El futuro de Europa
El presidente de la Convenci¨®n Europea, Val¨¦ry Giscard d'Estaing, ha presentado un as¨ª llamado "esqueleto" para una futura Constituci¨®n de Europa. Inclu¨ªa todos los ingredientes de una Constituci¨®n: valores, principios, los derechos de los ciudadanos, las competencias de la Uni¨®n y de las instituciones que la componen, etc¨¦tera. Este documento surgi¨® pese a que el mandato de la Convenci¨®n no autorizaba a los delegados a producir una Constituci¨®n. De acuerdo con la declaraci¨®n de Niza, que yo redact¨¦ como uno de los primeros ministros participantes, deb¨ªamos s¨®lo simplificar y reestructurar los tratados b¨¢sicos de la UE.
A medida que avanzaron los trabajos de la Convenci¨®n, nuestro mandato se transform¨® debido a diversas presiones. ?stas proced¨ªan de los pa¨ªses miembros, de organizaciones de la sociedad civil y de cartas, documentos y mensajes de correo electr¨®nico llegados de toda Europa. La presi¨®n democr¨¢tica cambi¨® nuestro mandato. Cuando incluso el ministro de Asuntos Exteriores del Reino Unido, un pa¨ªs feliz con su "Constituci¨®n no escrita" con siglos de antig¨¹edad, se declara ansioso por tener una Constituci¨®n europea escrita, es que algo realmente ha cambiado.
Lograr el equilibrio entre instituciones europeas, nacionales, regionales y locales ser¨¢ un desaf¨ªo crucial
No obstante, estudiosos como Ralph Dahrendorf y Joseph Weiler insin¨²an que una Constituci¨®n europea no tiene sentido, ya que una Constituci¨®n democr¨¢tica presupone una identidad com¨²n primordial que est¨¢ ausente en la UE, donde las lealtades nacionales individuales siguen prevaleciendo. Otros, como Robert Dahl, argumentan que la democracia requiere comunidades m¨¢s peque?as basadas en intereses compartidos y relaciones personales. Para ellos, Europa puede ser demasiado grande para forjar instituciones verdaderamente democr¨¢ticas.
Tales objeciones te¨®ricas deben ser contrastadas con el hecho de que Europa ya existe; todos los d¨ªas se toman decisiones a nivel europeo que condicionan nuestras vidas. Puede que no nos guste, pero la UE forma parte de nuestro sistema de gobierno, como los municipios, las regiones y los Estados nacionales. De modo que la cuesti¨®n no es si Europa existe, sino si estamos satisfechos con la manera en que funciona. Si no es as¨ª, ?podemos arreglarlo? ?Y es una Constituci¨®n el m¨¦todo m¨¢s adecuado?
El primer problema que abordamos que requiere una soluci¨®n "constitucional" es la entidad clara y unificada de Europa. No mucha gente se da cuenta de ello, pero, a causa del mosaico de tratados del cual surgieron las actuales instituciones europeas, "Europa" no es una entidad unitaria; de hecho, la UE y la Comunidad Europea indican dos cosas diferentes.
La Comunidad es el conjunto de instituciones creadas en la d¨¦cada de 1950 para establecer un mercado com¨²n. Cuando m¨¢s tarde decidimos tener una pol¨ªtica exterior com¨²n y cooperar en asuntos judiciales y pol¨ªticos, inventamos la Uni¨®n. La Uni¨®n se ocupa de la pol¨ªtica exterior; la Comunidad, de la integraci¨®n econ¨®mica.
Una consecuencia de esto es que los acuerdos con terceros pa¨ªses que afectan tanto a asuntos exteriores como econ¨®micos requieren dos tratados distintos. Esto confunde incluso a los diplom¨¢ticos extranjeros experimentados que negocian con Europa. Si les confunde a ellos, ?hasta qu¨¦ punto no aturdir¨¢ a los ciudadanos corrientes? ?C¨®mo puede un ciudadano europeo identificarse realmente con Europa si no existe una ¨²nica "Europa"? La identidad legal poco definida de Europa tiene otro impacto nocivo. Si la Comunidad hace algo que afecta a los derechos de alguna persona, ¨¦sta puede acudir a los tribunales. Pero si es la Uni¨®n la que los cercena, el acceso a un tribunal puede verse impedido, ?ya que la Uni¨®n no tiene personalidad legal!
El siguiente problema que debe abordarse es la naturaleza an¨®nima y burocr¨¢tica de los actos legales europeos. Hacer la cr¨ªtica de las instituciones es una parte tan esencial de la democracia como proteger los derechos legales. Pero las instituciones de Europa son dif¨ªciles de criticar porque producen actos que la gente normal es incapaz de nombrar o comprender.
En la vida nacional, las iniciativas del Parlamento se llaman "estatutos" o "leyes" sobre los que la gente se puede manifestar a favor o en contra. En la UE tenemos "reglamentos", "directivas", "decisiones", "orientaciones generales", "estrategias comunes", "acciones comunes", "posiciones comunes", una mir¨ªada que s¨®lo los expertos pueden comprender. Cuando se emite una "directiva" no se sabe qui¨¦n es el responsable. En Italia hay ahora un estatuto controvertido que cambiar¨¢ las normas del procedimiento penal en un sentido que podr¨ªa resultar ¨²til a eminentes figuras p¨²blicas. Pues bien, el nombre del senador Cirami va unido a esa ley. Podemos luchar contra "la ley Cirami". ?Ser¨ªa lo mismo si la ley se llamara "Reglamento 75"?
Debido a que Europa tiene tantos organismos que legislan -el Consejo de Ministros, los Consejos sobre Agricultura, sobre Industria, sobre Medio Ambiente, etc¨¦tera-, no podemos saber qui¨¦n est¨¢ haciendo qu¨¦ y por qu¨¦. Necesitamos un ¨²nico Consejo Legislativo, un Parlamento Europeo bicameral, con una C¨¢mara que represente a los Estados miembros, y la otra, al electorado europeo.
En este sistema simplificado, la legislaci¨®n se llamar¨¢ legislaci¨®n, y los reglamentos ejecutivos, como en la mayor¨ªa de los sistemas legales, llenar¨¢n los huecos de la legislaci¨®n principal. ?ste es un sistema que los ciudadanos entender¨¢n.
El borrador de documento constitucional presentado introduce cambios peque?os, pero significativos, que pueden hacer que los europeos se identifiquen con Europa y puedan criticarla al mismo tiempo. Exige una entidad legal ¨²nica y unificada. Se llame Uni¨®n Europea, EE UU de Europa, Europa Unida o cuaquier otra cosa, proporcionar¨¢ tambi¨¦n un sistema unitario y simplificado de actos normativos que introducir¨¢ mayor transparencia y responsabilidad.
La estructura institucional de la propuesta Constituci¨®n europea tambi¨¦n deber¨ªa reflejar y ayudar a desarrollar las aspiraciones m¨¢s amplias de Europa. Europa debe ser m¨¢s que un simple veh¨ªculo de integraci¨®n econ¨®mica, que de cualquier modo casi se ha logrado. Como m¨ªnimo, esperamos de Europa que sea justa. Esperamos que nuestro modelo social se lleve a cabo. Esperamos que las cuestiones econ¨®micas y sociales est¨¦n ligadas. Esperamos que Europa desempe?e un papel en el mundo para bien.
Por supuesto, nos esperan escollos. Uno de ellos es que m¨¢s Europa no puede significar un sistema centralizado. Los Gobiernos democr¨¢ticos son demasiado complejos para eso. Lograr el equilibrio adecuado entre las instituciones europeas, nacionales, regionales y locales ser¨¢ un desaf¨ªo crucial. Pero si el pueblo ordena una Constituci¨®n para Europa, todos sus lazos y valores deber¨¢n ser respetados por esa Constituci¨®n.
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