Hacia una gesti¨®n progresista de los medios en Andaluc¨ªa
Cuando se cumplen diez a?os de nuestra Facultad de Ciencias de la Comunicaci¨®n es buen momento para hacer un repaso de los cambios que en este periodo se han producido en este campo social tan trascendente para la democracia y el bienestar humano.
Nuestro planeta sigue un proceso de globalizaci¨®n, en el que los sistemas de comunicaci¨®n tienen un papel creciente y privilegiado. Pero un papel que demasiadas veces es bastante negativo y realmente muy opuesto a la satisfacci¨®n social. Los medios de masas cada vez est¨¢n m¨¢s al servicio de los grandes capitales y del proceso legitimador que envuelve al neoliberalismo, mientras que la aparici¨®n de otras redes alternativas a¨²n no es lo suficientemente potente como para compensar el poder omn¨ªmodo de los medios privados. O dicho en las palabras de Vidal Beneyto, que a¨²n no terminan de librarse de la contradicci¨®n fundamental entre el derecho de los m¨¢s a dirigir y el derecho de los menos a participar, entre pluralismo y eficacia, entre espontaneidad y gobierno.
Se habla efectivamente de un mundo globalizado gracias a la comunicaci¨®n y a la tecnolog¨ªa, pero se olvida con insensata frecuencia que el 65% de la poblaci¨®n mundial no ha hecho nunca una simple llamada telef¨®nica, lo que muestra a las claras la necesidad de disponer de nuevos instrumentos de acceso a la comunicaci¨®n, imprescindibles si se tiene en cuenta que sin ¨¦sta no hay hoy vida humana en libertad.
La comunicaci¨®n sigue sin ser realmente la puesta en com¨²n que su propio nombre expresa, pues predomina la transmisi¨®n unilateral, el in-formare, la pura y simple imposici¨®n de formas y contenidos, que no es otra cosa que la negaci¨®n de la comunicaci¨®n misma.
No puede decirse que estos a?os hayan sido los de la suficiente democratizaci¨®n de la comunicaci¨®n. Las mujeres a¨²n no ocupan en la organizaci¨®n de los sistemas comunicativos y en la definici¨®n de sus estrategias el papel relevante que deber¨ªa corresponderle. Y grupos sociales, incluso pa¨ªses o regiones enteras del planeta quedan fuera del mercado, ¨²nico espacio al que hoy d¨ªa se reduce la pr¨¢ctica comunicacional m¨¢s relevante.
E igual podr¨ªa decirse del necesario control ciudadano de los procesos de comunicaci¨®n. Casi nada se ha avanzado en Espa?a, pues s¨®lo muy contadas autonom¨ªas disponen de una instituci¨®n tan primariamente democr¨¢tica como los consejos del audiovisual. Sea cual sea su color, los poderes pol¨ªticos deber¨ªan estar dispuestos a promover la participaci¨®n de la ciudadan¨ªa y fomentar el pluralismo de los medios de comunicaci¨®n.
La basura comunicativa sigue siendo demasiadas veces la producci¨®n comunicativa predominante, la comercializaci¨®n espuria y la mercantilizaci¨®n abusiva son rasgos desgraciadamente distintivos de casi todos nuestros medios televisivos y la concentraci¨®n de la propiedad sigue avanzando. Hace unos a?os, el profesor Enrique Bustamante public¨® Los amos de la informaci¨®n en Espa?a. Hoy podr¨ªa escribir sucesivas ediciones en las que seguir¨ªan apareciendo muchos de los nombres, de los grupos y, por supuesto, de los efectos negativos de la misma. De hecho, durante el gobierno del PP se han agravado considerablemente los procesos de concentraci¨®n. S¨®lo hace unas semanas, se utilizaba la v¨ªa torticera de la Ley de Acompa?amiento de los Presupuestos del Estado para permitir que un s¨®lo propietario pueda controlar el 100% de las acciones de una cadena de televisi¨®n privada, eliminando el tope del 49% vigente desde 1998.
Es una necesidad imprescindible para fortalecer nuestra democracia que se avance hacia la consolidaci¨®n del audiovisual como un sistema plural, no manipulable, y que en lugar de envilecer culturalmente enriquezca a la ciudadan¨ªa.
Si Espa?a en general necesita un Pacto de Estado para garantizar el pluralismo y el valor social de la comunicaci¨®n, Andaluc¨ªa no puede ser ajena a estos procesos y debe dar ejemplo de una gesti¨®n progresista de nuestros medios de comunicaci¨®n y de su control. Nuestra televisi¨®n p¨²blica muestra una pol¨ªtica de programaci¨®n que lleva a desaprovechar el necesario papel de los medios p¨²blicos como impulsores plurales de la modernizaci¨®n.
Desde luego no depende s¨®lo de eso, pero si hay algo importante para que podamos conquistar nuevos escenarios de comunicaci¨®n en libertad es que en centros universitarios como nuestra Facultad de M¨¢laga predomine el esp¨ªritu cr¨ªtico, que desaparezca el miedo a poner patas arriba, en expresi¨®n de Eduardo Galeano, los poderes que niegan la pluralidad y la creaci¨®n libre. Y, desde luego, que aqu¨ª se formen nuevas generaciones de operadores libres, solidarios y dispuestos a poner su inteligencia creativa al servicio de los sectores sociales que m¨¢s lo necesitan, los que ahora est¨¢n realmente enajenados de los medios de comunicaci¨®n y a veces de la comunicaci¨®n misma.
Emelina Fern¨¢ndez Soriano es profesora titular de la Facultad de Ciencias de la Comunicaci¨®n de M¨¢laga.
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