De la forma a la f¨®rmula

Es aparentemente Salom¨¦ una nueva aventura de cine musical, el mejor y el que m¨¢s audiencia alcanza, del ¨²ltimo tramo de la obra de Carlos Saura. Pero s¨®lo aparentemente, porque no es una aventura. Salta de la pantalla la evidencia de que, antes de concebirla, Saura conoc¨ªa al dedillo a Salom¨¦. La hab¨ªa hecho antes de hacerla, pues vi¨¦ndola toda ella desprende la idea de lo ya visto. Aplica Saura mec¨¢nicamente una manera de hacer cine musical que ¨¦l invent¨®, pero, al repetir el invento en un seco calco de s¨ª mismo, esa manera da lugar a un ba?o de manierismos, de amaneramientos. O, si se quiere, lo que en las obras fundacionales de esta zona de la obra de Saura -de Carmen (1983) a Tango (1998), pasando por El amor brujo (1985), Sevillanas (1992) y Flamenco (1995)- era forma, aqu¨ª se hace f¨®rmula. Y el bello ballet de A¨ªda G¨®mez, aunque bien filmado, da lugar a un filme pobre, hecho con afinamiento t¨¦cnico, pero seco, sin gracia, sin poema, aire, duende y alas.