La salud p¨²blica y el t¨ªtulo de especialista
El pasado 12 de noviembre EL PA?S public¨® en esta Tribuna sanitaria el art¨ªculo titulado La especialidad de medicina preventiva y salud p¨²blica, firmado por Francisco Bolumar y Carlos Alvarez-Dardet, en el que encontramos algunos puntos de acuerdo y otros de disensi¨®n que quisi¨¦ramos comentar. Efectivamente, la salud p¨²blica es una disciplina que, como bien definen los autores, se ocupa de velar por la salud de la poblaci¨®n en su conjunto, vigilando la aparici¨®n de enfermedades, controlando riesgos ambientales, dise?ando programas de educaci¨®n para la salud o gestionando los servicios sanitarios. Lo que no parece l¨®gico es que la especialidad m¨¦dica oficial a la que se refieren, denominada medicina preventiva y salud p¨²blica que, desde su creaci¨®n en 1979, se viene dedicando b¨¢sicamente a prevenir las infecciones hospitalarias y al control de la salud de los trabajadores de los hospitales, contenga en su nombre el t¨¦rmino salud p¨²blica cuando sus tareas s¨®lo tienen una relaci¨®n tangencial con ese concepto.
La limitaci¨®n en el acceso a la especialidad deja fuera al 61% de los m¨¦dicos de salud p¨²blica
Ahora hay 400 m¨¦dicos de la especialidad oficial y m¨¢s de 4.000 de salud p¨²blica
Estamos de acuerdo en que la salud p¨²blica tiene car¨¢cter multidisciplinar y que la mayor¨ªa de los m¨¦dicos que se dedican a ella no tienen un t¨ªtulo oficial de especialista. Esto lo explica el hecho de que la salud p¨²blica se desarroll¨® en la d¨¦cada de 1980, como consecuencia de las transferencias en esta materia a las comunidades aut¨®nomas y la ocurrencia de episodios tan dram¨¢ticos como el del aceite de colza. Las administraciones sanitarias vieron entonces la necesidad de crear servicios de salud p¨²blica capaces de hacer frente a situaciones parecidas. Para ello se contrat¨® a distintos tipos de profesionales, entre ellos licenciados en Medicina, a trav¨¦s de procesos de selecci¨®n, generalmente oposiciones. Estos profesionales formados en los ¨²nicos centros donde era posible, las escuelas de salud p¨²blica nacionales y extranjeras, se incorporaron a los cuerpos t¨¦cnicos de la Administraci¨®n (salud p¨²blica, epidemi¨®logos, sanidad nacional, etc¨¦tera) y empezaron a montar los servicios de salud p¨²blica.
En los a?os siguientes fueron diversificando los contenidos de su trabajo y su formaci¨®n seg¨²n las necesidades de la poblaci¨®n y de la Administraci¨®n sanitaria. A pesar de que los m¨¦dicos de salud p¨²blica no han gozado del mismo reconocimiento social que sus colegas cl¨ªnicos, la salud p¨²blica espa?ola ha alcanzado, en estos a?os, un nivel muy superior al que le corresponder¨ªa por los recursos que se han dedicado a ella.
Por otra parte, la especialidad de medicina preventiva y salud p¨²blica, con un campo de trabajo ya de por s¨ª reducido, ha visto en peligro una parte de sus tareas, las relativas a la salud laboral, de las que se van a ocupar los m¨¦dicos del trabajo. La Comisi¨®n Nacional de dicha especialidad (CNE) ha sentido la necesidad de extender sus competencias, encontrando en la salud p¨²blica un terreno interesante y amplio. Bas¨¢ndose en las directivas europeas que regulan la libre circulaci¨®n de profesionales en el territorio de la Uni¨®n Europea, la CNE consigui¨® en 1996 que los ministerios de Sanidad y de Educaci¨®n homologaran la especialidad de medicina preventiva y salud p¨²blica con la community health de los europeos. Desde entonces, y para responder al requerimiento europeo, se plantea para los m¨¦dicos que llevan entre 15 y 20 a?os trabajando en salud p¨²blica, "la obligaci¨®n" de someterse a un proceso para optar a la especialidad de medicina preventiva y salud p¨²blica con objeto de "regularizar" su situaci¨®n, que ya estaba regulada. Algo similar a lo que le ocurri¨® al personaje de Les Luthiers, Mastropiero, que "acert¨® a fundar Caracas en pleno centro de Caracas, que ya estaba fundada y ¨¦l no lo vio".
No obstante, desde una posici¨®n de igualdad, se hubiera aceptado un proceso de confluencia de ambos campos laborales y, por tanto, de todos los profesionales, los alrededor de 400 m¨¦dicos de la especialidad oficial y los m¨¢s de 4.000 de salud p¨²blica. Con ello se hubiera conseguido una especialidad numerosa y fuerte que podr¨ªa entregarse a responder a los nuevos retos que tiene planteada la salud p¨²blica del siglo XXI. Sin embargo, quienes se han ocupado del proceso han intentado hasta el momento que el n¨²mero de m¨¦dicos de salud p¨²blica que accedan a la especialidad de medicina preventiva y salud p¨²blica sea lo m¨¢s reducido posible.
Javier Rey se?ala recientemente en una publicaci¨®n m¨¦dica (Sobre el papel de los sanitarios en las administraciones p¨²blicas y los mestos, Diario M¨¦dico del 8 de noviembre): "La obtenci¨®n del t¨ªtulo de especialidad citado s¨®lo va a contribuir a potenciar una v¨ªa esp¨²rea de control de acceso a las administraciones sanitarias por quienes est¨¢n patrocinando esta forma de titulaci¨®n".
Aunque, como dicen Bolumar y Alvarez-Dardet, "lo mejor no es enemigo de lo bueno", s¨ª lo es de lo corporativo y de lo excluyente. Las limitaciones de la v¨ªa de incorporaci¨®n a la especialidad, que ellos juzgan si no ¨®ptima s¨ª la mejor, son tan graves que ya ha prescindido de la rica experiencia y la formaci¨®n de m¨¢s del 61% de los m¨¦dicos que trabajan en salud p¨²blica. Entre ellos, los cooperantes que se ocupan de programas de sida o han organizado el Ministerio de Salud de Bolivia, los t¨¦cnicos que desde los ayuntamientos ense?an educaci¨®n sexual a nuestros j¨®venes, los que planifican y gestionan los servicios sanitarios o muchos docentes de salud p¨²blica en las universidades. Ni la sociedad espa?ola, ni los profesionales de salud p¨²blica se merecen esto.
Parece ineludible que todos los m¨¦dicos espa?oles tengan un t¨ªtulo de especialista, y hay m¨¦dicos de salud p¨²blica que consideran que m¨¢s vale aceptar lo que se ofrece que perder una oportunidad. Sin embargo, es indispensable que los ministerios de Sanidad y Educaci¨®n adopten ya una soluci¨®n que supere los intereses corporativos de los que gobiernan la especialidad de medicina preventiva y salud p¨²blica, o que establezcan una nueva especialidad capaz de valorar e incorporar a todos los que trabajan en salud p¨²blica.
Bego?a Merino y Karoline Fern¨¢ndez de la Hoz son, respectivamente, presidenta y vicepresidenta de la Coordinadora Estatal de Profesionales de Salud P¨²blica.
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