"Ya no vivo con miedo"
Una v¨ªctima de la violencia dom¨¦stica relata c¨®mo ha rehecho su vida tras sufrir agresiones durante tres a?os
"Ya no vivo con miedo. Ya soy due?a de mis actos. Ya no temo llegar a casa. He vuelto a sentir alegr¨ªa y me parece que aquel infierno est¨¢ muy lejos. Ahora s¨¦ que no fui lista pero que soy inteligente. Puedo estar tranquila con mis hijos y disfrutar de ellos. Por fin tienen una madre de verdad. Antes no era yo". Han pasado dos a?os desde que, aconsejada por una amiga, Marisol Montero (nombre supuesto) escap¨® de las garras de su compa?ero agresor que la hab¨ªan oprimido y golpeado durante m¨¢s de tres a?os.
Tiene la sensaci¨®n de haber vuelto a nacer: ha recuperado las ilusiones, hace proyectos de futuro, ha vuelto a sus aficiones. Carece de pareja porque prefiere disfrutar de su soledad. Aunque asegura tener fuerzas para enfrentarse a todo, Marisol, 42 a?os y profesional de los medios de comunicaci¨®n, no se enga?a. Sabe que una parte de s¨ª misma permanece da?ada: todav¨ªa le averg¨¹enza haber sido una maltratada -"temo que la gente piense que soy tonta", dice-, a¨²n reacciona vehementemente cuando alguien la critica o pone en duda su val¨ªa, y algunos destellos del pasado tormentoso insisten en invadir de vez en cuando su mente.
"Me hab¨ªa convencido de que yo era la culpable", relata Marisol, de 42 a?os.
Desde que huy¨® a la casa de acogida ha superado una primera fase, la del miedo. Ahora se encuentra en la etapa del odio hacia el ex compa?ero. "Me falta llegar a la tercera, la de la indiferencia", algo dif¨ªcil de alcanzar porque ¨¦l ve a los hijos y ella teme que les haga da?o, y, tambi¨¦n, porque la ha dejado endeudada.
El apoyo de sus padres y el trato que recibi¨® en el centro de acogida, donde permaneci¨® durante mes y medio, le sirvieron para mantenerse firme y no retirar la denuncia por malos tratos. Su firmeza se debi¨® tambi¨¦n a la experiencia. Marisol se fue de casa una primera vez a ra¨ªz de una paliza, pero volvi¨® dos d¨ªas despu¨¦s para ver a los ni?os, menores de cuatro a?os, y ¨¦l le pidi¨® "llorando y de rodillas" que se quedara. Le prometi¨® que todo cambiar¨ªa, pero todo fue a peor.
Los seis primeros a?os de convivencia hab¨ªan sido buenos. Ella incluso hipotec¨® su casa para avalarle por m¨¢s de 50.000 euros. "Lo hac¨ªa por amor", relata. Tras nacer el primer hijo, seguido del segundo un a?o despu¨¦s, llegaron los insultos, la cr¨ªtica cotinua: Marisol era una in¨²til que hac¨ªa todo mal. ?l se ech¨® una amante y la llevaba a casa como amiga. Marisol se dio cuenta y la ech¨®. Entonces el hombre la golpe¨® hasta dejarle el costado lleno de cardenales.
A partir de ese d¨ªa, los bofetones en las sienes y los golpes en la cabeza se convirtieron en h¨¢bito. Despu¨¦s, llegaron las amenazas de muerte. "Dec¨ªa que estaba loco y que eso le servir¨ªa de atenuante para no ir a la c¨¢rcel si me mataba", recuerda Marisol. "Me hab¨ªa convencido de que yo era la culpable. Un d¨ªa vimos en la televisi¨®n a una maltratada en silla de ruedas y me dijo que eso me pod¨ªa ocurrir si le pon¨ªa fuera de s¨ª". Ella sostiene que estas emisiones son un arma de dos filos, porque los violentos las utilizan. "Ves, pobre mujer", le dec¨ªa su pareja a Marisol, "y t¨² te quejas de lo que tienes".
La mujer lleg¨® a creer que estaba loca, como ¨¦l dec¨ªa. Por fin se lo cont¨® a una amiga, que la anim¨® a huir. Marisol pidi¨® medidas provisional¨ªsimas y pudo volver a su hogar, acompa?ada de sus padres y sus hijos, con una pensi¨®n asignada que su ex s¨®lo paga cuando se acerca alguno de los juicios pendientes. A pesar de ello y de las deudas, ella ya no teme por su vida.
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