La heroica salva al Athletic

La heroica, el ¨²ltimo recurso del f¨²tbol, es para el Athletic, hoy en d¨ªa, el primero, el ¨²nico. Se trata de invertir los papeles. Por ejemplo, que el p¨²blico que llen¨® San Mam¨¦s al dictado del presidente, sea m¨¢s importante que el equipo o que el entrenador, aunque sea un lujo; que Arriaga, un chiquit¨ªn casi juvenil dispute un bal¨®n de cabeza en un saque de esquina y propicie -rebotes de por medio- el tanto del empate de Etxeberria; que Javi Gonz¨¢lez, vilipendiado por Heynckes por su intercambio de camisetas con Aimar, tras el oprobio de Valencia, se convierta en el emblema de la raza que hace a?os se echa en falta en San Mam¨¦s.

No hay l¨®gica en el Athletic. Pero algo queda de la heroica. Quince minutos, no m¨¢s, porque el car¨¢cter de los chicos rojiblancos no da para muchas alegr¨ªas.

El Athletic, futbol¨ªsticamente, est¨¢ muerto. Pero el Celta se encuentra convaleciente, muy lejos de aquella lucidez sin t¨ªtulos que encandil¨® al personal futbol¨ªstico por su culto al espect¨¢culo.Ayer, no s¨®lo se alej¨® del f¨²tbol vistoso, sino que demostr¨® una candidez tan infantil que acab¨® aquejando a hombres hechos y derechos como Berizzo o C¨¢ceres, acogotados por la simple presencia de Urzaiz. El gol de la victoria rojiblanca, en el minuto 90, fue el resumen del espect¨¢culo. Berizzo, un central con hechuras, sabiondo y sobrado, decidi¨® entregar todo su poder¨ªo en un saque de esquina al viejo recurso de agarrar de la camiseta a Urzaiz para impedir su remate. Una actitud de juvenil acobardado, que se al¨ªa con el acogotamiento de los ¨¢rbitros en la ¨¢reas para frenar a un futbolista corpulento. De la camiseta nadie ha tumbado a Urzaiz -a alguno de los que le han agarrado del cuerpo los ha levantado del suelo- y el delantero navarro clav¨® el bal¨®n en la red con un suave golpe de tup¨¦. Ni se enter¨® de que llevaba la camiseta por fuera cuando se la quit¨®, la lanz¨® al p¨²blico y se fue a festejar el gol con los aficionados.

Y hay quien dice que no hab¨ªa crisis. La Copa de Europa no hubiera merecido una celebraci¨®n m¨¢s sentida que la de la victoria rojiblanca ante un Celta que no es ni sombra de lo que fue hace bien poco.

Tres goles, tres ocasiones, si se puede llamar ocasi¨®n al ejercicio absurdo del Athletic en el gol del Celta: centro de Berizzo desde la defensa y cabezazo de Ed¨² al borde del ¨¢rea con la compa?¨ªa solidaria de Larrazabal y el acompa?amiento sentimental de Lafuente, qu¨¦ ech¨® a correr cuando el bal¨®n buscaba la red.

El gol retrataba al Athletic y al Celta, que en la primera mitad hab¨ªan dejado el folio de las ocasiones en blanco y el del f¨²tbol en suspenso, consiguiendo acallar a un p¨²blico que hab¨ªa venido preparado para la ocasi¨®n. En el campo hab¨ªa un solo futbolista que sab¨ªa su oficio, Giovanella, capaz de frenar su ¨¢rea de juego y de buscarle las cosquillas a la debil¨ªsima defensa rojiblanca.

F¨²tbol no hab¨ªa. S¨®lo detalles, forcejeo, minimalismo en el centro del campo, equipos aguerridos pero ingratos para el espectador. Por eso se fue el primer tiempo con un gol en una rifa y un aburrimiento supino que a punto estuvo de soliviantar al respetable p¨²blico de San Mam¨¦s. Y al fin lleg¨® la heroica. Lotina retir¨® a Giovanella y el Celta se derrumb¨® como los naipes. Urzaiz intimid¨® a la defensa c¨¦ltica, presuntamente experimentada, pero cohibida, Etxeberr¨ªa encontr¨® el empate tras una sucesi¨®n de rebotes y despu¨¦s, al l¨ªmite, como en los viejos tiempos, Urzaiz encontr¨® el flequillo perfecto para arruinar el prestigio de Berizzo y del Celta y proporcionar al Athletic la primera victoria desde marzo en San Mam¨¦s, aunque futbol¨ªsticamente siga muerto.