Respuesta a V¨¢zquez Montalb¨¢n
El art¨ªculo del se?or V¨¢zquez Montalb¨¢n viene a demostrar el desconocimiento tan grande que existe en la propia Espa?a sobre la historia relacionada con Gibraltar. Si me permite, s¨®lo quiero darle algunos apuntes sobre esta cuesti¨®n. Primero: los gibraltare?os no fueron secuestrados por los ingleses, como dice el autor del art¨ªculo, pues tras la ocupaci¨®n de la plaza por parte de la escuadra anglo-holandesa y soldados espa?oles el 4 de agosto de 1704, en nombre del pretendiente al trono espa?ol Carlos de Austria, el Cabildo y la poblaci¨®n en masa abandon¨® sus casas y bienes para no someterse a la bandera brit¨¢nica, izada inopinadamente por el almirante Roocke. Este ¨¦xodo march¨® a la cercana ermita dedicada a san Roque, donde se fundar¨ªa la ciudad de San Roque, con el t¨ªtulo de 'donde reside la de Gibraltar', otorgado por Felipe V, a quien los gibraltare?os hab¨ªan jurado fidelidad. Aqu¨ª trajeron el pend¨®n y toda la documentaci¨®n calpense, entre ella, la c¨¦dula de los Reyes Cat¨®licos, de 1502, concediendo el escudo de armas a la plaza. Las im¨¢genes religiosas procedentes del Pe?¨®n tambi¨¦n reciben culto en San Roque.
Las verdaderas v¨ªctimas de aquel conflicto no fueron los habitantes actuales del Pe?¨®n, repoblado mucho despu¨¦s por gentes de Malta y G¨¦nova, principalmente, sino los que habitan en San Roque, verdadero pueblo exiliado en el territorio espa?ol, a s¨®lo unos kil¨®metros de lo que fueron sus hogares. ?stos son los herederos de aquel singular pueblo que durante la Guerra de Sucesi¨®n (una contienda civil, no se olvide), no aceptaron las capitulaciones honrosas que les ofrec¨ªan, por entender que una potencia extranjera hab¨ªa desplazado el estandarte del archiduque Carlos, en cuyo nombre se hab¨ªa tomado la ciudad, para ser usurpada por una naci¨®n aliada y una bandera extranjera.
El pueblo sanroque?o, descendiente de los que salieron de Gibraltar, mantiene los mismo s¨ªmbolos que exist¨ªan en la plaza antes de la ocupaci¨®n brit¨¢nica. La bandera es la misma que la de Gibraltar, hoy ingl¨¦s, y lo mismo ocurre con los nombres de las iglesias mayores.
Por tanto, no es muy acertado hablar de 'bajar la cabeza'. El pueblo gibraltare?o desterrado no lo hizo, y permanece, despu¨¦s de trescientos a?os; que la historia haga justicia.
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