Mon¨®logo para manos peque?as
Tiempo de mon¨®logos: el Festival de Oto?o ha tra¨ªdo varios, los teatros comerciales o "alternativos" (es una palabra que alguna vez habr¨¢ que discutir) tienen los suyos. Un soci¨®logo con veleidades metaf¨ªsicas dir¨ªa que es una consecuencia de la soledad contempor¨¢nea, de la vieja y explotada (en el teatro) incomunicaci¨®n del ser humano. No ser¨ªa verdad. Nancho Novo dice que "el teatro siempre ha de ser un coito con el p¨²blico", y con este Defendiendo al cavern¨ªcola lo consigue: un teatro lleno, aplausos, continuas ovaciones. No s¨¦ si alguien llegar¨ªa al orgasmo: yo, en eso, soy muy espec¨ªfico. O no soy. Los mon¨®logos de ahora son consecuencia, como todos los g¨¦neros literarios, de la situaci¨®n econ¨®mica, de las presiones pol¨ªticas, de cierta vanidad personal. No los deval¨²o, todo lo contrario: la historia est¨¢ llena de grandes mon¨®logos.
Defendiendo al cavern¨ªcola
Mon¨®logo de Bob Becker, versi¨®n de Eduardo Gal¨¢n. Int¨¦rprete, Nancho Novo. Director, Marcus von Watchel. Teatro Arlequin.
El teatro, acosado por la dificultad econ¨®mica creciente, por el tipo de neocensura que subvenciona lo correcto y aleja lo directo -y, por lo tanto, al p¨²blico que necesita ese coito con la escena y entre los espectadores que se ven unos a otros, no como en el cine, o con el onanismo de la televisi¨®n- fue reduciendo los largos repartos antiguos, se fue quedando en cuartetos, en otras de dos personas y finalmente se refugia en el mon¨®logo. El pr¨®ximo paso ser¨¢ el escenario vac¨ªo.
Este mon¨®logo viene de Am¨¦rica -por el gerundio del t¨ªtulo- y no lo oculta: muchas cosas vienen de Estados Unidos y se lo callan. Parece que est¨¢ en el Guiness por el n¨²mero de representaciones que obtuvo en Broadway (en relaci¨®n al teatro de un solo int¨¦rprete: al one man show, por seguir con la costumbre) y que el alcalde (cuando lo era) Giulani declar¨® un D¨ªa del Defiendo al cavern¨ªcola. En realidad, es una idea antiqu¨ªsima, y la introducci¨®n de la palabra 'Dinosaurio' y la idea de que contin¨²a la personalidad del hombre cazador y la mujer recolectora se?alan desde cu¨¢ndo viene.
Mark Twain
Estoy seguro de que el autor ha le¨ªdo El diario de Ad¨¢n y Eva de Mark Twain (lo recomiendo). Esto no es malo: la cuesti¨®n est¨¢ en recoger lo que fue y va a seguir siendo, como es las "diferencias" hombre/mujer, y meterlas en la actualidad y las circunstancias, en la situaci¨®n de hoy. Sin metaf¨ªsica, claro. Parece que Bob Becker lo consigui¨® en Nueva York; no son totalmente de otra especie los neoyorquinos y los espa?oles. Una sangre urbana. Pero necesitaba para verse y o¨ªrse en Espa?a una adaptaci¨®n: Eduardo Gal¨¢n lo ha conseguido, aunque debe tener m¨¢s padres, pero Nancho Novo dice algo m¨¢s: "A partir de la adaptaci¨®n que nos dieron, Marcus von Wachtel [el director de la obra] y yo trabajamos codo con codo muchas horas. ?l es biling¨¹e y a m¨ª se me dan bien los vocablos. La obra est¨¢ llena de juegos de palabras, creo que hemos resuelto casi todos".
Est¨¢, pues, ajustada: prende en el p¨²blico. Interesa mucho, creo, algo que resulta siempre muy dif¨ªcil: que parezca que el texto, con todos sus condicionamientos, lo est¨¢ inventando el actor en ese momento. Es una virtud actoral que, para m¨ª, se revela en Nancho Novo: que el enorme esfuerzo que est¨¢ haciendo no se note, que parezca una charla entre amigos y que los espectadores est¨¦n incluidos en esa charla entre amigos. He citado antes los aplausos, y he titulado con "manos peque?as": suenan distintos los aplausos con manos de mujer, como suenan las carcajadas m¨¢s agudas. Son ellas las que est¨¢n conformes y satisfechas, rebosantes, con la que parece una defensa del hombre y eso no es m¨¢s que una trampa c¨®mica, un juego teatral, que la mujer reconoce como cierto. No excluyo de la satisfacci¨®n a los espectadores masculinos, que al final suman sus manos de palmada grave a la ovaci¨®n general; s¨®lo que las diferencio en el mismo sentido en que el texto, original, adaptado y rehecho, lo hace, para no dejar de ser pol¨ªticamente correcto. Y simp¨¢tico, intrascendente, f¨¢cil.
Puede que en Madrid, y en toda Espa?a, sobrepase la cifra de espectadores que tuvo en Nueva York. Me alegrar¨ªa.
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