Voluntad pol¨ªtica para el arco mediterr¨¢neo
Hace a?o y medio el Financial Times dedic¨® una serie de p¨¢ginas a la ciudad de Barcelona. Entre otras cosas, destacaba su futuro potencial econ¨®mico como eje central de la vasta y pr¨®spera ¨¢rea econ¨®mica que representar¨ªa un "arco mediterr¨¢neo" debidamente impulsado y desarrollado. Pero el mismo diario, al que nadie puede acusar de "victimismo", expresaba su sorpresa por el hecho de que el Gobierno espa?ol no invirtiese lo suficiente en una zona con tanto futuro, y pon¨ªa como ejemplo la inversi¨®n destinada a Barajas, que, seg¨²n el rotativo, es diez veces superior a la dedicada al aeropuerto de El Prat.
De todo ello podr¨ªan deducirse dos reflexiones: la primera, que Catalunya se encuentra en una situaci¨®n geogr¨¢fica privilegiada. Seg¨²n datos conocidos, el arco mediterr¨¢neo comprende una zona de aproximadamente trescientos mil kil¨®metros cuadrados, con una poblaci¨®n de casi cuarenta millones de personas, muchas de las cuales viven en zonas con una renta per c¨¢pita superior a la media europea, y alcanza toda la franja mar¨ªtima que se extiende desde Andaluc¨ªa hasta el Lacio, pasando obviamente por el Pa¨ªs Valenciano, el Languedoc, la Provenza, la Liguria, la Toscana, adem¨¢s de las islas Baleares, C¨®rcega y Cerde?a. Si a todo ello le a?adimos una clara predisposici¨®n a ser la plataforma de proyecci¨®n hacia el norte de ?frica y el Mediterr¨¢neo oriental, en Catalunya podr¨ªamos considerar que hemos sido singularmente afortunados en lo que se refiere a las posibilidades de progreso econ¨®mico.
Desgraciadamente, se impone tambi¨¦n una segunda reflexi¨®n. El progreso econ¨®mico s¨®lo es posible a partir de una decidida voluntad pol¨ªtica y de la conjunci¨®n de todos los esfuerzos disponibles. Por tanto, no es extra?a la sorpresa del Financial Times al constatar que los sucesivos Gobiernos espa?oles no han priorizado debidamente este notable polo de desarrollo. Si el progreso econ¨®mico se extiende como mancha de aceite, la l¨®gica de la rentabilidad y de sus econom¨ªas de escala aconsejar¨ªa sin duda favorecer las inversiones con mayor capacidad de futuro, con la seguridad de que estas locomotoras contagiar¨¢n su energ¨ªa necesariamente al resto del convoy.
Sin la voluntad pol¨ªtica de favorecer las infraestructuras comunes y la intercomunicaci¨®n regional transfronteriza, no hay mucho que hacer. No se trata de que Catalunya no reclame con insistencia las imprescindibles inversiones y tampoco de que otras Administraciones del arco no sean conscientes de los muchos beneficios que se pueden derivar de todo ello. Han sido continuas las declaraciones de muchas administraciones locales de los tres Estados implicados, tanto de nivel regional como supramunicipal; han sido numerosos los estudios universitarios que proclaman los beneficios de este nuevo eje econ¨®mico, e incluso se han creado c¨¢tedras destinadas a estudiar las oportunidades que el arco mediterr¨¢neo representa para las empresas y la econom¨ªa de esta eurorregi¨®n. Por el contrario, desde Catalunya hemos insistido, una y otra vez, en la urgente necesidad del tren de alta velocidad y en la importancia que para nosotros tiene que esta nueva infraestructura conecte con el aeropuerto de El Prat o con otros centros log¨ªsticos de importancia. Ya no es una simple cuesti¨®n de justicia -nuestro d¨¦ficit fiscal respecto al Estado no tiene ning¨²n tipo de justificaci¨®n y supone el ahogo de muchas iniciativas-, sino que se ha convertido en una cuesti¨®n de eficacia.
Si la econom¨ªa es el arte de administrar eficientemente los recursos escasos y la pol¨ªtica es el arte de tomar decisiones en beneficio del inter¨¦s com¨²n, no tiene ninguna justificaci¨®n haber construido un AVE Madrid-Sevilla y haber desatendido la conexi¨®n entre el corredor mediterr¨¢neo y el sur de Europa. No s¨®lo lo decimos nosotros; el alcalde de la revitalizada Montpellier ha afirmado reiteradamente que el TGV m¨¢s importante no es el que pueda conectar Ly¨®n con Tur¨ªn, sino el que deber¨ªa ir de Hamburgo a Sevilla pasando por Francfort, Ly¨®n, Montpellier y Barcelona. Por esta raz¨®n, conviene tener en cuenta que las inversiones en Catalunya a causa del tren de gran velocidad, con un m¨ªnimo sentido de Estado, deben percibirse no como una inversi¨®n que beneficia ¨²nicamente a Catalunya, sino que dinamiza la totalidad de la important¨ªsima zona del litoral mediterr¨¢neo. Fij¨¦monos, por ejemplo, en que la futura llegada de este tren ha multiplicado las inversiones en Lleida y avanza el proyecto de construir una gran zona log¨ªstica y de negocios, con una inversi¨®n inicial de m¨¢s de treinta millones de euros.
Son algunos ejemplos, pero no hay duda de que Catalunya necesita y puede convertirse en la gran plataforma log¨ªstica del sur de Europa, lo que nos obliga a un esfuerzo suplementario pero de una rentabilidad incalculable. Es necesario dotar al pa¨ªs de l¨ªneas ferroviarias de ancho europeo y debemos hacerlas llegar a los puertos de Barcelona y de Tarragona; conviene acabar la tercera pista del aeropuerto de El Prat y convertirlo -pese a las previsiones de AENA en sentido contrario y a favor de Madrid- en un aeropuerto de conexi¨®n de vuelos intercontinentales. Y debemos a?adir la ampliaci¨®n en marcha del puerto de Barcelona, que duplicar¨¢ su superficie y triplicar¨¢ el espacio destinado a usos log¨ªsticos. En definitiva, Catalunya debe ser la plataforma estrat¨¦gica que comunique los mercados centroeuropeos con todo el Mediterr¨¢neo, y a¨²n m¨¢s all¨¢, con Oriente y Am¨¦rica Latina. Por mucho que ahora, de una forma sesgada y err¨®nea, ¨²nicamente veamos inmigraci¨®n y pr¨¢cticamente integrismo cuando hablamos del norte de ?frica, conviene tambi¨¦n tener presente que estamos hablando de una zona con un notable potencial econ¨®mico de futuro y que ¨¦ste es un atractivo m¨¢s para consolidarnos como plataforma de todo este sector.
La cuesti¨®n de la voluntad pol¨ªtica resulta, pues, fundamental para alcanzar estos objetivos. La Generalitat de Catalunya multiplica desde hace a?os sus esfuerzos: el Plan Director de Infraestructuras prev¨¦ una inversi¨®n de m¨¢s de 7.200 millones de euros: hay una inversi¨®n prevista de m¨¢s de 900 millones de euros para la mejora de las carreteras propias; la l¨ªnea IX del metro ser¨¢ la m¨¢s larga de Europa, con m¨¢s de 41 kil¨®metros y 43 estaciones. Podr¨ªamos seguir hablando de inversiones notables en telecomunicaciones, cableado, energ¨ªa el¨¦ctrica o regad¨ªos.
Por este motivo, entre otros, es importante incrementar nuestro autogobierno y conseguir un sistema de financiaci¨®n equilibrado y justo. No se trata de mirarnos en todo lo que Madrid hace o deja de hacer, sino de tener muy presente la tradicional y progresista vocaci¨®n europea de Catalunya, de saber que nuestros referentes se encuentran en Francfort, Mil¨¢n o Amsterdam y que hemos de terminar ganando para la causa a todos nuestros territorios vecinos, porque tambi¨¦n a ellos y a sus ciudadanos les interesa que el arco mediterr¨¢neo se convierta en una pr¨®spera realidad lo antes posible.
Estamos, pues, ante una de aquellas cuestiones que no pueden ni deben ser tratadas con criterios partidistas; nos interesa a todos, y todos debemos contribuir a hacerlo posible. Interesa por supuesto a los catalanes, pero interesa a los aragoneses, valencianos, mallorquines, murcianos..., interesa a todos los espa?oles. Interesa a Espa?a en su conjunto una contundente apuesta por el Mediterr¨¢neo y m¨¢s sabiendo que la ampliaci¨®n de la UE hacia el centro y este del Viejo Continente provoca un desplazamiento del centro de gravedad del futuro de la Uni¨®n.
Josep A. Duran i Lleida es presidente del Comit¨¨ de Govern de Uni¨® Democr¨¤tica de Catalunya y secretario general de la federaci¨®n de Converg¨¨ncia i Uni¨®.
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