El Depor exhibe su eficacia
El cuadro de Irureta se sobrepone a sus problemas defensivos y logra la clasificaci¨®n en Mil¨¢n
El Depor ten¨ªa una misi¨®n en San Siro y la cumpli¨® con puntualidad. Supo cerrar su preocupante boquete defensivo, en el que los improvisados centrales actuaron con gran eficacia, y exhibi¨® toda la demoledora pegada de sus delanteros para lograr un triunfo que le pon¨ªa a salvo de cualquier sorpresa en el otro partido del grupo. Fue un partido un tanto extra?o, marcado por la desidia inicial del Milan y la influencia de las noticias que llegaban de M¨²nich. El Depor empez¨® jugando con tres delanteros y acab¨® con tres medios centros, un alarde de versatilidad que le permiti¨® una conquista que nadie debe desde?ar: seguir vivo en la Copa de Europa tras su paso por el grupo m¨¢s duro de la primera fase.
MILAN 1| DEPORTIVO 2
Milan: Abbiati; Helveg, Simic, Maldini, Kaladze (Aubame, m. 85); Dalla Bona, Pirlo, Seginho; Rui Costa (Inzaghi, m.75); Tomasson y Schevchenko. Deportivo: Juanmi; Scaloni, H¨¦ctor, Romero, Capdevila; Mauro Silva; Sergio, Fran (Acu?a, m. 64); Makaay (Duscher, m.78), Trist¨¢n y Luque (Amavisca, m. 55). Goles: 1-0. M.33. Centro de Kaladze, la pelota cae entre los dos centrales del Depor y Tomasson, solo, remata muy bien de cabeza. 1-1. M.58. Derechazo de Trist¨¢n desde fuera del ¨¢rea que Abbiati roza pero no despeja del todo. 1-2. M.70. Amavisca roba la pelota, profundiza r¨¢pidamente sobre Makaay, que corre y bate a Abbiati con la izquierda. ?rbitro: Mike Riley (Inglaterra). 56.254 espectadores en San Siro. ?ltima jornada de la Liga de Campeones, grupo G.
A Irureta le entr¨® en Mil¨¢n un arrebato revolucionario y mand¨® a todos sus delanteros a invadir el palacio de invierno de San Siro. Nunca, desde que lleva dirigiendo el Deportivo, se hab¨ªa visto un Irureta tan desmelenado, tan dispuesto a asumir los riesgos de una ofensiva general en toda regla. Makaay, Trist¨¢n y Luque salieron juntos en el equipo inicial, toda una proclamaci¨®n de intenciones atacantes. La osad¨ªa de Irureta implic¨® una remodelaci¨®n general del sistema. Mauro Silva dio un par de pasos hacia atr¨¢s para cortar el suministro a la ¨²ltima l¨ªnea del Milan y echar una mano a la desvencijada defensa deportivista, ins¨®litamente formada por cuatro laterales, dos de ellos - H¨¦ctor y Romero- reconvertidos en centrales. Tambi¨¦n Fran retrocedi¨® unos metros, en su caso para apoyar a Sergio en el centro del campo e impedir que se rompiese el hilo del juego.La explosi¨®n revolucionaria de Irureta tuvo efectos contradictorios. Con tanto delantero y tan poco centrocampista puro el equipo corr¨ªa el riesgo de partirse por la mitad y condenarse al f¨²tbol directo. Las correcciones introducidas por el t¨¦cnico evitaron ese riesgo. El Deportivo disfrut¨® del bal¨®n casi ilimitadamente, con cierta contribuci¨®n a su causa por parte del Milan, que se tom¨® el partido con mucha filosof¨ªa.
Por una de esas paradojas que tanto abundan en el f¨²tbol, lo que le falt¨® al Depor en el arranque del choque fue profundidad. Jug¨® siempre con correcci¨®n y pulcritud, pero ech¨® de menos un poco de picante en el ataque. De los tres delanteros, Luque fue el m¨¢s activo en el tramo inicial, en el que protagoniz¨® un par de ocasiones, las mejores del Depor durante la primera parte.
Como las noticias que llegaban de M¨²nich eran magn¨ªficas para el cuadro de Irureta, el partido fue transcurriendo sin mucho que contar. El Depor tej¨ªa sin acabar de encontrarle las cosquillas al Milan. La improvisada defensa de Irureta aguantaba con firmeza, ayudada por la escasa productividad del Milan en campo contrario. Pero los italianos acabaron anim¨¢ndose despu¨¦s de un centro de Serginho que peg¨® en el larguero. Fue como si la acci¨®n recordase al Milan que no estaba prohibido atacar. El despertar de los italianos coincidi¨® adem¨¢s con el primer gol del Lens en M¨²nich, y las cosas se empezaron a complicar para el Depor, sobre todo cuando Tomasson se aprovech¨® del primer - y casi ¨²nico- desajuste defensivo para marcar de cabeza.
El gol hiri¨® al equipo de Irureta, al que pareci¨® ca¨¦rsele el mundo encima, sobre todo despu¨¦s de que el marcador de San Siro anunciase el inquietante empate del Lens en M¨²nich. El desconcierto empezaba a anidar en el equipo, e Irureta refren¨® su ¨ªmpetu revolucionario. Se fue Luque, entr¨® Amavisca y el Depor retorn¨® a su delineaci¨®n m¨¢s cl¨¢sica. El cambi¨® coincidi¨® adem¨¢s con la aparici¨®n de Trist¨¢n, quien acudi¨® al rescate del equipo en un momento muy delicado. Cuando se centra en jugar al f¨²tbol, Trist¨¢n es un tipo lleno de talento y recursos, capaz de disipar cualquier polvareda sobre su comportamiento personal, como la que se levant¨® recientemente a prop¨®sito de su cuidado f¨ªsico. En San Siro lo volvi¨® a demostrar. Cogi¨® un bal¨®n a unos 30 metros de la porter¨ªa, avanz¨® unos pasos, levant¨® la cabeza, coloc¨® el punto de mira y lanz¨® un ob¨²s teledirigido que dobl¨® los dedos de Abbiati, cuya gran estirada no pudo impedir que la pelota entrase por el ¨¢ngulo de la porter¨ªa.
El gol pic¨® al Milan, y el choque cobr¨® de repente todo el ritmo que le faltaba hasta entonces, con un incesante tr¨¢nsito de un ¨¢rea a otra. Y en ese r¨ªo revuelto se cobr¨® el Depor la pieza definitiva, en un contragolpe que Amavisca interpret¨® muy bien. Su magn¨ªfico pase para el desmarque de Makaay lo resolvi¨® el holand¨¦s a la manera de la casa: con una ejecuci¨®n fr¨ªa y eficaz. A Irureta ya s¨®lo le qued¨® echar el cerrojo para que el Depor completase su trabajo.
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