Carta abierta a Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero
El autor anima al secretario general del PSOE a seguir su avance para derrotar al PP y asegura que el 'nuevo socialismo' y el 'nuevo federalismo' est¨¢n en marcha
Querido Jos¨¦ Luis:
Quiero felicitarte muy de veras por tus dos primeros a?os al frente del Partido Socialista y por el modo en que en ese periodo has sabido conducir la pol¨ªtica de oposici¨®n. Me parece que el acto del domingo pasado en la plaza de Vista Alegre ha marcado el fin de una etapa y el principio de otra que puede y debe llevarte a la presidencia del Gobierno espa?ol.
Has sabido marcar un estilo dialogante, exigente y cordial a un tiempo, renovador y respetuoso con el pasado. Lo has pagado caro en los medios durante dos a?os. Pero eso era lo que este pa¨ªs necesitaba.
El Gobierno actual ha puesto en circulaci¨®n un estilo pol¨ªtico basado en la altaner¨ªa y el desprecio del adversario, muy marcado por las t¨¦cnicas publicitarias y el sondeo permanente. Y ha manipulado las privatizaciones en beneficio del partido -terreno en el cual tiene en Catalunya imitadores aventajados-.
'Has sabido marcar un estilo dialogante, exigente y cordial a un tiempo'
'Ese tema de las identidades es el que m¨¢s f¨¢cilmente puede inflamar pasiones'
Hay que acabar con eso, o mejor, hay que imponer con la fuerza de los votos un estilo distinto, que t¨² representas de forma natural, un estilo m¨¢s respetuoso con una serie de normas no escritas que son la fibra y la marca distintiva de la cultura democr¨¢tica.
El Gobierno de la derecha merece el respeto que t¨² le has mostrado por dos razones: porque es el Gobierno elegido por mayor¨ªa y por la forma en que ha llevado democr¨¢ticamente a todo el espectro de opiniones, incluso las m¨¢s nost¨¢lgicas, al marco constitucional.
Pero el precio que ha pagado por esa ampliaci¨®n del consenso es un precio que dudo que se puede pagar: el de relanzar un nacionalismo espa?ol fatuo y agresivo. Con esa actitud y ese lenguaje se compromete el futuro de Espa?a como uni¨®n de los pueblos que la forman, que es precisamente lo que la Constituci¨®n y los Estatutos garantizan.
Como t¨² dijiste, 'Espa?a es un proyecto basado en la diversidad, es la historia de pueblos diversos y plurales que tienen capacidad de convivir'.
No se trata s¨®lo de ganar votos en una autonom¨ªa u otra. Se trata de decir la verdad que nos une. Se trata de perderle de una vez el respeto a una visi¨®n de Espa?a tan chata e ignorante que amenaza con hacerla saltar en pedazos.
Se trata de recordar que el 'Pacto por las libertades y contra el terrorismo', que t¨² propusiste, defiende que se puedan llevar a cabo reformas del marco jur¨ªdico si se hace en paz y respetando el camino que la Constituci¨®n y los Estatutos prev¨¦n. De no ser as¨ª, los socialistas catalanes no lo hubi¨¦ramos aceptado.
Te veo tan fuerte que me atrevo a decirte todo esto y m¨¢s.
S¨¦ que la derecha espa?ola -y la debilitada derecha catalana de hoy- pueden unirse para pasarte factura a ti de la pluralidad de Espa?a, y a nosotros, de la falta de pluralidad. A ti, por mucho, y a nosotros, por poco.
Pero eso ya no debe atenazarnos. Al contrario. Nos se?alan el camino de su debilidad, de sus temores y de nuestra tan esperada oportunidad: la de decirle a los pueblos de Espa?a que anden unidos desde su profunda singularidad. Y de hacerlo denunciando las limitaciones de los tres nacionalismos con los que pactamos la Constituci¨®n en 1978 y que a d¨ªa de hoy nos gobiernan: el espa?ol, el catal¨¢n y el vasco.
Estamos en puertas de culminar lo que los pueblos de Espa?a persiguen desde 1898. Estar en Europa, gobernarse democr¨¢ticamente, reconocerse mutuamente libres y saberse unidos por esos tres proyectos que fundan la soberan¨ªa de Espa?a.
Estamos en puertas de dar un segundo y necesario empuj¨®n a la europeizaci¨®n social de Espa?a. En vivienda, en investigaci¨®n, en educaci¨®n, en tasas de actividad, en agilizaci¨®n de la justicia. En seguridad laboral, en independencia de los medios de comunicaci¨®n p¨²blicos, y en el dibujo de unas infraestructuras y unas instituciones menos simplonas, menos radiales, m¨¢s distribuidas, m¨¢s en red. En la devoluci¨®n a los municipios de competencias en todo aquello que saben hacer mejor que las autonom¨ªas y que el Estado. (Hasta la derecha francesa ha decidido devolver a la proximidad la educaci¨®n nacional.)
Me consta que todo esto es lo que te mueve y lo que te har¨¢ triunfar, lo que nos har¨¢ triunfar. Y si he empezado por hablar de identidades es porque pienso que las identidades, en primer lugar la espa?ola, y luego todas las dem¨¢s, convertidas en proyectiles, son las que nos pueden cerrar el paso hacia la consecuci¨®n de esos objetivos.
Matizo: he empezado por ah¨ª porque ese tema de las identidades es el que m¨¢s f¨¢cilmente puede inflamar pasiones y prohibirnos que cumplamos con nuestras obligaciones sociales. Pero tambi¨¦n, y de modo muy principal, porque t¨² y yo las sentimos profundamente, y siendo distintas, las compartimos. Porque tenemos la obligaci¨®n de explicarlas y hacerlas respetar.
Tu compatriota Anselmo Carretero, el segoviano-leon¨¦s muerto en M¨¦xico hace poco, el amigo de los catalanes exilados, de los Bosch Gimpera y de los Xirau, el infatigable propagador de la Espa?a 'naci¨®n de naciones', mi compatriota y compa?ero, nos obliga mucho. Los socialistas de Espa?a tenemos en ¨¦l un referente de un valor inmenso.
Ahora a?oro momentos que, vivi¨¦ndolos, me parecieron in¨²tiles: aquellas so?olientas seis de la ma?ana de los congresos socialistas de los a?os ochenta y noventa en que interven¨ªan las delegaciones chicas y las internacionales, los Carretero. No pocas haza?as te¨®ricas se fraguaron entre aquellas luces. Esos minutos no nos los pueden robar.
Consuela saber que no fueron vanos.
Si Felipe sorprendi¨® en 1976 con un lenguaje que romp¨ªa con lo habitual y les hablaba igual a los guardias civiles que a los estudiantes progresistas, tu lenguaje de hoy tiene que ser (la amistad que te profeso y los a?os que te llevo deben permitirme el atrevimiento) igualmente certero, pero menos cauteloso.
Felipe Gonz¨¢lez y su equipo de gobierno, con Alfonso Guerra primero y con Narc¨ªs Serra despu¨¦s, abrieron Espa?a a Europa, civilizaron el Ej¨¦rcito, optaron abiertamente por el bloque occidental democr¨¢tico, y priorizaron la educaci¨®n y la salud de los ciudadanos. Liberalizaron la televisi¨®n y las grandes empresas del INI. Presidieron la creaci¨®n de millones de puestos de trabajo y el renacimiento de las ciudades. Y encima llevaron a Barcelona, a Sevilla, a Madrid y a toda Espa?a al cenit del ¨¦xito del 1992.
Hoy tenemos que recoger los cabos sueltos de la Constituci¨®n, relanzar un proyecto de pa¨ªs con ambici¨®n de contar en Europa y en el Mediterr¨¢neo, conectar mejor con el Magreb, hacer bascular a la Uni¨®n hacia el Sur, y en fin, estar presentes, con menos ingenuidad y m¨¢s eficacia que hasta ahora, en el renacimiento de Am¨¦rica Latina, que tardar¨¢ poco o mucho, pero se producir¨¢.
Ante todo tendremos que asombrar a Europa con una nueva fase de creatividad: econ¨®mica, social, cultural, cient¨ªfica, art¨ªstica. Y pol¨ªtica. El 2004 va a ser en todos esos terrenos un a?o clave. El F¨®rum Universal de las Culturas de Barcelona est¨¢ prepar¨¢ndose con rigor. El salto cualitativo de la Barcelona metropolitana va a sorprender. Y esta vez Catalunya, estoy seguro, jugar¨¢ fuerte, muy fuerte. En eso la colaboraci¨®n entre gobiernos -salvo en la cicater¨ªa del AVE a su paso por el aeropuerto- se est¨¢ logrando. Todo hay que decirlo.
Querido amigo, termino ya. Puedes contar con los socialistas catalanes como contaste desde el primer momento. Han pasado, desde entonces, algo m¨¢s de dos a?os, en efecto. El nuevo socialismo est¨¢ ya en marcha. El nuevo federalismo, o como le llamamos t¨² y yo, la Espa?a plural, est¨¢ a punto. Todas las esperanzas est¨¢n permitidas. No fallaremos.
Pasqual Maragall es presidente del Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC).
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