?Fin del experimento?
El derrumbe del partido de J?rg Haider en las elecciones de ayer devuelve la pol¨ªtica austriaca a sus par¨¢metros tradicionales. Est¨¢ por ver, sin embargo, si la experiencia de coalici¨®n entre los conservadores del canciller Wolfgang Sch¨¹ssel y los populistas de Haider dejar¨¢ huella. M¨¢s concretamente, si se volver¨¢ a la gran coalici¨®n o la derecha se acomodar¨¢ a seguir gobernando con la extrema derecha, una vez reducida ¨¦sta a dimensiones no escandalosas.
Durante dos d¨¦cadas, socialdem¨®cratas y conservadores se han repartido el poder, agrupando a una ampl¨ªsima mayor¨ªa que reduc¨ªa la oposici¨®n a un papel testimonial. Sin oposici¨®n, la pol¨ªtica se convirti¨® en una formalidad sin nervio. Fue la saciedad creada por esa situaci¨®n lo que impuls¨® al grup¨²sculo de Haider desde el 4% de votos en 1986 hasta el segundo lugar en 1999, con el 27%. Su populismo antieurope¨ªsta y seminazi no s¨®lo atrajo, como sol¨ªa, a los nost¨¢lgicos de Hitler, sino a sectores opuestos al sistema por factores como la inseguridad ciudadana, el aumento de los impuestos o, m¨¢s resumidamente, el deseo de que algo se moviese.
Dec¨ªa Mitterrand que hay dos formas de acabar con los extremismos: marginarles o integrarles en el Gobierno. La derecha tradicional, que hab¨ªa quedado, por d¨¦cimas, en tercer lugar eligi¨® esto ¨²ltimo, aceptando gobernar en coalici¨®n con la extrema derecha. El experimento puso pronto de relieve la inconsistencia del partido de Haider, y de ¨¦ste en particular. Su desautorizaci¨®n de algunos ministros provoc¨® la crisis del grupo parlamentario que ha desembocado en el adelanto electoral.
Sch¨¹ssel es el gran triunfador de los comicios, y aunque no se sepa con qui¨¦n formar¨¢ Gobierno, es seguro que seguir¨¢ siendo el canciller. Su ascenso de 16 puntos (los que pierde Haider) le permite sobrepasar, por primera vez desde 1966, a los socialdem¨®cratas. ?stos recuperan algo de lo perdido hace tres a?os, pero no lo suficiente como para poder conformar una mayor¨ªa rojiverde a la alemana: sumar¨ªan el 44%, frente al 46% que agrupan la derecha y la extrema derecha. Sch¨¹ssel se enfrenta a un dilema: si decide repetir esta coalici¨®n asume el riesgo de una probable ruptura de su socio, que podr¨ªa dejarle en minor¨ªa frente a una oposici¨®n reforzada; pero si vuelve a la gran coalici¨®n, ahora desde una posici¨®n de socio mayoritario, puede desencadenar los mismos efectos que llevaron a la extrema derecha al poder, y a Austria a la verg¨¹enza de ser un pa¨ªs con ministros de un partido que asum¨ªa la herencia nazi y cuyo l¨ªder manifestaba simult¨¢neamente su admiraci¨®n por Sadam Husein.
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