Ap¨®stoles del terror
No hay m¨¢s ciego que el que no quiere ver. El Partido Popular se empe?a en negar la Andaluc¨ªa real, sigue explotando despu¨¦s de tantos a?os los estereotipos manidos y los t¨®picos folcl¨®ricos. Sin obviar los problemas que existen a¨²n por resolver, esta tierra ha avanzado m¨¢s que nunca en su historia desde la instauraci¨®n de la democracia y la puesta en marcha de una autonom¨ªa plena ganada a pulso por el pueblo andaluz. La derecha, erre que erre, no quiere pasar p¨¢gina, reincide con alevos¨ªa en el error, se olvida de su historia reciente, cuajada de errores y agresiones a una comunidad que tiene memoria.
En los ¨²ltimos meses, la plana mayor del PP se ha lucido en sus romer¨ªas electoralistas. Un ex ministro, Juan Carlos Aparicio, llama vagos a los andaluces; Aznar compara la autonom¨ªa con el franquismo, y Mayor Oreja reitera una y otra vez que en Andaluc¨ªa, al igual que en Catalu?a y en el Pa¨ªs Vasco, hay un miedo cerval al cambio, a la alternancia pol¨ªtica, y que por ello la democracia est¨¢ incompleta. El ex ministro de Interior, con carita de Semana Santa e ideas de Carnaval, se desahoga con el benepl¨¢cito y la mueca c¨®mplice de sus compa?eros del PP andaluz.
Ya est¨¢ bien de apelar al miedo con una humareda de demagogia y de catecismo opusino
La astracanada de Mayor Oreja no obedece a un simple calent¨®n en un mitin, a un fugaz desliz, sino que es una clara demostraci¨®n de la obsesi¨®n enfermiza de la derecha hacia esta comunidad. El ex ministro, que cada d¨ªa se parece m¨¢s a su clon de los gui?oles, se ha erigido en el ariete de la crispaci¨®n, en el Torquemada de los territorios hostiles, en el martillo de herejes de los desafectos a un proyecto aznarista cada vez m¨¢s antiguo, autoritario y antisocial. Esta salida de tono es una vuelta de tuerca m¨¢s a la estrategia antiandaluza desplegada por el PP desde que lleg¨® al Gobierno de la naci¨®n: de la asfixia pol¨ªtica y financiera y el ninguneo a las instituciones auton¨®micas han pasado al hostigamiento social. Aznar le ha encargado a su ex ministro, tras fracasar en su candidatura en las elecciones vascas, que haga apostolado del miedo por las tierras de promisi¨®n de la derecha.
Es un aut¨¦ntico insulto para todos los andaluces y las andaluzas negar la existencia de libertad y democracia. Mucho m¨¢s en boca de uno de los herederos de la derecha rancia que maltrat¨® y abus¨® de esta tierra y sus gentes durante tantas d¨¦cadas. Andaluc¨ªa ha recuperado la autoestima y la esperanza en sus posibilidades. El miedo es de otras ¨¦pocas, un terror que hac¨ªa que las clases humildes tuvieran que bajarse de las aceras para dejar pasar a los caciques, que los jornaleros no pudieran mirar a la cara a los se?oritos. Frente a ese pasado grotesco y horripilante, Andaluc¨ªa respira y crece en democracia. Aqu¨ª, como en todas partes de Espa?a, se vota en plena libertad y el ciudadano decide seg¨²n le dicta su conciencia.
Ya est¨¢ bien de apelar al miedo, de querer ocultar los continuos descalabros electorales del Partido Popular con una humareda de demagogia, de catecismo opusino y de recetas trasnochadas. Aun comprendiendo el dif¨ªcil estado psicol¨®gico de Mayor, no son de recibo unas valoraciones pol¨ªticas tan pat¨¦ticas como desafortunadas, tan malintencionadas como impropias de un pol¨ªtico que dice ser dem¨®crata. Las urnas son soberanas y los resultados no admiten discusi¨®n. El ex ministro, como muchos de sus compa?eros populares andaluces, recurre a la pataleta de los perdedores, ya que la derecha no encuentra la f¨®rmula para construir una alternativa cre¨ªble en Andaluc¨ªa.
Comparar la situaci¨®n de nuestra comunidad con el terrorismo del Pa¨ªs Vasco, adem¨¢s de rid¨ªculo, demuestra la talla pol¨ªtica de los dirigentes del PP. Ante la falta de ideas, la mejor respuesta de la derecha es la provocaci¨®n, la descalificaci¨®n contra los que no piensan como ellos. El PP, con Aznar a la cabeza, destila un tono rencoroso y exaltado contra nuestra comunidad. No es sorprendente porque la derecha ni comprende ni quiere a Andaluc¨ªa, por eso la desprecia y la maltrata. Esa actitud hace que la sociedad andaluza marque distancias y opte libremente por otras opciones que le merecen m¨¢s cr¨¦dito, que le son m¨¢s cercanas. Para ganar en Andaluc¨ªa hace falta tener proyecto, capacidad y compromiso con esta tierra.
Luis Pizarro es secretario de Organizaci¨®n del PSOE de Andaluc¨ªa.
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