Inolvidable

Nueve meses despu¨¦s del formidable ¨¦xito con Plat¨¦e, de Rameau, en Valencia, vuelven a Espa?a Marc Minkowski y su grupo Les Musiciens du Louvre para, esta vez en Valladolid, sacudir las telara?as de la rutina con una versi¨®n inolvidable de Giulio Cesare, de Haendel. La direcci¨®n de Minkowski fue primorosa, atenta al detalle po¨¦tico m¨¢s imperceptible, y la respuesta de los m¨²sicos absolutamente ejemplar tanto en la concepci¨®n global como en el detalle casi imperceptible. Una prestaci¨®n excepcional, embriagadora, electrizante.

Si el centro del campo estaba magn¨ªficamente asegurado con Minkowski y sus m¨²sicos, permanec¨ªa la inc¨®gnita de las puntas vocales. Cuando apareci¨® en escena Cleopatra-Danielle de Niese- se produjo una conmoci¨®n. Su deslumbrantre belleza es capaz de seducir de inmediato a Julio C¨¦sar, a Minkowski y al m¨¢s recalcitrante de los espectadores. Adem¨¢s, canta bien, aunque no tenga, a sus 22 a?os, una voz de aquilatada depuraci¨®n. Un vino joven, no un gran reserva, dec¨ªan algunos. Pero, qu¨¦ vino. En la dicci¨®n, en la capacidad expresiva y hasta en la coloratura. Flavio Oliver compuso un Julio Cesar de una elegancia admirable, con una l¨ªnea de canto cargada de sutileza.

Extraordinaria fue, asimismo, la actuaci¨®n de la temperamental Joyce Di Donato, en el ingrato papel de sustituir a la carism¨¢tica Von Otter. Pero Di Donato se impuso a base de nervio y temperamento. El resto de los cantantes no desmereci¨®, y as¨ª Charlotte Hellekant dibuj¨® una Cornelia emotiva y nada lacrim¨®gena, y el contratenor Bejun Mehta despleg¨® un brillante Tolomeo.

La nota simp¨¢tica de la noche la protagoniz¨® el contratenor que encarnaba a Nireno, corriendo despavorido por una nave lateral de la catedral al incorporarse tarde a una de sus escenas. El p¨²blico, que vivi¨® la larga jornada con una concentraci¨®n admirable, reaccion¨® al final puesto en pie con un entusiasmo delirante. La noche, en efecto, hab¨ªa sido inolvidable.