"En Am¨¦rica' ha superado una guerra, un accidente de tr¨¢fico y un c¨¢ncer"
M¨¢s de ocho a?os tard¨® Susan Sontag (Nueva York, 1933) en sacar adelante En Am¨¦rica (Alfaguara). Se le cruzaron una guerra (la de Bosnia), un accidente de tr¨¢fico y un c¨¢ncer. "Es una novela indestructible", afirma. Y muy interesante, tanto en el argumento como en la forma. Narra la vida de Maryna, una actriz polaca de mediana edad que, a finales del siglo XIX, decide un cambio radical de vida y arrastra a los suyos (su marido, Bogdan; su hijo Piotr; su enamorado, Ruszyard) a vivir en un falansterio (las comunas de comienzos del XIX) en California. Las cosas no funcionar¨¢n como ellos preve¨ªan y Maryna emprender¨¢ una triunfal carrera art¨ªstica. La novela se abre y se cierra con un mon¨®logo. El cap¨ªtulo cero tiene algo de autobiogr¨¢fico y es tambi¨¦n una lecci¨®n de c¨®mo un escritor se mete en una historia de ficci¨®n.
"Mi anterior novela era m¨¢s brillante; ¨¦sta es m¨¢s sutil, m¨¢s interior. He cambiado"
"Durante a?os pens¨¦ en cambiar de vida. Quer¨ªa irme a China a trabajar de m¨¦dica"
Pregunta. ?Cu¨¢nto hay de biograf¨ªa en esta novela?
Respuesta. No soy una escritora autobiogr¨¢fica. No me interesa contar mi historia de un modo directo, aunque a veces, evidentemente, mi vida se filtra en la ficci¨®n. Acab¨¦ El amante del volc¨¢n en febrero de 1992 y empec¨¦ esta novela en septiembre. En abril de 1993 fui a Sarajevo por primera vez. Signific¨® sacrificar la novela, porque all¨ª me result¨® imposible escribir. Luego decid¨ª volver a Bosnia, segu¨ª yendo y haciendo proyectos hasta el final del asedio en 1995. Durante dos a?os no pude trabajar en el libro. S¨®lo hab¨ªa escrito el cap¨ªtulo cero y parte del primero y, despu¨¦s de la experiencia de Bosnia, que me alej¨® de la escritura, pens¨¦ que no podr¨ªa recuperar En Am¨¦rica.
P. Pero la recuper¨®.
R. S¨ª, la volv¨ª a empezar, pero a¨²n estaba obsesionada por Bosnia; por eso decid¨ª a?adir unas referencias en el cap¨ªtulo cero, algo de lo que all¨ª viv¨ª. Quer¨ªa llamar la atenci¨®n sobre el tema de Bosnia.
P. ?Por qu¨¦ ese deseo de Maryna de cambiar radicalmente de vida?
R. Ella se siente muy libre en Polonia, porque es una hero¨ªna nacional, pero est¨¢ atravesando una crisis personal. Es ese tipo de crisis de la mediana edad. Tiene 35 a?os, porque en aquella ¨¦poca se consideraba que a los 70 ya se hab¨ªa pasado la vida. Es la edad que utiliza Dante en La divina comedia cuando habla de la mitad de la vida. Si hubiera situado la historia en la actualidad, la edad adecuada hubiera sido entre 45 y 50 a?os.
P. Y decide cambiar de vida y¨¦ndose a Estados Unidos.
R. Todo el mundo pensaba que Am¨¦rica era el lugar ideal para empezar una nueva vida, pero ella no va al Nuevo Mundo por las mismas razones que la mayor¨ªa, que quer¨ªan cambiar para mejorar sus condiciones de vida o porque hu¨ªan de una persecuci¨®n pol¨ªtica y quieren ser libres. Es la idea de que en Am¨¦rica se puede cambiar la vida como se cambia uno de ropa. Es una fantas¨ªa.
P. ?Ha tenido usted tambi¨¦n la fantas¨ªa de cambiar de vida?
R. S¨ª, la tuve durante muchos a?os. So?aba con cambiar mi vida completamente, convertirme en otra persona. Por ejemplo, irme a vivir a Jap¨®n, pero no como turista, o a Hong Kong, y luego irme a China y trabajar all¨ª como m¨¦dica.
P. Los personajes de su novela reflexionan mucho sobre la posibilidad de cambiar. Uno asegura que todos somos prisioneros de aquello en que nos hemos convertido; otro, que s¨®lo se es lo que se cree ser; tambi¨¦n hay quien dice que no es posible cambiar de vida.
R. Ah¨ª est¨¢ precisamente el quid de la novela. Muchos creen que trata de un viaje tras el mito americano.
P. ?Existe el sue?o americano?
R. Creo que el secreto est¨¢ en que Am¨¦rica representa todas las fantas¨ªas, fantas¨ªas que yo no comparto. Casi nadie piensa en cambiar de vida en Brasil o en M¨¦xico, ?por qu¨¦? Quiz¨¢ porque Estados Unidos es protestante y de M¨¦xico para abajo son cat¨®licos, y no me refiero a la religi¨®n exclusivamente, sino a un concepto amplio de cultura. La violencia norteamericana tambi¨¦n puede inducir la idea de que es posible volver a empezar.
P. Hay muchas armas en su pa¨ªs.
R. El derecho a la violencia puede ser interpretado como parte de la libertad.
P. El teatro y Shakespeare, sobre todo, ocupan buena parte del libro.
R. Yo era una ni?a muy solitaria, iluminada por la lectura, aunque tambi¨¦n me gustaba jugar a qu¨ªmica en el garaje. A los ocho y nueve a?os le¨ª todo Shakespeare en voz alta. Nunca lo hice en teatro, pero me es muy f¨¢cil identificarme con el actor.
P. El mon¨®logo shakespeariano que cierra el libro es soberbio.
R. Es una par¨¢bola de c¨®mo te inventas una historia. Tengo una idea..., una idea que me gustar¨ªa que se convirtiera en realidad: llevar al teatro los dos mon¨®logos de En Am¨¦rica con aquel tan genial de Strindberg en que dialogan en un restaurante dos mujeres, la esposa y la amante. Creo que ser¨ªa estupendo.
P. En su novela hay tambi¨¦n una reflexi¨®n sobre la literatura y la escritura. ?Es una osad¨ªa decir que es mucho mejor que su anterior libro, El amante del volc¨¢n?
R. El amante... era m¨¢s brillante, m¨¢s de fuegos de artificio; ¨¦sta es m¨¢s sutil, m¨¢s interior. Creo que a partir de El amante del volc¨¢n empez¨® una transformaci¨®n en m¨ª.
P. ?C¨®mo fue?
R. Escrib¨ª El amante... en dos a?os y medio, trabajando todos los d¨ªas. No hice nada m¨¢s. En cambio, con En Am¨¦rica he estado m¨¢s de ocho a?os. Primero, la interrump¨ª por Sarajevo; despu¨¦s, sufr¨ª un accidente de tr¨¢fico. Me romp¨ª 14 huesos, fueron fracturas sencillas, pero me tuvieron seis meses en una silla de ruedas y, adem¨¢s, como me daban morfina para el dolor, no ten¨ªa la cabeza para nada. Y cuando estaba en el antepen¨²ltimo cap¨ªtulo descubr¨ª que ten¨ªa un c¨¢ncer. No se me repiti¨® el que tuve antes, fue uno nuevo. As¨ª que me pas¨¦ otro a?o entre cirug¨ªa, quimioterapia... Esta novela ha sobrevivido a una guerra, a un accidente y a un c¨¢ncer. Es indestructible. Resulta casi c¨®mico, pero estoy encantada de haber escrito este libro.
Babelia
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