Invocaci¨®n del miedo
En todas sus novelas anteriores, el autor gallego Suso de Toro ha dado muestras de una b¨²squeda formal y de g¨¦neros distintos. Es su manera de rebelarse contra la conformidad. De un relato duro y picaresco, como Ambulancia, a una novela sobre la recuperaci¨®n del tiempo y el lugar natal usurpados como No vuelvas, pasando por la inclasificable Tic tac, hasta llegar a su reescritura de leyendas celtas en El pueblo de la niebla, por citar algunos de sus libros. Ahora, el autor traduce Trece campanadas, una novela cuyo asunto y calado gen¨¦rico demandaba a priori una calculada intervenci¨®n de la elipsis. La cohesi¨®n interna del relato se daba por sabida, aunque ¨¦sta y la primera exigencia, a la hora de la verdad, brillen por su ausencia. Veamos por qu¨¦.
TRECE CAMPANADAS
Suso de Toro Traducci¨®n del gallego del propio autor Seix Barral Barcelona, 2002 395 p¨¢ginas. 18 euros
El aparente tono y la hechura de algunos de sus personajes nos indican que Trece campanadas es una novela g¨®tica ambientada en Santiago de Compostela. All¨ª De Toro arma una intriga con ribetes demoniacos, que conducir¨¢ al lector por las calles de la ciudad en pos de unas sensaciones vecinas a un pretendido terror metaf¨ªsico, am¨¦n de guiarlo por el mapa de algunos de los males sociales de hoy. En una historia donde el protagonista es v¨ªctima de un secreto terrible, donde su personalidad deambula por el mundo entre las tinieblas y el cielo m¨¢s iluminado e inocente, donde el mal y el bien se supone que est¨¢n librando una batalla sorda y de consecuencias imprevisibles, en una historia de estas caracter¨ªsticas no puede ser que el autor se limite a sentirse satisfecho con su trabajo s¨®lo porque cada tanto invoque las palabras miedo, terror, o frases como 'se le pone la piel de gallina cuando piensa en ¨¦l' o 'esp¨ªritu pose¨ªdo por el vac¨ªo'. A Trece campanadas le sobra informaci¨®n y le falta elipsis, todo eso que ense?a Henry James en Otra vuelta de tuerca. La piel de gallina se le tiene que poner al lector.
En cuanto a su incoherencia compositiva, De Toro emplea una variante del recurso del manuscrito encontrado. Un editor publicar¨¢ con su nombre una historia que una autora empecinada en su anonimato le env¨ªa. El editor avisa que sospecha de qui¨¦n se puede tratar. Y agrega que en virtud de las ma?as de una escritora contempor¨¢nea, eso 'le permite incorporar materiales diversos para construir una historia'. El manuscrito, la novela que consume el lector, empieza siendo narrada en primera persona, el punto de vista crucial de la novela. Pero enseguida comienzan a aparecer esos 'materiales diversos', algunos incluso tambi¨¦n en primera persona. ?C¨®mo puede ser que se inserten relatos o instancias narrativas que en ning¨²n momento pueden ser justificados por la mirada o control de la narradora inicial? ?Qui¨¦n se equivoca o asumi¨® con excesivo celo aquella definici¨®n de Baroja seg¨²n la cual la novela es un caj¨®n de sastre donde todo cabe?
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