Potente y vitalista
Nacido en 1911 en Santiago de Chile, la ciudad donde se form¨®, primero en el colegio del Sagrado Coraz¨®n y luego en la Universidad Cat¨®lica, logrando en 1931 el t¨ªtulo de arquitecto, Roberto Matta Echaurren ha sido el ¨²ltimo superviviente del surrealismo hist¨®rico. Antes de instalarse en Europa, Matta trabaj¨® como arquitecto en su pa¨ªs, creando una empresa de decoraci¨®n de interiores, que obtuvo un gran ¨¦xito, pero esta bonanza no calm¨® su inquietud interna y se march¨® al Viejo Continente, donde, tras visitar varios pa¨ªses, entre ellos Espa?a, termin¨® trabajando en Par¨ªs junto a Le Corbusier.
En 1937, con 26 a?os, empez¨® a pintar junto con su amigo Gordon Onslow-Ford, y, gracias a una carta de recomendaci¨®n de Federico Garc¨ªa Lorca, consigui¨® que Salvador Dal¨ª le presentara a Andr¨¦ Bret¨®n, el cual lo incorpor¨® al grupo surrealista. De esta manera, Matta no s¨®lo public¨® art¨ªculos en la suntuosa y exquisita revista Minotaure, como "Matem¨¢tica sensible-arquitectura del tiempo", sino que fue uno de los ilustradores del libro fetiche de los surrealistas, Los cantos de Maldoror. En 1938 realiza sus primeras obras pict¨®ricas de orientaci¨®n netamente surrealista, como la serie de sus Morfolog¨ªas sicol¨®gicas.
Instalado desde comienzos de 1939 en EE UU, Matta se convirti¨® en el precursor de la posterior llegada de los surrealistas a Nueva York, la ciudad donde muchos de ¨¦stos pasaron la Segunda Guerra Mundial, cambiando de esta forma el destino del arte vanguardista del siglo XX. En Nueva York la figura de Matta se acrecent¨®, llegando a convertirse en un personaje clave del surrealismo en el exilio. Estuvo presente en todas las publicaciones y las exposiciones del grupo, y, lo que es m¨¢s importante, tuvo ¨¦l mismo una estrecha relaci¨®n con los j¨®venes artistas americanos que pronto protagonizar¨ªan la crucial aventura del expresionismo abstracto, como Gorky, Pollock y Motherwell, sobre los que ejerci¨® una fuerte y decisiva influencia.
Terminada la guerra, Matta regres¨® a Europa y residi¨® en varias ciudades, sobre todo en Par¨ªs y Roma, sin dejar de hacer peri¨®dicas visitas a su Chile natal y, por supuesto, a Nueva York, donde mantuvo siempre un merecido prestigio. Expulsado del movimiento surrealista en 1948, algo que le afect¨® profundamente, no por ello Matta dej¨® de profundizar en su compromiso pol¨ªtico y, en esta senda, se fue conectando con las nuevas generaciones rebeldes de la posguerra, como la de los radicales del Situacionismo y del grupo Cobra, sobre los que tambi¨¦n tuvo una considerable influencia.
Desde el punto de vista art¨ªstico, la obra de Matta ha sido muy abundante, original, potente y vitalista. En sus principios pict¨®ricos, su estilo surrealista tuvo deudas con Masson, Tanguy y Ernest, pero madur¨® de forma personal su estilo tras asimilar el ardiente aire vern¨¢culo del tambi¨¦n surrealista Wilfredo Lam, que provoc¨® en ¨¦l el reto?ar de su identidad americana. Entre finales de los a?os cuarenta y los a?os sesenta forj¨® Matta su mejor obra, pero no dej¨® de experimentar nunca. Fue aumentando progresivamente los formatos, llegando a ser un excelente muralista, pero tambi¨¦n incorpor¨® elementos mat¨¦ricos que dieron una mayor fuerza expresiva a su pintura, marcada por un sentido espacial entre c¨®smico y abisal, siempre en un m¨¢s all¨¢ o en un m¨¢s abajo, en el territorio m¨¢gico de la fantas¨ªa. Por ¨²ltimo, su relaci¨®n con Espa?a fue intensa y extensa, y tuvo un merecido reconocimiento en la etapa democr¨¢tica espa?ola, durante la que se le concedieron los m¨¢s altos galardones art¨ªsticos, como la Medalla de Oro de Bellas Artes, y donde expuso reiteradas veces, la ¨²ltima de las cuales con motivo de haber recibido el premio de la Casa de la Moneda.
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