La democracia como simulacro
El PNV pretende modificar la ley electoral de ?lava seis meses antes de la celebraci¨®n de los pr¨®ximos comicios locales para conseguir as¨ª que los diputados forales no sean designados por ciudadanos sino por hect¨¢reas: la resistencia de la actual Diputaci¨®n presidida por el PP a los planes del lehendakari Ibarretxe explica ese atentado contra las reglas del juego. Dentro de la estrategia nacionalista orientada a socavar los usos y las pr¨¢cticas democr¨¢ticos, el portavoz nacionalista Rubalkaba la ha empredido tambi¨¦n contra la libertad de expresi¨®n y ha confesado la felicidad que le producir¨ªa la desaparici¨®n de RTVE, Tele 5 y Antena 3.
En cambio, el lehendakari Ibarretxe sigue alardeando del car¨¢cter impecablemente democr¨¢tico de su propuesta de un nuevo Pacto Pol¨ªtico de libre asociaci¨®n y soberan¨ªa compartida del Pa¨ªs Vasco con Espa?a. Sin embargo, el sof¨ªstico planteamiento de Ibarretxe esconde bajo la piel de cordero democr¨¢tica un irredentismo territorial s¨®lo realizable de forma autoritaria. Seg¨²n el presidente del PNV, bastar¨ªa con que el 50,01% de los participantes en el anunciado refer¨¦ndum de autodeterminaci¨®n, convocado sin respetar los tr¨¢mites procesales establecidos por la Constituci¨®n de 1978, se pronunciara a favor de la propuesta soberanista para que la consulta cumpliera a la perfecci¨®n los requisitos de la teor¨ªa de la democracia. Ahora bien, la regla de la mayor¨ªa absoluta en los reg¨ªmenes democr¨¢ticos resuelve conflictos de intereses y de poder susceptibles de recibir otras soluciones alternativas en el futuro pero no vale para adoptar decisiones irreversibles contra los sentimientos y la voluntad de casi la mitad de la poblaci¨®n, conminada a la expulsi¨®n o a la marginaci¨®n y amenazada por la limpieza ¨¦tnica. El Tribunal Supremo de Canad¨¢ se ha pronunciado de forma inequ¨ªvoca al respecto: para satisfacer los requisitos constitucionales y democr¨¢ticos, el refer¨¦ndum de independencia de Quebec deber¨ªa formular una pregunta clara, ser aprobado por una mayor¨ªa cualificada (no simplemente absoluta) y constituir el punto de arranque (caso de salir victorioso) de futuras negociaciones con la federaci¨®n.
Pero adem¨¢s de negar al resto de los espa?oles la posibilidad de pronunciarse de forma operativa sobre el futuro del Pa¨ªs Vasco, y de imponer tambi¨¦n -dentro de las fronteras de la comunidad aut¨®noma- la voluntad de los vascos nacionalistas sobre los vascos sin adscripci¨®n nacionalista, la estrategia del PNV aspira a vaciar por dentro el contenido de las instituciones representativas. Ning¨²n sistema democr¨¢tico puede funcionar si los representantes y los militantes de los partidos de la oposici¨®n est¨¢n expuestos como en el Pa¨ªs Vasco a ser asesinados mientras el Gobierno vasco, libre de amenazas, renuncia a asumir como tarea prioritaria la persecuci¨®n de los terroristas, se opone a la ilegalizaci¨®n del brazo pol¨ªtico de ETA y comparte los fines irredentistas con el nacionalismo radical. La equiparaci¨®n establecida por el presidente del PNV entre los vascos sin adscripci¨®n nacionalista y los portugueses residentes en Luxemburgo o los alemanes avecindados en Mallorca anuncia que el censo electoral de la futura Gran Euskal Herria ser¨ªa un registro voluntario integrado s¨®lo por los nacionalistas.
Entretanto, el PNV se limita a poner en marcha la modificaci¨®n de la ley electoral de ?lava -la provincia traidora a la propuesta de Ibarretxe- a fin de arrebatar en los comicios de mayo de 2003 la presidencia de la Diputaci¨®n Foral al PP y entreg¨¢rsela a los nacionalistas: el truco ser¨ªa sustituir las tres circunscripciones actuales por otras siete en perjuicio de Vitoria que -con el 77% de la poblaci¨®n alavesa- hoy tiene 39 de los 51 esca?os del Parlamento foral. Desde que Elbridge Gerry -gobernador de Massachusetts y luego vicepresidente de Estados Unidos- inmortalizase hace dos siglos sus pr¨¢cticas marrulleras con las circunscripciones, nunca han faltado jugadores de ventaja dispuestos a cambiar las reglas de la partida cuando ten¨ªan malas cartas: es necesario reconocer que pocas veces se hab¨ªa empleado tanto descaro y desverg¨¹enza para esas trampas de fulleros. Pero el fin justifica los medios: el objetivo pol¨ªtico del PNV con esta descarada maniobra es impedir que la Diputaci¨®n de ?lava siga oponi¨¦ndose al pacto pol¨ªtico de Ibarretxe.
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