Los historiadores destacan la originalidad de Vicente Cacho Viu
Todos los que ayer rindieron homenaje al gran historiador espa?ol de las ideas, Vicente Cacho Viu (Madrid, 1929-1997), en la Residencia de Estudiantes, de Madrid, le hab¨ªan tratado de alguna u otra manera. Y m¨¢s o menos todos coincid¨ªan en su idea sobre ¨¦l. Cacho Viu fue, para empezar, un hombre que vivi¨® con una gran paradoja. 'De ¨¦l me llamaron la atenci¨®n dos cosas', destac¨® el catedr¨¢tico Jos¨¦ Carlos Mainer. 'Aun dejando poco escrito, esboz¨® la historia intelectual de Espa?a, algo que aqu¨ª no estaba hecho, a diferencia con Francia. Y de otro lado, su obra principal en la que interpreta la Instituci¨®n Libre de Ense?anza, fij¨¢ndose en figuras como D'Ors y Ortega y Gasset, lo hace desde su pertenencia al Opus Dei'. Y a pesar de esta filiaci¨®n, Cacho Viu, que contempl¨® en nacionalismo catal¨¢n como factor de modernizaci¨®n, fue uno de los estudiosos 'm¨¢s interesantes' de la historia del laicismo espa?ol. Una especie de 'atracci¨®n de contrarios', defini¨® Mainer.
Fue el historiador un intelectual que, aun procediendo de una organizaci¨®n religiosa muy r¨ªgida, evolucion¨® enormemente hacia posturas progresistas. 'La evoluci¨®n de su biograf¨ªa fue de una apertura hacia el liberalismo en el buen sentido del t¨¦rmino, el de las Cortes de C¨¢diz. Era sensible, abierto y muy compasivo con el ser humano, y una figura muy interesante del pensamiento espa?ol', subray¨® otro catedr¨¢tico, Jos¨¦ Luis Abell¨¢n.
Una de sus obsesiones era hacer una historia lo m¨¢s alejada del casticismo espa?ol, apunt¨® Jos¨¦ Garc¨ªa-Velasco, director de la Residencia de Estudiantes. 'Sus referencias eran europeas. ?l se traz¨® un eje, Madrid-Barcelona a trav¨¦s de Par¨ªs, que para ¨¦l era la capital de la cultura'.
Rigor y poca ideolog¨ªa
Cuando la catedr¨¢tica Elena Hern¨¢ndez ley¨® la obra de Cacho La Instituci¨®n Libre de Ense?anza. Or¨ªgenes y etapa universitaria, que le vali¨® a su autor el Premio Nacional de Literatura en su variable de Ensayo, en 1962, enseguida vio que estaba delante de una lectura diferente. 'Me di cuenta de que era una manera nueva y refinada de tratar la historia de las ideas y la historia social que estaba en el ambiente. Era a la manera anglosajona, muy precisa, rigurosa y poco ideologizada, nada que ver con la vieja historia de las ideas'.
Su 'impasible pasi¨®n' impresion¨® al fil¨®sofo Enrique Men¨¦ndez las dos veces que se encontr¨® con ¨¦l. 'Ten¨ªa una gran pasi¨®n cient¨ªfica por buscar la verdad hist¨®rica y, por otro lado, la impasibilidad por lo que encontraba, que es otra forma de rigor'.
?Y c¨®mo era como persona? La respuesta fue un¨¢nime: encantadora, muy cordial, con un genio muy vivo, ir¨®nico, con un sentido del humor c¨¢ustico y, como todos los hombres peque?itos, mand¨®n cuando pod¨ªa. En fin, un hombre que, cerrando el c¨ªrculo de la paradoja, se encontraba bien en ambientes liberales, aunque nunca dej¨® de pertenecer al Opus Dei.
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