Jim¨¦nez Lozano dice que hoy se confunde la cultura con la industria cultural
El ensayista ha impartido en la Residencia de Estudiantes un taller de narrativa
Bajo el t¨ªtulo El narrador y sus historias, Jos¨¦ Jim¨¦nez Lozano (Langa, ?vila, 1930) ha impartido esta semana un taller de literatura en la Residencia de Estudiantes de Madrid. Ensayista, periodista, novelista y poeta, Jim¨¦nez Lozano vers¨® su lecci¨®n en tres temas: El escritor y sus demonios, Escribir historias cuando no es tiempo para ellas y Dos outsiders: Cervantes y Dostoievski. Un recorrido, que seg¨²n ¨¦l, pretende mostrar los caminos que el escritor contempor¨¢neo ('aquel que se compromete con la profundidad de la existencia humana') debe transitar.
Con un cigarro habanos en una mano y una coca-cola en la otra, el que fuera director del Norte de Castilla, autor de Los tres cuadernos rojos (?mbito), Ronda de noche (Seix Barral) o El sambenito (Destino) se queja de c¨®mo son hoy las redacciones de los peri¨®dicos. 'Antes eran verbeneras. Hasta un jubilado de The New York Times, un viejo amigo que estuvo hace poco en Espa?a, se qued¨® sorprendido con lo aburridas que son nuestras redacciones. Los peri¨®dicos han cambiado mucho. El periodista ya no manda y antes, le aseguro que s¨ª, era el que mandaba. Quiz¨¢ por eso ahora las redacciones resultan tan tristes'.
Autor de una gu¨ªa espiritual de Castilla, Lozano es un estudioso de las transformaciones urban¨ªsticas del paisaje espa?ol. 'Hay de todo', dice, 'aunque yo soy de los que cree que hay ruinas que evocan un mundo y hay restauraciones que lo ahuyentan'.
Para Jim¨¦nez Lozano hoy se confunde peligrosamente 'la cultura con la industria cultural'. 'Y por todo esto me parece importante preguntarse por el escritor. ?Qu¨¦ le pasa? ?Qu¨¦ puede esperar? ?Qu¨¦ puede amedentrarle?', a?ade. '?sta es una sociedad de masas compleja para el escritor y la literatura. Es una ¨¦poca confusa porque hay demasiadas voces y desgraciadamente no muy diferentes. Hoy se necesita m¨¢s tiempo para ordenar lo que nos rodea'. Seg¨²n el curso impartido en Madrid por Jim¨¦nez Lozano, en un mundo en el que prevalece la mentira, 'el escritor debe capturar los murmullos', las historias peque?as frente a las grandes narraciones, 'la mirada ¨²nica y distante'.
'Los demonios del escritor son todo aquello que hipoteca, falsea, pesa o impide la obra del escritor', contin¨²a. 'El escritor no puede obviar la pregunta de Adorno, ?es posible la poes¨ªa despu¨¦s de Auschwitz? Esa pregunta le permite afrontar la dimensi¨®n moral de sus demonios, exteriores o interiores'. Los demonios externos son, para Lozano, las condiciones pol¨ªtico-culturales en las que vive el autor. De los interiores -'el escritor debe escribir por encima de cualquier sumisi¨®n o independencia'-, el m¨¢s peligroso es el que hace creer al escritor que su yo es demiurgo. 'Ese demonio se hace expl¨ªcito en las grandes narraciones que quieren contarlo todo'.
'Dec¨ªa H?lderlin', a?ade Jim¨¦nez Lozano, 'que los hombres corrientes no dejan huella, y precisamente por eso es el hombre corriente quien debe interesar al escritor, quien debe saber que los gritos mudos pueden hablar y entonces dejar¨¢n trastorno, sacar¨¢n al que lee de sus casillas'. 'No atender esa voz baja, muda, es escribir ¨¦pica, aludir a dioses y mitolog¨ªa, hacer el relato del poder: mundanidad, repetici¨®n en la que no pasa nada que no haya pasado antes. Cuando se lee un murmullo no existe el mundo, s¨®lo existe la palabra que se lee. Entonces se hace justicia con los que sufrieron'. Otra vez citando a Adorno, el escritor concluye: 'Todo arte placentero comete una injusticia con los muertos. Esa distinci¨®n moral impl¨ªcita en la peque?a narraci¨®n, la que atiende a los que no tienen la voz del poder, es lo que debe tener en cuenta el escritor contempor¨¢neo'.
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