El 's¨ª' de Sadam

Sadam Husein ha sorprendido a casi todos aceptando antes de plazo la resoluci¨®n un¨¢nime del Consejo de Seguridad que le obliga a desarmarse y a abrir todas sus instalaciones a los inspectores de la ONU, cuya avanzadilla viajar¨¢ en los pr¨®ximos d¨ªas a Bagdad. S¨®lo a los ingenuos puede chocar que su decisi¨®n de acatar 'incondicionalmente' el ultim¨¢tum de Naciones Unidas, seg¨²n la carta entregada anoche a Kofi Annan, se haya producido dos d¨ªas despu¨¦s de que el denominado Parlamento iraqu¨ª decidiera rechazarlo.

La decisi¨®n de Sadam, acogida internacionalmente con alivio, es un paso en la buena direcci¨®n, que debe completarse antes del 8 de diciembre facilitando a la ONU una completa y actualizada declaraci¨®n sobre sus arsenales. A juzgar por experiencias anteriores, la respuesta anticipada de Bagdad no garantiza su cumplimiento. El dilema que tiene ahora el dictador iraqu¨ª es ver si puede cumplir las draconianas exigencias del Consejo de Seguridad sin acarrear con ello su derrocamiento. Pero con la maquinaria militar estadounidense pr¨¢cticamente lista, s¨®lo ante el ultim¨¢tum internacional -aceptado incluso en el mundo ¨¢rabe-, sus opciones se han reducido dr¨¢sticamente.

En el pasado, el procedimiento ha consistido en hacer concesiones inmediatas con el prop¨®sito de revocarlas despu¨¦s. As¨ª sucedi¨® con la inspecci¨®n del armamento iraqu¨ª acabada bruscamente en 1998, que dio lugar a un cat¨¢logo de obstrucciones, amenazas, burlas y enga?os. Sadam podr¨ªa intentar repetir la experiencia, presumiendo que dejando hacer a los expertos de la ONU gana tiempo, debilita la determinaci¨®n b¨¦lica de Bush y fortalece los ¨¢nimos de los opuestos a la guerra. Pero las nuevas normas de fiscalizaci¨®n aprobadas por el Consejo van a hacer mucho m¨¢s dif¨ªcil jugar al gato y el rat¨®n con los 200 especialistas de Naciones Unidas y con la Agencia de la Energ¨ªa At¨®mica, dotados por la resoluci¨®n 1.441 de un mandato ilimitado para husmear, irrestricta e incondicionalmente, en cualquier lugar y momento, la presencia de armas de destrucci¨®n masiva biol¨®gicas y qu¨ªmicas o de cabezas bal¨ªsticas.

Sadam ha tenido cuatro a?os de manos libres para construir nuevas instalaciones en lugares rec¨®nditos, cambiar otras de sitio y poner a punto cualquier fantas¨ªa documental imaginable sobre sus arsenales, aunque haya negado la existencia de armas de destrucci¨®n masiva dentro de sus fronteras. Esto es lo que deben comprobar ahora los inspectores para que el desarme iraqu¨ª sea esta vez definitivo. Su trabajo no ser¨¢ f¨¢cil y necesitar¨¢n todos los medios t¨¦cnicos y humanos de Naciones Unidas. De la eficacia y los resultados de las inspecciones estar¨¢ pendiente el mundo, en la medida en que la guerra y la paz penden de este hilo.