªa la conciencia de mi emoci¨®n'. O, dicho con palabras del personaje llamado Dorner, el fot¨®grafo alem¨¢n: 'Antes fijaba un ojo en un fragmento del mundo exterior y accionaba un bot¨®n. Ahora es la mirada de la reflexi¨®n la que me interesa'.
Emilie es, en la novela de Ha
toum, la mujer que atesora los secretos de la familia. Se complementa con el comerciante ¨¢rabe, silencioso lector y narrador de historias. Lo interesante es que a trav¨¦s de la figura de la mujer que vuelve a Manaos en busca de Emilie se trastorna el esquema cl¨¢sico del hombre que viaja y se aventura frente a la figura tradicional femenina, representante de la espera. Milton Hatoum aparece en ¨¦sta, su primera novela (publicada en Brasil en 1989), como un verdadero maestro en el manejo de la prosa r¨ªtmica, oscilante entre el placer de narrar, la morosidad en la descripci¨®n y animaci¨®n de los objetos, sensible hasta el extremo de la lucidez (sin sintaxis no hay emoci¨®n duradera, dir¨ªa Pessoa), poeta y, por qu¨¦ no, fot¨®grafo imaginario.
L¨¢stima que ni la traducci¨®n ni la edici¨®n de este libro excelente est¨¦n tan cuidadas como debieran: el 'gergelim', que es 's¨¦samo', no se traduce; 'un mont¨®n de ma¨ªz' es 'un monte de ma¨ªz'; por no hablar del exceso de gerundios, leg¨ªtimos en portugu¨¦s pero no en castellano. Estos descuidos, sin embargo, no habr¨¢n de ser un l¨ªmite para sumergirse en la estupenda novela de Milton Hatoum y recorrer, con el asombro que produce la buena literatura, los espectros de un tiempo que se ha ido pero renace en foto (imaginaria) y en palabra.
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