Thomas Ruff, el fot¨®grafo sin ilusi¨®n
Dice Thomas Ruff: 'Lo dif¨ªcil del retrato es reproducir la sonrisa'. Ser¨¢ por eso que la mirada de su objetivo, tan petrificadora como la de Medusa, no encuentra su sitio en la comedia de la vida. As¨ª, las personas que el fot¨®grafo alem¨¢n (Zell am Harmersbach, Selva Negra, 1958) ha retratado en su inmensa factory -las antiguas cocheras de D¨¹sseldorf, remodeladas el pasado a?o por Herzog & De Meuron- miran, congeladas, de frente a la c¨¢mara, como en una foto de carn¨¦ de biblioteca, y las casas est¨¢n ensimismadas, aisladas de su entorno arquitect¨®nico. Un paisaje infinitamente menos intenso -la imagen de una cama reci¨¦n hecha (Interieur 14B)- suscita esa misma sensaci¨®n de abrumadora soledad con igual justicia. Su artificiosidad es perfecta. En la obra de Thomas Ruff no hay indicio, ni siquiera en los montajes de carteles (Plakate) al estilo de Heartfield, de error alguno. Porque las im¨¢genes que crea est¨¢n marcadas por un razonable escepticismo frente a las nociones de realidad y autenticidad. Son un destello de arrogante desd¨¦n hacia la verdad.
THOMAS RUFF
Fotograf¨ªas. 1979-2002 Artium. Francia, 24. Vitoria Hasta el 8 de enero de 2003
Thomas Ruff acierta al pensar que el medio tiene una influencia decisiva en la forma. Al manipular parcialmente los resultados de la imagen por ordenador, el artista muestra que todo aparato visual condiciona la realidad que pretende desvelar. Su caso es el del fot¨®grafo que, a fuerza de querer ser pintor, no puede reformarse. Su extravagancia m¨¢s famosa fue intentar emular al pintor de la c¨¢mara oscura, Gerhard Richter, en su descarada serie de Nudes: donde el pintor de Dresde reproduc¨ªa una imagen de un desnudo femenino sentado, Ruff extra¨ªa del archivo pornogr¨¢fico de Internet una escena fija de una mujer ofreciendo un cuerpo de oscuras inercias; y mientras el primero hac¨ªa bajar por una escalera a una se?ora desnuda, el fot¨®grafo prefer¨ªa apoyarla sobre una pared para mostrar mejor la cruel contraprueba del erotismo.
Ruff tambi¨¦n se ha atrevido, como Richter, a mostrar lo sublime banal de un cuarto de ba?o. Y en su b¨²squeda por la 'edipizaci¨®n' del espacio pol¨ªtico, recuerda en sus carteles el purgatorio nazi y lo confronta con amargo humor con las alargadas bendiciones del presidente franc¨¦s por las pruebas nucleares ('fama y honor para el gran Jacques Chirac por su heroico esfuerzo en su lucha para la defensa de las pruebas at¨®micas') o del mandatario chino ('gracias a nuestro gran Li Peng por abogar por los derechos de manifestaci¨®n del pueblo chino en la plaza de la Paz Celestial'). El ex canciller alem¨¢n Helmut Kohl y el 'exitoso' Tony Blair tambi¨¦n son objetivo de su c¨¢mara medusa: 'S¨¦ popular. S¨¦ rico. Los negocios van bien. Mi mujer puede quedarse en casa. A los ni?os les va bien', reza la proclama que Ruff sobreimpresiona sobre las im¨¢genes de peri¨®dicos, a menudo manipuladas. Quiz¨¢ la masacre de Putin en el teatro moscovita le inspire nuevas f¨®rmulas. Finalmente, se trata del dise?o gr¨¢fico en clave pol¨ªtica que quiere ser claro y escueto, pero que a la vez no se puede leer bien.
Un buen correlato art¨ªstico
de la serie de plakate lo vemos, de nuevo, en Richter: 18. Oktober 1977. Ruff aplica el distanciamiento met¨®dico a trav¨¦s del 'efecto espejo' -en el caso de Richter, ¨¦ste consiste en la difuminaci¨®n de la nitidez fotogr¨¢fica-, lo que obliga al espectador a aumentar su comprensi¨®n en la imagen. Pero en esta partida gana Ruff, pues abstracci¨®n y realismo, que no encuentran su 'momento decisivo' en pintura, se unen en la fotograf¨ªa en un instante autorreferencial. Es la musa y su contramusa: Beatriz y Medusa, Venus y Juno. Diacr¨®nicamente, los carteles anteceden a la serie digital de Nudes ; y siguen al iniciado por los retratos (Portr?ts), espl¨¦ndidamente fr¨ªos, de principios de los ochenta.
Para comprender a fondo el trabajo de Thomas Ruff debemos seguir la pista alemana. Como Katharina Fritsch, Thomas Struth, Andreas Gursky, Axel H¨¹tte, Candida H?fer, Martin Honert, Thomas Sch¨¹tte y Reinhard Muscha, Ruff fue alumno de Bernd y Hilla Becher. Toda una generaci¨®n que devolvi¨® el aura a la fotograf¨ªa desde las numerosas galer¨ªas y museos que promovieron sus obras y que, curiosamente, tuvo muy poco que ver con las implicaciones sombr¨ªas del mercado en la pintura de los ochenta (Chia, Clemente, Dokoupil, Adamski, Oehlen, Kippenberger, Baselitz).
A pesar de su denso curr¨ªculo y de ser tan conocido que incluso sus retratos son utilizados por los creativos publicitarios, este fot¨®grafo sin 'ilusi¨®n', que utiliza las normas fotogr¨¢ficas para subvertirlas, nunca ha tenido una retrospectiva. Ahora, el Artium presenta de forma in¨¦dita en Espa?a el conjunto m¨¢s completo de sus conocidas series -los Portr?ts (retratos, 1981-1991), las H?user (casas, 1987-1991), las Zeitungsbilder (fotos de prensa, 1990-1991), Sterne (estrellas, 1989-1992), Nacht-Bilder fFotos nocturnas, 1992), Anderen Portr?ts (otros retratos, 1994-1995), Stereofotos (estereofotos, 1994-1995), Plakate (carteles, 1996-1997) y Erotica (er¨®tica, 2001)- antes de recalar en Oporto (Fundaci¨®n Serralves).
A diferencia de los Becher, las fotograf¨ªas de Ruff tienen m¨¢s poder de contaminaci¨®n, porque permiten que la c¨¢mara no s¨®lo registre los hechos, tambi¨¦n incorporan el prisma de la percepci¨®n y su misterio. A cambio, no hay magia en su obra. Ruff no es un prestidigitador, es un asesino. ?l lo explica: 'En aquella ¨¦poca (se refiere a los cincuenta, cuando la fotograf¨ªa se utilizaba para el archivo de una arquitectura concreta) era un planteamiento nuevo y consecuente que aport¨® y desencaden¨® mucho. Pero si en 1985 quiero estar a la altura de los tiempos no puedo simplemente repetir el planteamiento de los Becher'. Mat¨® a los buenos de Bernd y Hilla y predijo la ambig¨¹edad del medio. Despu¨¦s encomend¨® su esp¨ªritu a otro padre: el Thomas Bernhard de Extinci¨®n: 'Todos los que fotograf¨ªan, incluso si lo hacen de forma profesional y probablemente habiendo convertido esto en un arte, no son otra cosa que personas que se burlan de otras. La fotograf¨ªa en s¨ª misma es la mayor burla que existe, la mayor burla de mundo'. Pues eso, la burla de la Medusa.
Sigue la pista alemana
PARALELAMENTE a la exhibici¨®n de Thomas Ruff, Javier Gonz¨¢lez de Durana (director de Artium) y Daniel Castillejo han presentado la muestra Tan cerca, tan lejos. Pintura en Alemania y Espa?a. 1945-1960, una colaboraci¨®n con el Wilheim Lehmbruck Museum de Duisburg que confronta los periodos cr¨ªticos en el devenir hist¨®rico de dos pa¨ªses que vivieron la posguerra en condiciones muy diferentes y que, sin embargo, buscaron soluciones art¨ªsticas muy parecidas. Obras de Dal¨ª, Max Ernst, Willi Baumeister, Saura, Rafael Zabaleta, Eugenio Granell, Fritz Grabhoff, Gustavo Torner, Bernard Schultze, Jos¨¦ Manuel Viola, Karl Otto G?tz o los testimonios del grupo catal¨¢n Dau al Set componen esta mirada retrospectiva.
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