Sin coche
Tras un desgraciado accidente de tr¨¢fico en el cual una se?ora (no merece de momento ese tratamiento), de forma arbitraria y sin justificaci¨®n que le obligara a ello, ech¨® pie del freno de su coche en plena circulaci¨®n fluida por una v¨ªa urbana, me he quedado sin coche (lo ten¨ªa a terceros).
Me he quedado sin coche porque nuestras autoridades municipales de tr¨¢fico no informan debidamente a los conductores implicados en un accidente de la necesidad de hacer un atestado cuando se produce una colisi¨®n con da?os en la que una parte pr¨¢cticamente no tiene defensa (seguro a terceros), a no ser que en ese momento te busques un testigo. (Un coche de la Polic¨ªa Municipal de Tr¨¢fico se person¨® y se limit¨® a regular el tr¨¢fico). Pero si vas confiado de que se har¨¢ justicia, eres un ut¨®pico.
Las leyes est¨¢n hechas para defender a los m¨¢s fuertes, a las grandes compa?¨ªas, as¨ª que quien da por detr¨¢s a un veh¨ªculo, aunque no tenga la culpa, se come el marr¨®n. Mi coche destrozado por la imprudencia de C. V. L., que me babeaba todo el rato que se declaraba culpable, pero que a la hora de mostrar su integridad personal haciendo una declaraci¨®n jurada para que su seguro (Mutua Madrile?a) corriera con mi reparaci¨®n, se raj¨® en seco. En circunstancias como ¨¦sta, muchas veces no es suficiente con guardar una distancia prudencial de seguridad. Las leyes a veces son perversas, pero sobre todo la falta de humanidad de algunas personas. Yo apelo a esta persona, a que se responsabilice de sus actos y responda por ello del mal que me ha causado. Yo s¨¦ que puede y que debe hacerlo. Es de justicia reparar un da?o que has causado.
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