Murieron a garrote vil
'Significo a V. I. haber dispuesto todo convenientemente y haber dado cumplimiento a la sentencia a las cinco horas del d¨ªa de hoy, sin novedad. Dios guarde a V. I. muchos a?os'. La misiva la escrib¨ªa el 17 de agosto de 1963 el director de Carabanchel para dar conocimiento al magistrado titular del Juzgado Especial de Actividades Extremistas de la ejecuci¨®n de los militantes libertarios Joaqu¨ªn Delgado Mart¨ªnez y Francisco Granado Gata. Mor¨ªan, seg¨²n el parte, por 'asistolia y traumatismo bulbar', es decir, como consecuencia del garrote vil. Entre otros grandes rehabilitados del franquismo, por esas fechas Manuel Fraga era ministro de Informaci¨®n y Turismo. Su caso fue reporteado por Berlanga en la pel¨ªcula El verdugo, que le signific¨® a?os de no poder rodar, y una vez demostrada la inocencia de los dos condenados y la notoria falsedad de las pruebas usadas, hubo quien llamo a Granado y Delgado los Sacco y Vanzetti espa?oles. 'No cometieron el robo ni el asesinato, pero eran anarquistas y, por tanto, culpables'. La frase, extra¨ªda del sumario contra Sacco y Vanzetti, define a la perfecci¨®n el delito real que los llev¨® a la muerte. No saco a colaci¨®n el caso por los motivos que, sin embargo, ser¨ªan pertinentes: la lucha contra el olvido de las v¨ªctimas, v¨ªctimas inocentes que, sin haber llegado a la m¨ªtica de un Grimau o un Puig Antich, ni tan s¨®lo existieron como tales; la lucha en contra del proceso de enternecimiento del franquismo, cada vez m¨¢s entra?able en su formulaci¨®n y menos letal; la lucha a favor de la dignidad de la memoria hist¨®rica... A pesar de la solidez de cualquiera de los motivos morales que obligan a recordar estos asesinatos, la perversi¨®n del brazo alargado de la represi¨®n -que llega a secuestrarnos el presente- a?ade un nuevo, tr¨¢gico e incre¨ªble motivo: la viuda de Joaqu¨ªn Delgado, Pilar Vaquerizo, no ha tenido derecho a la peque?a indemnizaci¨®n que da la Comunidad de Madrid porque los condenados 's¨®lo estuvieron 17 d¨ªas en la c¨¢rcel' y no los meses m¨ªnimos que establece la ley. Es decir, como tuvieron la osad¨ªa de dejarse condenar y matar a los 17 d¨ªas de haber sido encarcelados y cometieron la indecencia de no disfrutar de la comodidad de las c¨¢rceles franquistas antes de ser asesinados, el Gobierno del simp¨¢tico Alberto Ruiz-Gallard¨®n le niega todo derecho: como es obvio, el cementerio no se prev¨¦ como escenario de represi¨®n penitenciaria... Previamente, en el 98, conocidos ya los aut¨¦nticos responsables de los actos que imputaron a Granado y Delgado, la revisi¨®n de condena fue rechazada por el Tribunal Supremo porque su ejecuci¨®n se hab¨ªa hecho 'con arreglo a la legalidad vigente'. La frase de Pilar Vaquerizo 's¨®lo quiero que la justicia reconozca que mat¨® a dos inocentes' qued¨® como quej¨ªo hueco, in¨²til lamento ante el muro inquebrantable que protege los cr¨ªmenes y a los criminales de la represi¨®n. A?adir a todo ello que Pilar recibe una ayuda del Estado franc¨¦s por ser 'viuda de un represaliado pol¨ªtico del franquismo', ayuda que le es negada en Espa?a, es como a?adir vinagre a la herida: ?la realidad tiene una tendencia tan morbosa al esperpento! Y as¨ª estamos ahora, con la gente de la CGT intentando rehabilitar la memoria de Granado y Delgado a trav¨¦s de una amplia campa?a informativa que, de la mano del hist¨®rico Octavio Alberola, llega ahora a Barcelona: ?se interesar¨¢ alguien por el tema? La desmemoria impuesta en los renglones victoriosos de la historia escrita..., el pacto de silencio..., la indecente amoralidad de nuestra consciencia memor¨ªstica, esa que un d¨ªa se fue de vacaciones pagadas y no volvi¨®..., todo conjura a favor del olvido y en contra de las v¨ªctimas, doblemente v¨ªctimas en su condici¨®n, tambi¨¦n, de ignoradas.
Y sin embargo, ?podemos permitirnos este ejercicio de indecencia colectiva con nuestra propia historia? De hecho, nos lo permitimos d¨ªa a d¨ªa, perfectamente instalados en una nostalgia de ba?o mar¨ªa que ha reducido la represi¨®n franquista a una pura molestia, como si todos fu¨¦ramos esos entra?ables miembros del Cu¨¦ntame televisivo, con sus ni?os un poco progres y sus ni?as un poco modernas y sus fachas un mucho humanos. La realidad de encarcelamientos, ejecuciones, censuras y destrucci¨®n que fue el franquismo ha quedado en el gui¨®n como una simple incomodidad hist¨®rica. Y claro, ?c¨®mo quedar¨ªa de mal la sangre de los Granado y Delgado en ese papel cuch¨¦ tan lindo que nos han fabricado! El calvario que sufre Pilar Vaquerizo, que ni tan s¨®lo consigue que la justicia democr¨¢tica considere 'inocentes' a unos inocentes asesinados por la justicia franquista, es la cr¨®nica de nuestra renuncia colectiva. Dif¨ªcilmente conseguir¨¢ nada: las v¨ªctimas inocentes incomodar¨ªan demasiado al silencio pactado. De hecho, lo pervertir¨ªan.
Granado y Delgado, adem¨¢s, eran anarquistas, su delito m¨¢s notorio. Delito no s¨®lo para el r¨¦gimen tir¨¢nico que los mat¨®, sino tambi¨¦n para la izquierda oficial, ¨²nica y verdadera, que monopoliz¨® el antifranquismo. Una izquierda que no s¨®lo elev¨® sus propios m¨¢rtires sobre el silencio de los m¨¢rtires sin bandera, sino que tuvo especial cuidado en hacer olvidar el papel hist¨®rico de todo el movimiento libertario. Este pa¨ªs, que tuvo la experiencia anarquista m¨¢s notable del mundo y que lleg¨® a movilizar miles de personas a favor del sentimiento libertario, cuya aportaci¨®n a los valores democr¨¢ticos fue fundamental, este pa¨ªs, dec¨ªa, ha conseguido hacer desaparecer todo ello de un plumazo. Como si nunca hubieran existido esos Noi del Sucre, esos Durruti, esas Montseny, esos Granado y Delgado. No sabr¨ªa decir qu¨¦ ha sido m¨¢s letal para el movimiento libertario, si la represi¨®n franquista o el desprecio de la izquierda oficial, pero la suma de los dos procesos represivos ha conseguido destruir hasta su memoria. Y si..., el desprecio de la izquierda tambi¨¦n ha sido una forma de represi¨®n.
Suerte, Pilar Vaquerizo, en tu lucha por la dignidad. Aunque no est¨¦s demasiado acompa?ada, para nada est¨¢s sola.
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