La savia de Ana
El lanzamiento de Ana Botella al ruedo pol¨ªtico aligera la despiadada campa?a del PP
As¨ª como los ¨¢rboles necesitan la irrigaci¨®n continua de savia verde, el Partido Popular hab¨ªa entrado en tal espiral de campa?a negativa contra su rival, el Partido Socialista Obrero Espa?ol, que se le hac¨ªa imprescindible una propuesta positiva, un asunto alejado de la crispaci¨®n y de la furia.Un empresario bien conectado con el poder puede presumir un poco, pero asegura: 'Yo conozco la decisi¨®n de Ana Botella desde hace exactamente un mes. Y ya est¨¢ tomada'. Pero ?ir¨¢ al Ayuntamiento de Madrid? 'Entrar en pol¨ªtica y hacerlo en el Ayuntamiento es una sola decisi¨®n', dijo el mismo interlocutor.
Si se echa la mirada hacia atr¨¢s, aparte de los vaticinios humor¨ªsticos de Felipe Gonz¨¢lez sobre Ana Botella como posible sucesora de Aznar, se topa uno con Ana Botella en el congreso del PP de Madrid, en el Campo de las Naciones, el pasado 21 de septiembre. All¨ª estaba sentada en primera fila, entre Aznar y Alberto Ruiz-Gallard¨®n, con la mayor cantidad de beautiful people de todo el partido por metro cuadrado. Para esas fechas, ?la decisi¨®n ya estaba tomada? Si el embeleso de las miradas dice alguna cosa, s¨ª.
La decisi¨®n de Ana Botella -todav¨ªa algebraica para decir lo menos- tambi¨¦n dice mucho sobre el domicilio de la cocina de los candidatos del PP. La receta Ruiz-Gallard¨®n sali¨® de los fogones de La Moncloa; y la de Ana, obvio es, tambi¨¦n. Es Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar quien est¨¢ manos a la obra, mezclando las salsas, olisqueando los aromas y sugiriendo las p¨®cimas.
Fue Rodrigo Rato quien d¨ªas antes del lanzamiento de Ana Botella hizo un quiebro en la campa?a despiadada del PP al proponer un pacto con el PSOE sobre el tema de la vivienda. La nueva actitud obedece a una idea elemental: cuando tu oponente es superior a ti en alg¨²n tema clave, lo mejor es abrazarte a ¨¦l para borrar las diferencias.
Los socialistas, sin pensarlo un minuto, lo despreciaron, propinando la misma medicina que el PP da a los socialistas cuando hace propuestas, Pacto Antiterrorista incluido en primer¨ªsimo lugar. Rato dijo a la periodista Montserrat Dom¨ªnguez el mi¨¦rcoles pasado en La mirada cr¨ªtica, en Tele 5: 'Les propones un pacto sobre la vivienda y lo que recibes son insultos. Si eso es una pol¨ªtica constructiva...'.
Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero ha apuntalado su liderazgo nacional a trav¨¦s de una t¨¢ctica muy precisa: desarmar al oponente ofreci¨¦ndole acuerdos, haci¨¦ndole ver, para su desconcierto, que est¨¢s de acuerdo con ¨¦l en algunas cosas importantes. El PP ha picado una y otra vez. Por fin, cuando Rato utiliza, en un tema tan sensible como la vivienda, la t¨¢ctica Zapa, los propietarios de la marca la desechan con el mejor estilo pendenciero del PP.
Pero el PP col¨® otro gol en la porter¨ªa del PSOE algo m¨¢s tarde: la presunta falsedad del informe del Banco de Espa?a sobre el crecimiento econ¨®mico del tercer trimestre de 2002. Seg¨²n Jes¨²s Caldera, portavoz parlamentario socialista, en un almuerzo casi multitudinario, el Gobierno popular habr¨ªa presionado al banco central para que subiera tres d¨¦cimas la cifra de crecimiento, del 1,5% al 1,8%.
Caldera viol¨® una regla b¨¢sica del derecho y de la pol¨ªtica: la carga de la prueba la tiene quien acusa, aquel que ataca debe probar. La ¨²nica presunta evidencia aportada por los socialistas fue un almuerzo en la Plaza de Cibeles. Ninguno de los comensales ha entendido que en el almuerzo se fuera m¨¢s all¨¢ de comentar las dificultades de la situaci¨®n econ¨®mica.
La conclusi¨®n es que accesos de este tipo terminan da?ando la credibilidad de quien los lanza, y tienen, sobre todo, un efecto autodestructivo. Caldera corri¨® un riesgo muy alto, el de la respuesta. Y ¨¦sta no s¨®lo consigui¨® hacer inocua la presunta corrupci¨®n denunciada -torcer el criterio profesional de una instituci¨®n como el Banco de Espa?a, estatuto de independencia mediante-, sino desacreditar a su denunciante.
Los pol¨ªticos ya deber¨ªan saber que hoy d¨ªa la invasi¨®n de esc¨¢ndalos-reales y ficticios- es tan caudalosa que la carga de la prueba es decisiva para convencer a los electores. Hay que pens¨¢rselo varias veces antes de levantar el dedo acusador.
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