Azuar
Tarde o temprano, la vida se nos parte en dos como un petrolero herido en alta mar. Tambi¨¦n le ocurre a los poetas y a los hombres de bien, pero con la diferencia de que ¨¦stos, cuando expiran, derraman sobre el mundo una sustancia f¨¦rtil que beneficia a cualquier ecosistema y purifica el alma de esas islas perdidas que somos usted y yo, la vecina del quinto y todos los que moramos este mundo.
Rafael Azuar se nos acaba de ir y hay que ver c¨®mo lo extra?an ya las palomas de las plazas, el oto?o en persona, los campos amarillos que le vieron, tierra adentro, desparramar la simiente de su sabidur¨ªa, el mar con todo el atributo de sus siglos azules, la rosa que preside su ¨²ltimo poema y las gentes que escuchan, todav¨ªa, la honda traves¨ªa de su voz. Por si alguien no lo sabe, Azuar ha sido y es para las letras alicantinas de la centuria que se nos fue un escritor necesario, discreto y profundo, algo as¨ª como el maestro de una escuela de guardia a la que podemos acudir a cualquier hora (una tarde parda y fr¨ªa de invierno es lo m¨¢s aconsejable) para escuchar el trueno de su palabra. Pero Rafael ya no est¨¢. Se muri¨® el pasado domingo entre sus cosas, al amparo de Pilar y de madame Colette, de la hermosa Kyra y el bueno de Machado. S¨¦ que Azor¨ªn y Mir¨® le entornaron la mirada, que Rimbaud se encarg¨® del sudario y que Vallejo tuvo el detalle de avisar a algunas flores. Eso es todo. Cuando Teresa Ferrer me llam¨® para darme la noticia me acord¨¦ del encuentro que tuvimos no hace mucho, pero, sobre todo, del pasado a?o, cuando publicamos Verso y prosa, su ¨²ltimo libro, ¨¦se que me confi¨® con un gui?o de premoniciones: "Noviembre, lluvia cerrada. / Ciernen los ¨¢ngeles n¨¢cares, / lloran las fuentes ocultas...". Atr¨¢s quedan ya Los zarzales, Modorra, la novela con la que obtuvo el premio Caf¨¦ Gij¨®n, sus ensayos, sus prosas y, sobre todo, el verso encendido de La lucha elemental, Perlas del silencio, Primera antolog¨ªa...
Rafael Azuar ya no est¨¢ entre las cosas vivas, pero la sustancia que ha vertido en el mar de los mortales es tan beneficiosa para el equilibrio ecol¨®gico que les emplazo a zambullirse en cualquiera de sus versos, a comprobar la pureza de la espuma.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.