La mujer m¨¢s curiosa del mundo
NO PUEDE ser accidental que el personaje literario con el que Sontag se sent¨ªa fuertemente identificada fuera Dorothea Brooke, aunque le hubiera gustado m¨¢s parecerse a la autora de Middlemarch por su capacidad para llevar la novela al terreno de la profec¨ªa moral y abordar el an¨¢lisis de c¨®mo las virtudes de un ser humano est¨¢n relacionadas con sus errores y c¨®mo ¨¦stos los fomentan. Carl Rollyson y Lisa Paddock, autores de la primera biograf¨ªa (no autorizada) de la escritora describen el momento en que, justo despu¨¦s de cumplir los 18, Sontag rompe en sollozos. "Estaba leyendo a Eliot por primera vez cuando comprend¨ª no s¨®lo que yo era Dorothea sino que, meses antes, me hab¨ªa casado con Casaubon (Philip Rieff, su profesor de Sociolog¨ªa). Dorothea tom¨® equivocadamente a Casaubon por un genio; por el contrario, obtuvo un pedante reaccionario". Como sucede en tantos matrimonios en los que una de las partes -o ambas- comprende que ha cometido un error, Sontag tardar¨ªa en reconciliarse con su metedura de pata. A ra¨ªz de la publicaci¨®n de sus ensayos Contra la interpretaci¨®n, el New York Times Book Review comenz¨® a alimentar el mito. Para entonces, ya era Lady on the Scene (La chica de moda), siempre atra¨ªda por los creadores de imagen. En su introducci¨®n a Portraits in Life and Death (1976), de Peter Hujar, ella sostiene que las fotograf¨ªas "instigan, refrendan las leyendas y convierten a las personas en iconos de s¨ª mismas". Esta es la tesis de Rollyson y Paddock sobre la condici¨®n de una mujer que era en s¨ª un manifiesto. "Lo personal es pol¨ªtico", sol¨ªa decir. "Antes que una mujer liberada, soy una feminista". El libro tambi¨¦n es una desacralizaci¨®n de una intelectual cuyo primer sue?o fue conseguir el Nobel de bioqu¨ªmica -ideal inspirado en la lectura de la biograf¨ªa de Marie Curie-, que vivi¨® un romance pol¨ªtico y literario con la izquierda de Sartre y Beauvoir, llev¨® su temeridad hasta Hanoi y Sarajevo y cre¨® en Nueva York, con Joseph Brodsky, una especie de sal¨®n de Francia. Su influencia fue indudable gracias a sus ensayos sobre arte, ciencia ficci¨®n y pornograf¨ªa (La est¨¦tica del silencio, La enfermedad y sus met¨¢foras, El Benefactor, Fascinante fascismo, Notas sobre lo Camp, Sobre la fotograf¨ªa, Bajo el signo de Saturno). Sontag fue para sus amigos una mujer tit¨¢nica, para sus amantes una amazona, y para su hijo David "la mujer m¨¢s curiosa del mundo". Su editor, Roger Strauss, pensaba que lo que realmente la hac¨ªa atractiva era que se limitaba a "dar por sentada su igualdad frente a los hombres". A pesar de explotar su atractivo con sus admiradores, lo que de verdad atra¨ªa a Sontag eran las mujeres. Pero nunca sali¨® del armario. En 1998, escribi¨® en su ensayo autobiogr¨¢fico (Singleness), poco despu¨¦s de superar una recidiva de su c¨¢ncer de mama: "Mi vida siempre me ha parecido una transformaci¨®n. Me gusta comenzar de nuevo, no hay nada como el esp¨ªritu del principiante".
Susan Sontag. La creaci¨®n de un icono. Carl Rollyson y Lisa Paddock. Traducci¨®n de Gian Castelli. Circe. Barcelona, 2002. 402 p¨¢ginas. 22 euros.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.