Actualidad
Es preocupante el retraso de la Navidad, que en los ¨²ltimos a?os empezaba a ¨²ltimos de octubre. Me dicen que en M¨¢laga y Granada ya se ven los primeros adornos luminosos, pero donde yo estoy, en la frontera entre las dos provincias, todav¨ªa no vemos la luz. Yo soy partidario de que dure siempre la Navidad y su bondad de jugueter¨ªa cara, todo el a?o y toda la vida, y el jueves recib¨ª con alivio el fr¨ªo y el diluvio, fin provisional del noviembre veraniego, primer aviso de la Navidad, o as¨ª lo entend¨ª yo: agua, cortes de electricidad, dos predicadores con impermeables negros en fila india y empap¨¢ndose impert¨¦rritos por la calle Arropiero, dos ¨¢ngeles, los Men in Black de la Navidad feliz.
Era mal s¨ªntoma el retraso de la Navidad. Porque la Navidad se contrae cuando falta el dinero, y una semana o dos semanas de retraso en la instalaci¨®n de los adornos comerciales es un terrible indicador econ¨®mico. Aqu¨ª no hay ni un abeto con lamparillas, no hay nieve en ning¨²n escaparate. Y de repente retumba el anuncio: est¨¢ subiendo la inflaci¨®n, que suena a inflamaci¨®n, fuego, molestias, infierno. (Ha tardado la inflaci¨®n en hacerse consciente, cient¨ªfica, gubernamental, es decir, encogida: bastaba comprar un chicle para saber que la vida hab¨ªa subido de cinco pesetas a cinco c¨¦ntimos de euro, o, m¨¢s all¨¢ de caprichos, una barra de pan, de 60 pesetas a 60 c¨¦ntimos, subidas brutales en su insignificancia aparente.)
Dicen que influye el miedo a la guerra en Irak. Si aumenta el precio del petr¨®leo, baja el crecimiento europeo. Si hay guerra o miedo a la guerra, sube el petr¨®leo. Leo estas cosas y me vuelvo l¨®gicamente pesimista: habr¨¢ guerra o amenaza perpetua de guerra porque los Estados Unidos de Am¨¦rica atacan siempre que Europa parece crecer sola, sin Estados Unidos. Estados Unidos es un pa¨ªs estupendo: quiere una Europa d¨¦bil a la que ayudar. Pienso estas cosas y echo de menos cuando, hace muy poco, las Navidades empezaban en octubre, tiempo de compras felices y con un poco de complejo de culpa (las Navidades son tiempo de complejo de culpa: quiz¨¢ por eso se come y se bebe tanto en Navidad).
Cuando las Navidades tardan o se vuelven t¨ªmidas es que falta el dinero bueno. As¨ª que soy un furibundo partidario de la Navidad. Son muchos los que confiesan no soportar las Navidades, pero son pocos los que no las celebran. Dicen que es imposible huir de Pap¨¢ Noel (un borracho pesado o un asesino en serie bajo las barbas), pero no es completamente cierto. Lo digo en secreto: yo llevo a?os sin celebrar las Navidades (s¨ª festejo el d¨ªa de los Reyes Magos, uno de mis mitos, entre mis h¨¦roes literarios preferidos). Hay gente de distintas costumbres donde tengo mi casa, e incluso en Nochebuena encuentras alg¨²n bar abierto y feliz, sin obligaciones navide?as. Esta peque?a traici¨®n m¨ªa al esp¨ªritu de la Navidad quiz¨¢ me haga sospechoso de practicar el multiculturalismo, que consiste en pensar que todas las culturas son multiculturales por naturaleza e historia, y en dudar de que nuestra cultura sea absolutamente superior a todas. El sentido com¨²n de nuestro tiempo, aqu¨ª y en Oriente, exige pensar lo contrario.
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