La L¨ªnea
Que La L¨ªnea es un pueblo distinto, es algo que nadie duda. No s¨®lo por su origen, sino por sus gentes, capaces de aunar encanto y amabilidad, con una capacidad para la histeria colectiva sin referentes en los tiempos que corren.
Los lamentable hechos que se produjeron en la noche del pasado mi¨¦rcoles, cuando un padre de familia acompa?ado de sus dos hijos decide entrar, cuchillo en mano, en una emisora de radio para silenciar las cr¨ªticas de enchufismo que se hacen a un alcalde es un hecho, digno por s¨ª solo, de ser recogido en ese ¨¢lbum de im¨¢genes de la Espa?a profunda, la de Los santos inocentes, la del se?orito y el jornalero, la que durmiendo en la memoria de nuestros abuelos despierta tristemente en pesadillas como la de Puerto Urraco.
Es cuando un padre de familia preso de la histeria ha encontrado su ruina y la de su familia, ya irremediablemente, cuando m¨¢s habr¨ªa que esperar cordura y serenidad en quien tiene la obligaci¨®n de tenerla; cuando es indispensable lanzar a los cuatro vientos el reconocimiento de una culpa colectiva y proponerse entre todos no tener que escribir, nunca m¨¢s, un otro epitafio por unos hechos como los que han ocurrido.
Pero al parecer los linenses somos distintos, las acusaciones mutuas de culpabilidad son el reflejo palpable de una transformaci¨®n colectiva de imbecilidad como si de una epidemia se tratase. Una epidemia propagada por vividores y espabilaos a los que la falta de alternativas y el olvido de una ciudad han ido dando alojamiento.
"Todos los pol¨ªticos son iguales", "los de antes tambi¨¦n se lo llevaron", "todos meten a los suyos", son algunas de las frases que lapidariamente repetimos, mientras sabemos que la confianza que se otorg¨® en un voto esperando honradez y generosidad ha vuelto a ser traicionada.
Hoy es tiempo de reflexi¨®n, y se echan de m¨¢s los insultos de quienes deber¨ªan callar y los silencios de quienes deber¨ªan hablar, y quienes aspiramos a tener la confianza de los linenses tenemos la obligaci¨®n de demostrar, que esta vez s¨ª seremos capaces de ofrecerles lo que siempre han buscado.-
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