'La naturaleza discreta de Ly¨®n ha dictado la forma del proyecto'
Ly¨®n tiene fama de ciudad burguesa, discreta, s¨®lida y hermosa. Puede que sea eso lo que explique que haya podido emprender enormes proyectos de transformaci¨®n urbana sin que apenas lo sepan sus habitantes. Renzo Piano es uno de los arquitectos que intervienen en el dise?o del nuevo Ly¨®n y de ¨¦l es una calle de nueva planta, 750 metros de longitud que incluyen viviendas para 250 familias, varios bloques de despachos, dos palacios de congresos, dos hoteles, un complejo multisalas, el museo de arte contempor¨¢neo, un casino y un aparcamiento de 1.200 plazas, am¨¦n de espacio para tiendas y de utilizaci¨®n p¨²blica. 'Es la mayor obra de este tipo en el mundo encargada ahora a un mismo arquitecto', sentencia tranquilo Piano en el transcurso de una cena compartida tambi¨¦n con G¨¦rard Collomb, el alcalde de la ciudad.
'Es la naturaleza la que ha dictado la forma del proyecto', dice Piano, 'y es la naturaleza discreta del propio Ly¨®n la que ha exigido que la obra estuviese en consonancia con el car¨¢cter de la ciudad'. La calle ha asumido la suave curva con que el R¨®dano pone l¨ªmites a la ciudad y los edificios tienen 'la altura de los ¨¢rboles del vecino parque de la T¨ºte d'Or'.
Los materiales dominantes son grandes piezas de ladrillo anaranjado -'han sido especialmente concebidas para nosotros, de f¨¢cil limpieza, muy resistentes, f¨¢ciles de cambiar y con grandes propiedades aislantes. Ahora se fabrican en serie'-, el acero y 'una piel de cristal que a veces se curva, y nos remite a los grandes invernaderos del jard¨ªn de enfrente'.
La calle tiene en uno de sus extremos la sede de Interpol -'no tengo nada que ver con ella', precisa r¨¢pido el arquitecto, aunque su simple visi¨®n hace innecesaria la frase- y acabar¨¢ en el nuevo palacio de congresos. 'Su dibujo remite al anfiteatro galo-romano de la ciudad, pero con las comodidades y la tecnolog¨ªa de hoy. Puede albergar a 3.220 personas, pero la pared de cristal de lo que pudi¨¦ramos llamar el escenario se abre sobre un foro, una plaza p¨²blica de 4.000 metros cuadrados'. La grader¨ªa del anfiteatro se apoyar¨¢ en una estructura met¨¢lica que reposar¨¢ en un falso lago. La pared exterior ser¨¢ met¨¢lica -'de aluminio y zinc: el titanio lo dejamos para los nuevos ricos'- y deber¨¢ reflejar tanto el movimiento del agua como las variaciones de la luz natural y artificial. 'La imagen es la del casco de un platillo volante que flota en el agua', le dice Piano, ri¨¦ndose, a su compa?ero de mesa, G¨¦rard Collomb.
Para ¨¦ste, 'es importante que Ly¨®n pueda mantener la progresi¨®n en lo que a la actividad de congresos se refiere y desarrollar la actividad de turismo de negocios. El anfiteatro costar¨¢ 127 millones de euros, pero nos permite rivalizar con Berl¨ªn, Glasgow o Barcelona'.
El car¨¢cter peatonal del espacio creado entre las dos hileras curvadas de edificios ha sido objeto de una reflexi¨®n que toma en consideraci¨®n todas las experiencias anteriores. 'La alternancia entre despachos, servicios y vivienda evita tanto la aglomeraci¨®n como el que por la noche la calle se convierta en un lugar solitario y peligroso. Dos restaurantes, varios caf¨¦s, el cine y el casino garantizan un nivel de actividad sostenido. Y es una calle peatonal abierta, desde la que se ve, de cuando en cuando, el tr¨¢fico rodado, y s¨®lo parcialmente cubierta. Tiene techo de cristal pero alternado, de manera que el peat¨®n tiene que evitar la lluvia cuando deambula, y las terrazas de los caf¨¦s son terrazas aut¨¦nticas, que no participan de la climatizaci¨®n de los edificios'.
Collomb sabe que podr¨¢ inaugu-
rar el anfiteatro congresual y la llamada 'ciudad internacional' antes de acabar el presente mandato, pero tiene proyectos que van m¨¢s all¨¢ de 2006. 'Por ejemplo, el tranv¨ªa que unir¨¢ en 20 minutos la estaci¨®n de tren del centro de la ciudad con la del aeropuerto; la reactivaci¨®ndel barrio del Confluent, dedicado sobre todo al entretenimiento, con el museo de Ciencias y Sociedad concebido por los austriacos de Coop Himmelblau; la reorientaci¨®n de Gerland como zona destinada a industrias de tecnolog¨ªa de punta en sectores como la qu¨ªmica, farmacia o investigaci¨®n m¨¦dica, as¨ª como recuperar las riberas del R¨®dano y el Saona para el paseo, libr¨¢ndolas de coches y dej¨¢ndoselas a peatones y ciclistas. Ese ¨²ltimo proyecto ya supone, de por s¨ª, ofrecerle a la ciudad 60.000 metros cuadrados de continuidad verde'.
Ly¨®n se ha fijado una estrategia de desarrollo coherente con la realidad de la ciudad: el palacio de congresos es una prolongaci¨®n del centro de negocios de Part Dieu, el segundo de Francia, y de una pol¨ªtica de captaci¨®n de grandes organismos nacionales o internacionales (?cole Nationale Sup¨¦rieure, Interpol, oficinas de la OMS); el 'bulevar cient¨ªfico' de Gerland corresponde al hecho de ser la ciudad sede de grandes firmas (Aventis), de laboratorios de punta como el P4 Jean M¨¦rieux, de plantas de la industria farmac¨¦utica y de transformaci¨®n, y de tener centros hospitalarios con importantes laboratorios; la terciarizaci¨®n de la ciudad supone tambi¨¦n que de fabricar seda se pase a centro de la moda o que su alto nivel de vida y formaci¨®n necesite de una oferta variada en museos y centros de creaci¨®n. 'Seg¨²n un estudio de Healer y Baker, Ly¨®n figura en vig¨¦simo lugar entre las ciudades europeas si nos referimos a su atractivo para instalar empresas y centros de negocios, y el noveno en cuanto a calidad de vida', concluye Collomb.
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El Pompidou, punto de inicio
RENZO PIANO es un genov¨¦s que lleva muchos a?os viajando y construyendo en medio mundo. Diplomado en 1964, recibe en 1971, asociado a Richard Rogers, el encargo del que ser¨¢ el proyecto determinante de su carrera profesional: el Centro Georges Pompidou de Par¨ªs, tambi¨¦n conocido como Beaubourg y que inaugura la ¨¦poca de los museos o centros culturales contempor¨¢neos. Luego ha hecho otros museos -en Houston, Nueva Caledonia, Basilea, Berna o en el mismo Par¨ªs-, pero, sobre todo, ha demostrado una enorme capacidad para adaptar su talento al lugar. 'La naturaleza nos gobierna', dice, y eso le permite tener en cuenta el pasado hist¨®rico a la hora de reconstruir el centro de Otranto, o de buscar unas formas de mobiliario urbano que remitan a los grandes palacios de G¨¦nova cuando se trata de crear las estaciones de metro de esa ciudad. En Bari ha levantado un estadio, en Osaka un aeropuerto flotante, en Berl¨ªn ha participado en el extra?o puzle de vanidades que es la Potsdamer Platz, en Roma ha inaugurado un auditorio de un clasicismo depurado mientras en Sydney levantaba un rascacielos o en Tokyo se inventaba una tienda de lujo para Herm¨¨s. Desde 1983, ya anda metido en la reconversi¨®n de las f¨¢bricas Fiat en s¨ªmbolo del pasado industrial y ahora tiene entre manos, entre otros trabajos, la modernizaci¨®n de la sede de The New York Times. En 1998 recibi¨® el c¨¦lebre Nobel de los arquitectos, el Premio Pritzker.
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