Adios, responsabilidad
El alcance de la acci¨®n humana y, por ende, de la responsabilidad humana, est¨¢ estrictamente delimitado, de modo que es posible relacionar acciones y consecuencias. Esta premisa, fundamento de nuestras concepciones ¨¦ticas, ha dejado de ser v¨¢lida. Ciertamente, los viejos preceptos de esa ¨¦tica "pr¨®xima" -los preceptos de honradez, responsabilidad, etc.- siguen vigentes en la esfera diaria, caracterizada por la reciprocidad y la inmediatez. Pero esta esfera queda eclipsada por el creciente alcance del obrar colectivo, en el que el agente, la acci¨®n y el efecto no son ya los mismos que en la esfera cercana. Se trata de un obrar colectivo caracterizado por una cada vez mayor divisi¨®n del trabajo, que lleva aparejada una divisi¨®n de la responsabilidad y que acaba por generar un complejo sistema de irresponsabilidad organizada con dos objetivos fundamentales: optimizar el inter¨¦s propio y evadir cualquier responsabilidad.
?Qui¨¦n es responsable de los da?os causados por el naufragio del Prestige? La compa?¨ªa propietaria del barco, con base en Liberia, es propiedad de unos armadores griegos implicados en otros siniestros similares, como el del Mar Egeo, encallado en 1992 frente a A Coru?a. Sin embargo, es habitual que las empresas propietarias conf¨ªen la gesti¨®n cotidiana de sus barcos a empresas manager, en este caso una empresa griega. Pero alguien flet¨® el petrolero: se trata de una compa?¨ªa propiedad de un holding ruso, creada en Gibraltar, domiciliada en Suiza y con oficinas en Londres y Mosc¨². Aunque algunas fuentes sostienen que el destino final del buque era Singapur, por el momento se desconoce la identidad de la compa?¨ªa petrolera propietaria de la carga.
En cualquier caso, las petroleras, que son quienes en ¨²ltima instancia deciden con qui¨¦n van a realizar el transporte de su carga (optando, en definitiva, entre econom¨ªa y seguridad), quedan exentas de toda responsabilidad legal cuando se producen este tipo de accidentes. Por si fuera poco, a toda esta madeja de intereses entrecruzados hay que a?adir la empresa aseguradora, radicada en Gran Breta?a, los responsables de la inspecci¨®n del petrolero en los diversos puertos a los que se ha acercado (se habla de Lituania, China, Grecia, Gibraltar...) y el propio capit¨¢n del Prestige. En todo este entramado, ?qui¨¦n le pone el cascabel al gato? M¨¢s a¨²n: ?qui¨¦n es capaz de encontrar el maldito gato?
Pero esta disoluci¨®n de la responsabilidad se produce tambi¨¦n en ¨¢mbitos m¨¢s cercanos. El 19 de noviembre pasado dos alba?iles murieron en Andoain al precipitarse al vac¨ªo desde la sexta planta de un edificio en construcci¨®n. Las v¨ªctimas del fatal siniestro eran, seg¨²n parece, trabajadores aut¨®nomos que trabajaban para una empresa que, a su vez, estaba subcontratada por la empresa de construcci¨®n que promov¨ªa la obra. Desde Osalan, el Instituto Vasco de Seguridad y Salud Laboral, se ha manifestado que si los alba?iles fallecidos eran "aut¨®nomos a secas", es decir, si no estaban contratados por ninguna empresa, "puede ser una verdadera cat¨¢strofe familiar". Cat¨¢strofe no ya por la muerte de dos padres, maridos o hermanos, sino por la imposibilidad de cobrar indemnizaci¨®n alguna. En el colmo del absurdo, ellos ser¨ªan los ¨²nicos responsables de su fallecimiento.
El mundo de la prostituci¨®n de mujeres extranjeras es ejemplo de divisi¨®n t¨¦cnica del trabajo: el ojeador capta a las mujeres en su lugar de origen; el patrocinador financia su viaje; el pasador tramita la documentaci¨®n necesaria para permitir su paso por las fronteras; el receptor las recoge y controla en el pa¨ªs de destino; el colocador las "vende" por los distintos clubes; el propietario del club las alquila y el cliente paga por sus servicios. A pesar de todo, nadie aceptar¨ªa que cada eslab¨®n necesario de esta cadena de explotaci¨®n se escudara en la distancia existente entre su concreta acci¨®n y la consecuencia final para eludir su responsabilidad. Pues eso. Urge institucionalizar un nuevo modelo de responsabilidad solidaria que impida que la irresponsabilidad se acomode tras la creciente complejidad de las acciones humanas. Nadie puede desentenderse de las consecuencias de sus decisiones, escud¨¢ndose en una supuesta divisi¨®n t¨¦cnica del trabajo que limita la responsabilidad al estrecho ¨¢mbito de la acci¨®n directa.
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