Mel¨®n
En el vuelo de Air Nostrum que te lleva de Almer¨ªa a Madrid a cambio de un bot¨ªn de 250 euros hubo que hacer un apa?o con almohadones para que no entrara aire por la puerta de la cabina. Dos semanas despu¨¦s los ¨²ltimos pasajeros embarcados en ese mismo vuelo fueron apeados despu¨¦s de que el avi¨®n realizara un despegue frustrado por un exceso de equipaje. El martes pasado la nave se elev¨® con normalidad; esta vez no hab¨ªa muchas maletas y todas las puertas estaban bien cerradas; pero media hora despu¨¦s sucedi¨® lo mismo que en esos chistes del ingl¨¦s, el franc¨¦s y el espa?ol: se rompi¨® un motor.
La cosa no tiene ninguna gracia y es tan grave que el PSOE ha presentado un escrito en la Subdelegaci¨®n del Gobierno para que Aviaci¨®n Civil inspeccione exhaustivamente los aviones que realizan este trayecto, advirtiendo que de no prosperar la petici¨®n llevar¨¢n el asunto a los tribunales. No es para menos: estos tres incidentes son los ¨²ltimos de una larga historia de retrasos, p¨¦rdida de maletas y roturas del tren de aterrizaje protagonizada por Air Nostrum, la compa?¨ªa que cubre en r¨¦gimen de monopolio el trayecto de Almer¨ªa- Madrid.
La rotura del motor coincidi¨® la semana pasada con dos noticias sobre las p¨¦simas comunicaciones almerienses. La primera fue la inauguraci¨®n del ¨²ltimo tramo de la A-92, la esperada autov¨ªa, que no conduce hasta la ciudad, sino que muere, para disgusto de los vecinos, en una rotonda de Viator, a diez kil¨®metros del centro. La segunda tiene que ver con nuestro tren. Ya saben ustedes que la situaci¨®n de este medio de transporte en Almer¨ªa es lamentable. Algunas personas est¨¢n tan desesperadas que hasta se toman en serio los c¨®micos mon¨®logos de Rafael Hernando. Hace un a?o el diputado popular asegur¨® que en muy poco tiempo Almer¨ªa estar¨ªa conectada con Murcia mediante el AVE, pero advirti¨® que no se podr¨ªa transportar mercanc¨ªas: "El tren es para las personas -dijo-, no para los pimientos". Ante las protestas de los empresarios, Hernando cambi¨® de opini¨®n hasta que en la inauguraci¨®n del lunes pasado ?lvarez Cascos le enmend¨® la plana antes de sostener lo contrario unas horas despu¨¦s. Un l¨ªo.
El viernes, mientras los socialistas ped¨ªan una soluci¨®n al asunto de los aviones, mientras los vecinos de Viator se quejaban del remate de la A-92, y mientras los empresarios se preguntaban si podr¨ªan o no aprovechar el AVE para exportar sus mercanc¨ªas, don Hernando, que tiene la rara habilidad de convertir en grotesca cualquier declaraci¨®n, relajaba el crispado ambiente con uno de sus impacientes retru¨¦canos: "Por la v¨ªa del AVE -dijo armado de paciencia ante tanta protesta- podr¨¢ viajar hasta un mel¨®n ilustrado".
Qu¨¦ t¨ªo. Qu¨¦ humor. Qu¨¦ escaso sentido del rid¨ªculo y de la oportunidad. Leyendo sus palabras en la prensa y observ¨¢ndole con curiosidad de entom¨®logo, uno se da cuenta de que la misi¨®n de un personaje como este no puede ser la toma de decisiones, la b¨²squeda de soluciones o la consecuci¨®n de acuerdos, sino algo menos sutil: el aprovechamiento, tal vez, de su gracia melonera para entretenimiento del p¨²blico almeriense.
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